Al mismo nivel amoral de los delincuentes que quemaron gente viva, destruyeron propiedad pública y privada, quemaron autobuses y ocasionaron luto generalizado, están quienes en el exterior y en su país, han pedido que tropas de varias naciones, vale decir extranjeros, nos invadan. Merecen justo castigo presuntos "hombres y mujeres de negocios" que cierran líneas o disminuyen la cantidad de alimentos en producción, envían a sus casas con pago de sueldo a trabajadores que pierden beneficios válidos por convenios laborales solo si están en actividad permanente. Apoyan acaparamiento, especulación, desabastecimiento y contrabando de extracción a Colombia, Brasil e islas vecinas, venden gran parte de lo que hacen en Venezuela, sin cubrir en primer lugar las necesidades de los habitantes de todo el territorio nacional.
Nos indignan empresarios que desconocen acuerdos con el gobierno socialista para cumplir precios acordados. Asquea comprobar que firman y se lavan la cara con jabón de hipocritocracia, burlándose del Presidente Maduro y del pueblo, pues no han salido de los encuentros y dictan disposiciones destinadas a vaciar anaqueles en sus establecimientos, remarcar precios y actuar ilegalmente. Aprovechan reuniones con el sector oficial, para solicitar sin vergüenza alguna, que sin muchas averiguaciones les aprueben dólares preferenciales. Evidencia la innoble conducta de quienes con disimulo, proclaman su honestidad empleadora..., pero se comportan cual mafiosos.
Estadísticas suministradas al programa "La Hojilla" por trabajadores y dirigentes sindicales, delatan esa clase de "capitanes exitosos" de sus industrias, presumiblemente nacionalistas emprendedores..., y que por ejemplo en empresas hermo, polar y otras de minúscula intención y mayúscula mala fe, así actúan: Inlaca posee según inventario 15 toneladas de producción láctea para abastecernos, pero solo procesa el 1% de leche líquida y en polvo, dando prioridad al yogurt y otros derivados, no contemplados en precios acordados. Giacomelo desapareció su mortadela. Pululan maledicentes empresariales para culpar antes a Hugo Chávez y luego a Nicolás Maduro, son pocos pero influyentes que se la dan de honestos, y deberían ser juzgados por corruptores bandidos.