Desde 1960 hasta el 2006 los presidentes venezolanos fueron electos empáticamente, Carlos Andrés Pérez, Caldera y Chávez (entre otros) supieron legitimar discursos cónsonos con la realidad, con lo que el pueblo quería escuchar, con lo que quería se hiciese realidad, los resultados ya los conocemos. Luego en 2012, 2013 y 2018 las presidenciales fueron una imposición de una élite cívico-militar que, como confesara Jorge Giordani y la flagrancia lo corrobora, los resultados electorales han sido una imposición por parte de quienes utilizan discrecional e ilegalmente los recursos e instituciones del estado a beneficios particulares, la democracia perfectible dejó de existir.
La Venezuela de hoy está a un paso de lograr la transformación más grande de su historia, solamente comparable con la gesta independentista lograda por nuestros próceres hace 200 años, el pueblo, quien repudia casi unánimemente los controles, racionamientos, las limitantes/condicionantes a sus libertades/derechos, que sabe quiénes son los verdaderos culpables a pesar de la férrea campaña mediática que trata de manipularle, está solo a la espera de un liderazgo que sepa acoplarse a esa querencia, pero también que permita a los venezolanos visualizarse en ella… confianza y credibilidad son las palabra claves.
Ese es el gran temor del régimen, que algún líder opositor (partidista o no) surja entre las ruinas de este país en destrucción, por ello enciende las alarmas, las in crescendo protestas gremiales, sectoriales y comunitarias son un caldo de cultivo para ese liderazgo, sin mencionar la oposición orgánica, no olvidemos en política nadie muere hasta que lo haga físicamente, Ramos Allup y Ledezma son un buen ejemplo de renaceres políticos recientes, en otra oportunidad hablaremos de ellos. Un dato importante; así como lo hiciese Leopoldo López mientras estuvo inhabilitado, María Corina Machado recorre el país desde sus cimientos, parece ser la única que ha comprendido la necesidad de consolidar un liderazgo asertivo, empático y con la valentía que requiere la gesta.
El liderazgo que enfrente al chavismo no debe ser dubitativo, debe estar extremadamente claro en el mensaje hacia el pueblo y hacia la comunidad internacional, debe hacer su propia agenda escapando a los libretos que impone el régimen y hasta el momento ha mordido la oposición a su entera satisfacción. El liderazgo que necesita el país debe comprender la necesidad de superar las excluyentes gríngolas partidistas, debe amalgamar los gremios, sectores, a los venezolanos de a pie.
De lo dicho, resaltamos la irreemplazable necesidad de no caer en los guiones del gobierno ¡Ello es vital! el liderazgo que amerita Venezuela no debe perder de vista lo que el pueblo pide a gritos; El cese de la inflación, escasez, que la inseguridad y la corrupción sean derrotadas, un gobierno que garantice a los venezolanos el pleno disfrute de sus libertades y derechos, sin racionamientos, controles ni condicionantes, que afiance el desarrollo país con venezolanos, no con gobiernos de otros países como supuestos "motores" que han nacido fundidos por ilegalidades, desidia y desconexión patria. Lo que separa a Venezuela del castrismo reinante al desarrollo es un liderazgo ajustado a la real realidad del país, inteligente, con agallas... y ahora es que los hay.
@leandrotango