Había sido costumbre en Venezuela que después de las elecciones presidenciales el pueblo esperaba impaciente tanto por los cambios de gabinete (alrededor de 12 o 13 ministros) y del anuncio de los primeros 100 días de gestión gubernamental. Se suponía que el nuevo equipo en el gobierno cambiaría el curso de la gestión anterior, para mejorar, claro está. Hoy día con la continuidad de los mismos actores en la gerencia gubernamental las expectativas de la población se han venido a menos. Han perdido las esperanzas hasta de vida. Sin duda que el caso Venezuela no es fácil de analizar ya que un gobierno como el actual que ha sucumbido en una crisis sistémica, con tendencia a la profundización de la misma y con un rechazo generalizado de la comunidad internacional, el único trofeo que muestra es el de sus "victorias" electorales. Allí son unos verdaderos campeones. Aprendieron de la derrota que les propinó la oposición el 6/12/15. El presidencialismo o deseos reprimidos de llegar a la silla de Miraflores pudieron más que el haber alcanzado la silla de la Asamblea Nacional. Ese fue el principio del fin. Aún vivíamos bañados por la mentira de los petrodólares lo que permitió al gobierno enfocarse en lo político a la par que se profundizaban los niveles de corrupción ante la mirada indiferente y complaciente de otros organismos del estado y "dirigentes honestos" de la revolución. La oposición se montó en el proyecto de autodestrucción masiva y tomó los atajos de las guarimbas y demás políticas erráticas que llevaron al pueblo paciente, al de a pie, a los brazos del carnet de la patria, de la vida fácil, de la mentira despiadada.
El esquema diabólico se profundiza. El presidente-candidato obtiene el "triunfo" sin siquiera reconocer la intensidad de la crisis sistémica y ni siquiera mencionar una sola propuesta de cambio o de reconducción de la crisis "inducida", pero, crisis al fin. Nada, sólo enroques en su gabinete achacándole, sin decirlo, los errores a los militares en el ejercicio del cargo que ostentaban. Ante la terrible crisis existencial de PDVSA, sólo expresiones de sus "dirigentes" o trabajadores, tales como ¡Patria, Socialismo o Muerte! Y mucha ¡Lealtad al Comandante Presidente! Pero de los embargos, producción, desmantelamiento de las plantas por hurtos, deserciones, gerencia, ¡Nada!
El esquema de la oposición diabólica abstencionista quedó al descubierto con propuestas como las del Padre Ugalde o las del Padre Pedro Freites, o de los "dirigentes" de los "principales" partidos opositores quienes en cruce demente de expresiones demostraron que no elaboraron plan alternativo alguno para después del 20 M y que sólo deseaban la continuidad del gobierno antes que una victoria de Henry Falcón por falso, chavista y pare usted de contar. Ahora el Padre Freites se da el tupé de proponerle al Dios Almagro, la conformación de un gobierno cívico-militar y el Padre Ugalde lanza 3 ideas locas para comenzar el dialogo entre ellos, los sordos.
Ahora, yo, simple ciudadano de esta tierra de Bolívar, propongo que ya que esos factores se empecinaron en darle un triunfo a Maduro, que esperemos con paciencia cívica los primeros 100 días de gobierno de Nicolás Maduro Moros que ya comenzaron, él mismo lo entiende así dado el cambio de gabinete y el nuevo rumbo que propone con juramento y todo. De continuar profundizándose la crisis y si es que llegamos vivos a los 100 días, no tendrá el Sr Maduro otra opción más que RENUNCIAR como acto de buena voluntad a los sobrevivientes de esta República, refugiarse en la parroquia El Valle de Caracas, donde pudiera esperar otra oportunidad como lo hicieron los sandinistas con Daniel Ortega a la cabeza, por cierto, hoy a punto de ser descabezado.
A la par propongo a todos los luchadores sociales, partidos políticos, estudiantes, iglesias, colegios profesionales que bajemos a construir espacios de discusión y lucha, para, llegado el momento, no nos pase lo mismo que ha venido sucediendo tanto con el gobierno como con los "radicales" abstencionistas que no tenemos hoja de ruta que trazarles.