Según nuestra opinión, el aspecto más importante del reciente viaje de Maduro a China fue la limitada cantidad de dinero transado, 5 mil millones de dólares en las condiciones que se encuentra el país es insignificante. Ahora bien, no olvidemos con quién estaba transando el régimen, con los mayores maestros negociadores en materia económica que tiene hoy el globo terráqueo.
Ello indica que, esa cantidad y sus acuerdos sumergidos en opacidad, permiten negociar poco, pudiéramos pensar que los asiáticos invierten lo que saben que Maduro apenas puede negociar, pero hasta enero 2019 cuando la comunidad internacional determinante e influyente dejará de reconocerlo como primer mandatario venezolano. Los chinos no arriesgan, invierten lo que están seguros no perderán y les generará dividendos, en este caso, más petróleo venezolano.
Los chinos tampoco entregan dinero a diestra y siniestra, entregan a sus socios comerciales con alto riesgo mercancía como parte de los tratos la cual facturan de una vez, por ello se inundó rápidamente al país con los dispositivos para cargar gasolina con el inefable Carnet de la Patria, por ello ahora sale a la luz pública el lanzamiento de un nuevo satélite "pagado" por el gobierno, en las condiciones en la que se encuentra el chavismo debe aceptar las condiciones impuestas por el gigante asiático, por tal motivo, cuando al pueblo le urgen, por ejemplo, equipos para realizar diálisis, rayos X, resonancias, medicinas, nos inundan con captacarnets gasolineros y satélites… es el mejor ejemplo de "unas son las necesidades del pueblo y otras las del gobierno".
La comunidad internacional, lerda y con sus propios intereses, le concedió a Maduro un extraining reconociéndole el resto del actual periodo presidencial, a pesar de haber burlado burdamente (jurídicamente hablando) el revocatorio y adelantando a sangre, sudor y lágrimas procesos electorales contravenidos con la ley y la democracia. Ahora, sí bien el gobierno se encuentra tetrapléjico aún se sostiene vía violencia institucionalizada y haciendo uso arbitrario de las inconmensurables riquezas de la nación. A esto debemos sumarle una oposición acorralada, sin conexión con su pueblo que, dicho sea de paso, rechaza al gobierno en su inmensa mayoría.
La población día a día ve desmejorar su calidad de vida, ve racionar lo poco que queda, ahora le llegó el turno a la gasolina. Al chavismo, luego de 20 años en el poder más ilimitado que haya conocido Venezuela en los últimos 200 años, le llegó su fecha de vencimiento, el 10 de enero de 2019 desaparecen los anémicos vestigios de legalidad en los que histéricamente se sostienen los arquitectos del Socialismo del Siglo XXI. Qué pasará luego, es una incógnita, sólo sabemos que de seguir el régimen, cada día que pase todo empeora, surgiendo nuevas penurias.
Venezuela es nido de incertidumbre donde tratar de predecir lo que pasará mañana es una quimera, lo único cierto es que con el chavismo no hay nada malo que no pueda estar peor.
@leandrotango