No puedo callar, bueno en realidad, ninguna persona que se precie de ser revolucionaria de verdad, puede hacer silencio viendo que le hacen daño a la Patria, como intentan destrozar las medidas económicas aplicadas por el presidente de la paz, Nicolás Maduro Moros, por ese desaguadero mafioso que es el mercado Las Pulgas de Maracaibo, estado Zulia.
Igual que siempre aclaro que me referiré a los comerciantes corruptos, bandoleros, no a los honestos merecedores de nuestro apoyo, pero siendo nativo de esa calurosa región, de ese amado municipio, como venezolano, como patriota, quiero decir que me duele en el alma ver que ya en ese mercado arruman los billetes soberanos en sacos y en cajas, para venderlos en Colombia, de la misma forma que hicieron con el bolívar fuerte. Y ninguna autoridad se pronuncia al respecto.
Es inconcebible que se permita de manera impune que un grupo de comerciantes hampones traten de destruir el país, en complicidad con los colombianos santandereanos, esos traidores históricos que odian a Bolívar, mataron a Sucre y que ahora pretenden acabar con el presidente Maduro.
Y eso debe dolernos, además, con respecto de Maduro, no es Maduro que ya como persona, como ser humano, merece respeto, es la majestad, la figura del Presidente de la República Bolivariana de Venezuela electo por la mayoría de nosotros. Cuando ofenden a Maduro ofenden al país. Ofenden a la Patria buena. Ofenden a todo aquel que le dio su confianza en unas elecciones libres y soberanas. Los que amamos a Venezuela debemos sentirlo así. Jamás debemos entregarla similar a esos delincuentes que se van en contra de todo nuestro pueblo, para enriquecer a un grupo de bandidos del narcoestado colombiano. Son unos apátridas.
Similar repudio merece la forma de proceder de los que pueden hacer y no hacen nada en torno de las irregularidades de Las Pulgas, incluyendo los policías y militares que deben mantener el orden; a los que no son funcionarios y ven, saben, y hacen silencio y, por supuesto, a todos los bandoleros que llevan las bolsas de dinero para vendérselas a los mafiosos, que tienen impunemente en ese mercado un vil centro de operaciones.
Maduro no puede ser Presidente ni gobernador ni alcalde a la vez, menos policía y guardia, para atrapar a los bandidos que delante de todo el mundo, delante de ellos mismos como autoridad, arruman las bolsas de dinero soberano desangrando el país. Y no les importa.
¿Será que tendrá que ir Maduro personalmente a intervenir los mercados de Maracaibo? ¿No hay nadie más? No puede ser. Y lo que planteo de Las Pulgas, vale para Las Playitas, Santa Rosalía, Periférico La Limpia, Altos de Jalisco, Mercamara, en el municipio San Francisco, famosos casi desde sus inicios por el contrabando de camiones con alimentos a Colombia. Y nunca los tocaron. Ni saliendo del mercado, donde hay control militar y policial, ni en la vía a la frontera.
En Las Pulgas está el epicentro de los desafueros económicos que buscan dar al traste con la revolución bolivariana. Se ciñen a las directrices de Maicao, Colombia, y de allí vienen decisiones como no recibir el billete de baja denominación, afectando a la población zuliana en general, debido que, al no recibirlo el mercado más importante de nuestra región, no le sirve a ninguna persona, porque sencillamente no se lo aceptan los transportistas, el taxista, el cauchero, el cafesero, el zapatero, ni el señor del abasto, en fin, no lo acepta nadie.
Lo mismo ocurre con el dinero plástico. De Las Pulgas sale el perverso negocio de vender a un precio bajo con el efectivo, y vender a un precio elevado con la tarjeta de débito. Prácticamente una extorsión. Colocan el precio acordado al producto, incluso, más bajo, para hacerlo más atractivo al cliente, que les lleva el papel moneda intentando ahorrarse una plata. Y así ellos (los comerciantes hampones) reúnen cajas y cajas de dinero que contrabandean a Colombia.
Hay que prohibir la compra de dinero en efectivo en ese y en todos los mercados de Maracaibo, o de alguna manera hacer respetar el dinero plástico. No puede ser que la tarjeta de débito se haya hecho una tarjeta delincuencial, un arma conspirativa en contra del Gobierno, y lo que podía ser una solución es tremendo problema por un grupo de ladrones que no hay quien los enfrente y los meta en cintura.
Tan fácil que es combatirlo y desmantelarlos. Con un trabajo de inteligencia se ubican rapidito a los responsables, aunque esa labor debe estar hecha, porque si algo funciona bien en este país son los organismos de inteligencia del Estado…Deben tener información de espanto y brinco al respecto…
Y ahora que hago este planteamiento sobre esta triste situación, recuerdo la media luna de Chávez refiriéndose a los estados fronterizos Zulia, Táchira, Mérida, Barinas, Apure y permítanme también compartirla con ustedes, señor lector, señor lectora, porque se enmarca en la misma realidad que implica a todos esos mercados de Maracaibo… El Gigante dijo: "cuidado con la media luna, necesitamos tener alcaldes y gobernadores chavistas, porque Colombia nos va a invadir"…Palabras premonitorias de un estadista, de un visionario, de un pensador…Colombia nos invadió, evidentemente, la invasión neogranadina no ha sido armada, pero como invasión propia de la guerra de IV generación, ha socavado la bases sociopolíticas y económicas de Venezuela con la complicidad de comerciantes y funcionarios venezolanos traidores, que no les importa entregar la patria que los vio nacer.