"Nosotros no andamos chillando, no. Los verdaderos combatientes no chillan; combaten y pujan. Nosotros pujamos, nosotros lloramos, sí, pero sobre todo amamos inmensamente lo que hacemos. Es el amor que reina en nuestros corazones, en nuestras acciones, en el cada día que batallamos. No queremos tregua"
Hugo Chávez
A partir de un pensamiento como ese, expresado por un hombre que tal vez, le haya tocado tomar decisiones de vida o muerte, emprender tareas que culminaron en actos trascendentes de independencia y revolución, de transmisión a otros que le acompañaron, de esa fuerza que motorizaba acciones por la causa de la humanidad, el reconocimiento sin tapujos; de la condición humana del sentimiento y la necesidad espiritual de profesar el amor como justificación de la lucha por un mundo mejor.
Tal vez, desde esa perspectiva podamos comprender lo que se siente al visitar el cuartel de la montaña, una especie de fuerza que invita a comprometerse, que incita a fugaces planes de levantar la voz contra lo que no está bien, de seguir un ejemplo encomiable de entrega y desprendimiento, de unirse al clamor general; por acciones para retomar el camino de una revolución en la que el pensamiento y la acción, se dirijan al rescate de lo nuestro, al impulso vigoroso de nuestra herencia heroica, pletórica de actos de patriotismo y conciencia.
El contacto con un escenario de esas características, la carga conceptual desarrollada en el CFI y el rol de investigadores, se conjugan para tratar de interpretar el significado de emociones, que confluyen en un acto colectivo de solemnidad y respeto por quienes se atrevieron a tanto, por quienes lograron abrir alamedas por donde transitamos los que sentimos a la patria hasta en las vísceras, los que no pedimos tregua en la batalla diaria por aportar voluntad y capacidad, los que no descansan en el intento de ver florecer en la patria de bolívar, un sistema que brinde la mayor suma de felicidad al pueblo.
Ir a ese espacio, implica prepararnos para un encuentro con la historia más reciente de nuestro país, con la certeza de estar siendo parte de ella, con el deseo interno de ratificar un juramento personal con la defensa de la vida y la continuación de un camino iniciado hace mucho tiempo, cruzan por nuestras mentes, escenas, frases, vivencias, al lado de un hombre, que supo cumplir el papel que le asigno el tiempo histórico, la rebeldía tal vez sea uno de los rasgos más característicos de quien reposa en el mismo sitio, desde donde se proyectó como responsable de una acción que termino siendo un sacudón al cuerpo moral de la nación, que en ese momento yacía aletargado frente a la actuación impune de grupos que usufructuaban el poder y la estructura del estado como negocio familiar.
Es inevitable que los cuatro elementos representados en la obra de Fruto Vivas, como homenaje póstumo, no se conviertan en fuerza espiritual para que las palabras "les propongo seguir luchando", escritas en el epitafio, ejerzan una extraña influencia que eriza la piel y aguarapan los ojos y la firmeza en la voz de mujeres que hacen guardia, inmóviles junto al sarcófago, nos recuerde que, frente a los intentos por volvernos a someter, solo queda una recomendación, la cual; parece más un mandato de la conciencia y del deber "UNIDAD, LUCHA, BATALLA Y VICTORIA" para seguir teniendo patria.
Guardamos desde hace mucho un sabor amargo dejado por las traiciones, marca indeleble que identifica cada acto de rebelión y rescate de la dignidad, hemos buscado en cada trayecto de la historia, romper con la dominación y la representatividad castrante, que nos ha conducido a la desvalorización de nuestro gentilicio y la carga genética, de hombres y mujeres en disposición plena para entregar la vida si es necesario por la causa superior de la libertad. Así entendemos la acción de Chávez, y la de FABRICIO, y la de CASTRO, y la de ZAMORA, y la del PADRE LIBERTADOR, todas; en una sola línea histórica.
Es esa línea, retomada por hombres y mujeres, que; logrando comprender la importancia de la participación activa en los procesos correspondientes, se erigen como protagonistas de su tiempo, como referente insoslayable de lo que toca hacer, cuando las circunstancias apremian de acciones, que nos hagan despertar, eso lo sentimos y lo vivimos al visitar el cuartel de la montaña, enclavado en un cerro de caracas, rodeado de pueblo, con un significado mucho mayor que ser un sitio turístico, con la carga amorosa de representar otro episodio de la lucha del pueblo por librarse de la propaganda embrutecedora, alienante y desnaturalizante que usa todos los métodos existentes para someternos.
Será difícil que los encargados de torcer la historia y acomodarla en función de sus intereses, puedan obviar o minimizar un legado, que a todas luces nos pertenece como clase, que, siendo protagonistas de primera línea, estamos en disposición permanente de defender y preservar esta parte de la historia que consideramos nuestra, por esas y otras razones volveremos siempre, para recargarnos de conciencia, para ratificar el compromiso de continuar identificando al enemigo de la gran obra emancipadora y a quien le hace el juego sirviendo de malinche, para inflamar de sentimiento patrio nuestros corazones y hacer del "POR AHORA", razón constante de búsqueda incansable de mejores condiciones.
Volveremos cada vez, en la convicción renovada que no has muerto, y permanecerás en la mirada de los niños, en el llanto de la madre y en la esperanza de la juventud, que nacida al calor de mil batallas, poco a poco va entendiendo, lo preciado de tu obra, y la importancia de ser cultos para ser libres. Gracias Comandante Chávez.