El asedio del imperio, su reflejo en nuestra durísima cotidianeidad y lo penoso que ha resultado enfrentar práctica y psicológicamente esta situación nos obliga a replantear la lucha que venimos dando para culminar nuestro truncado proceso de independencia.
Nos obliga, como dijera el Comandante Chávez, a reconocer lo que fuimos y lo que somos para poder marchar con pie firme hacia lo que queremos ser. Nos obliga a comprender y superar la situación de dependencia cultural y económica que facilita los ataques externos y nos dificulta atender con soluciones propias los problemas internos que estos generan. Tarea irrealizable si no damos un viraje ya en esa dirección.
Viraje que, en lo que respecta a la segunda línea de acción definida por el presidente Nicolás Maduro –la económica-, ha sido planteado parcialmente en las propuestas monetarias, cambiarias y tributarias contenidas en el documento colectivo "Recomendaciones para Atender la Coyuntura Económica y Marcar un Nuevo Rumbo de la economía venezolana".
Viraje que, tal como se señala en el mismo documento, requiere de medidas adicionales para enfrentar la dependencia en otras áreas directamente relacionadas con nuestra economía como la científica y tecnológica, núcleo central de nuestra subordinación al imperio y sus aliados.
Dependencia que ha implicado la adopción indiscrinada de conocimientos generados en los países "desarrollados", la orientación de la investigación que se realiza en el país hacia temas no prioritarios para nosotros pero si relevantes entre la comunidad científica "internacional" y la importación crónica de tecnologías, duras y blanda, generadas con base en el desarrollo de las fuerzas productivas y en las necesidades de los países dominantes. Incluyendo la necesidad de mantenernos sometidos para disponer libremente de nuestros recursos y vendernos todo tipo de mercancía a su conveniencia.
Ventas que, en el caso de las maquinarias y equipos, suelen ser solo la punta del iceberg. Pues suelen venir acompañadas de endeudamientos altamente condicionados; de la adquisición forzada de patentes, insumos y equipos conexos y a veces innecesarios; de limitaciones a la producción y a los precios; de la delimitación de mercados; del cobro de porcentajes sobre el valor de la producción, el valor agregado y las propias ventas; etc.
Medidas leoninas (fuentes de todo tipo de corrupción) que llevaron a los gobiernos desarrollistas a imponer la costumbre de convertir los contratos de las empresas públicas en "secretos de estado", a asumir gran parte de los costos de la dependencia tecnológica del sector privado y a permitir a los empresarios trasladar los demás costos a los consumidores.
De allí la necesidad de conocer en detalle los las limitaciones y fracasos de las políticas científicas, tecnológicas, productivas, comerciales convencionales para no repetir errores.
De allí la necesidad de dar trasparencia a todo tipo de convenio que comprometa el patrimonio de los venezolanos.
De allí la necesidad de aprovechar el boicot del gran capital para mirar hacia adentro y reactivar nuestra producción de conocimiento y nuestra economía en función del Buen Vivir de la población.