Cuando Chávez llegó al poder tenía una forma de subir los brazos y con el puño izquierdo golpeaba la mano derecha. Pues, este mensaje fue convertido en matriz de opinión entre sus adversarios y lo consideraban violento, algo así como un llamado a la confrontación. Y así por el estilo, y por mucho tiempo la gente permanecía atenta a cada movimiento de Chávez para sacarle punta; pero lo que no se sabía, pero se intuía era que dentro de las mismas filas del chavismo quienes habían resultado electos como diputados o en cualquier cargo público, llevaban su procesión por dentro, y hoy reconocen, después de muerto Chávez, que había cosas que decía el presidente que no les gustaba, por lo que cada quien asumía en su subjetividad tal detalle hasta el día de hoy que lo manifiestan o lo confiesan; o si lo manifestaron en su momento nadie les hizo caso, porque entonces el barril de petróleo estaba a 130 dólares.
Pero tal confesión no es necesaria si uno como televidente, vio las cadenas que hacía Chávez, o su programa "Aló, presidente", y como observador se percató, en parte, a través del rictus en la cara de muchos que estuvieron cerca del comandante, que no todo lo que decía caía bien a esos seguidores. En efecto, los aplausos como reflejos condicionados eran resultado del énfasis que hacia el presidente de cualquier situación importante del momento.
Para entonces yo decía a mi esposa; "Mírale la cara que puso el diputado tal, cuando Chávez dijo..., mira la arrugó" pero cuando se daba cuenta de que estaba siendo tomado por la cámara, pelaba los ojos hacia donde estaba el monitor y comenzaba a aplaudir, como para que quedara testimonio de que si aplaudió cuando Chávez dijo lo que dijo.
Todavía es así. La cámara a veces nos muestra las reacciones de los ministros, diputados, gobernadores o alcaldes que en sus caras se nota demasiada expresividad y que los delata cuando algo no les cae bien; pero para eso está allí la televisión y sus camarógrafos que son expertos también en descubrir esos detalles y se hacen persistentes con diferentes tomas. Por ejemplo, durante el reajuste ministerial reciente, a través de las cámaras de televisión se evidenciaba cierto disgusto en las caras de muchos de los presentes en el sitio en donde se realizó el acto, y cuando leo hoy el artículo en Aporrea de Earle Herrera, "Potencia" corroboro que así fue, por los comentarios realizados por el citado autor.
Se entiende, en su planteamiento, que duda de que podamos ser potencia en cualquier cosa, si no hay eficiencia en sus líderes y si además de eso, existen ministerios que no hacen nada por hacer realidad lo planteado por Chávez respecto a la Venezuela potencia" que quería, porque son dirigidos por personas sin conocimientos sobre el tema. ¿Podemos aspirar a ser un país potente? Puede ser la pregunta que se haga Earle al observar la realidad.
Creo que no había más que buscar en ese artículo. Identificar el momento en que bate las palmas y por qué: "...cuando el presidente Chávez sentenció "eficiencia o nada". O la vez que una duda fugaz lo asaltó y dijo: "a veces me provoca eliminar el ministerio de las comunas", delata a Earle en cuanto muestra las razones que lo condujeron a escribirlo; a esto se agregan su preferencia por "la geometría del saber" que entiendo es la importancia que tiene el conocimiento si va a ser utilizado en el área específica de algún ministerio, y cuando remata con lo de "Zapatero a sus zapatos" que indica que cada ministerio debe ser dirigido por quienes tengan el perfil requerido según los objetivos del mismo. Así lo entendí, digo yo...no sé...
En fin, Earle como la chicharra, no aguantó más, y reventó.