Mercaderes de la miseria que en Venezuela gobernaron hasta 1999, por encima de Presidentes electos, seguirán haciendo lo posible e imposible por convencernos que son Angeles de la Guarda, (con perdón de los asexuados personajes de la religión). A manera de ejemplo evoquemos los paqueticos de mantequilla, margarina, detergentes y crema dental, desaparecidos en los últimos años en presentación de pocos gramos, circunstancialmente útiles a la economía familiar.
No existía comida bachaqueada, ni eramos víctimas de guerra económica encaminada a demoler por hambre el modelo socialista. Fueron años de perversidad hasta 1999, bajo la égida demócrata representativa experta en mirar a otro lado pese al robo de elecciones, y que hoy andan casados con el terrorismo magnicida y la violencia comunicacional disimulócrata que se compromete con la oposición.
Vamos rumbo a las dos primeras décadas del socialismo venezolano, al cual describen falsamente en el mundo presentando a Hugo Chávez y Nicolás Maduro como dictadores, promocionando órdenes de USA por la democracia representativa inhumana, invasora, no participativa, engañosa, clasista y racista. Derrotado el salvaje capitalismo, no valen trucos de la dictadura del mercado denunciada por Chávez, gigante dirigente quien nos mostró porqué fuimos el país de mayor consumismo innecesario.
A costa del abandono a sectores populares mayoritarios nos timaron, pero ahora esa población preterida recibe en justicia atención prioritaria, gracias a la venta mundial del petróleo de manera independiente. Piénselo y no se deje engañar, el socialismo siglo XXI es reivindicación histórica posible, que tiene como arma principal la poderosa criptomoneda nacional PETRO.