En correspondencia con el título del artículo, ahora según parece toca defender las "bacanales" que los del régimen disfrutan cuando viajan fuera de Venezuela, donde la "crisis humanitaria" hace estragos.
Tenía Maduro que haber rechazado la invitación a esa cena y declarar a los medios, previa garantía de trasmisión televisada, que la conciencia no le permitía aceptar una invitación a cenar mientras en Venezuela la gente muere de hambre producto de la crisis humanitaria que padecemos. Pero no, no aguantó la tentación y aceptó y pasó lo que ya todos sabemos y ahora nos toca a los "tarifados" ponernos manos a las obras, mientras otros le cayeron a las sobras.
Parece que los asesores del Presidente no están haciendo bien su trabajo, desde un ala del mismo chavismo disidente incluso se ha acusado reiterativamente a la asesoría española de una influencia nefasta que hunde al "régimen".
Maduro debe ponerse a dieta, luce muy gordo en estos días. Debe declarar que dada la crisis que hay en el país en Palacio apenas sirven como proteínas regulares lentejas que apenas cada 6 semanas están llegando vía CLAP, porque es importante decir que a Miraflores llega la caja, pero podría decir además que eventualmente le llegan algunas provisiones que los escasos países amigos envían para cubrir las necesidades personales y de sus familiares (jabón, desodorante, cremas, etc.), como nos ha ocurrido a algunos de los que tenemos familiares afuera. Si no lo hace como creer que el Presidente de Venezuela puede costearse esos productos sin robar fondos del Estado.
Pero mientras nada de esto ocurre, va quedando cada día más claro que a los del "régimen" solo les importa darse la gran vida mientras todos los venezolanos pasamos las de Caín. Debería Maduro volver al camastrón y dar con eso una demostración de que realmente está identificado con los venezolanos de a pie, rechazar cualquier invitación a comer y exigir a los de su gabinete que se limiten a consumir alimentos del CLAP para demostrar que están en sintonía con la Venezuela de estos días. Hasta la invitación a una cena familiar en algún "ranchito" de los que aún hay muchos le vendría bien y porque no cenar con venezolanos ordinarios, como a finales de la cuarta lo hicieron los candidatos presidenciales duchos en el arte de la politiquería.
Pero esto parece imposible para el Presidente, dejó los hábitos propios de los de su clase. Mientras Chávez que era un "tropero" regularmente usaba la chaqueta verde oliva, que proyectó imagen de austeridad, aunque para otros del autoritarismo propio de las filas castrenses, Maduro en lugar de hacerse un traje de caquis vive luciendo trajes de gala y su consorte ni se diga.
Pero como quien esto escribe apenas es un tarifado que debe defender a toda costa lo que hagan quienes pagan, nada debo opinar al respecto de las costumbres de los del régimen, por tanto me limito a resumir en 509 caracteres mi defensa de la cena de Maduro en Turquía.