Siempre pienso en el gancho de ropa, que debo ponerme en la nariz para soportar el hedor de los bandidos que pululan por aquí y por allá… y poder avanzar.
Desde el inicio de la Revolución vi desfilar individuos o grupos que se montaron en el portaavión revolucionario para cumplir con sus intereses y luego la dinámica progresiva de nuestro proyecto victorioso los purgó. Al internalizar los objetivos estratégicos de nuestro proyecto comprendí porqué tenemos que andar por un tiempo con algunas garrapatas pegadas al cuerpo, en esos casos es necesario ponerse el gancho de ropa en la nariz. Alcanzados esos objetivos es fundamental quitárselas de encima.
Pero debemos tener cuidado con perdernos en el pragmatismo, que nunca será revolucionario porque no genera el esfuerzo necesario para la transformación revolucionaria de la conciencia. Un ejemplo: un desastre natural puede obligarnos a unirnos para superarlo, pero jamás tendrá el mismo efecto sobre la conciencia social que la jornada de trabajo voluntario de una comunidad, la actividad orgánica de construir organización popular día a día, o la participación permanente en los proyectos sociales de la revolución.
Estamos obligados a buscar alianzas que le permitan al pueblo vencer en la guerra impuesta por el imperialismo, pero los intereses vitales del pueblo son distintos a los de la burguesía, cuya naturaleza es la explotación del trabajo social para sus propios intereses. Los intereses del pueblo están amenazados mientras exista la burguesía, vamos a seguir dando batallas permanentes, nunca será la batalla final, sólo que estas irán aumentando en intensidad, nosotros también iremos creciendo en experiencia combativa. Los equilibrios debemos mantenerlos para poner a nuestro favor la correlación de fuerzas.
Las victorias de esa política de equilibrios y alianzas tácticas son elocuentes, la participación de nuestro líder en la ONU es prueba de ello, él fue la voz de todo un pueblo asediado y la respuesta de solidaridad no se hizo esperar, hasta cola tuvieron que hacer los líderes del mundo para saludarlo.
Vamos por el camino correcto. La Patria requiere más esfuerzo, dedicación y disciplina de nosotros. No hay duda de nuestra lealtad, coraje y entrega, pero cada líder debe asumir su papel, quien no lo haga puede separarse y dar paso.
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