Todas esas acciones de la guerra montada contra el presidente de la paz, Nicolás Maduro Moros, están sustentadas en la farsa, en la mentira; arremeten con el tema de los migrantes, al punto, que si de Venezuela se marchara tanta gente como nos muestran diariamente los medios de comunicación social y las redes sociales en fotos y videos, ya no hubiese un alma en las calles de nuestro país; obviamente se han ido personas engañadas, con falsas expectativas, pero no en la proporción que lo plantean los adversarios en su afán desestabilizador, de allí que se puede fácilmente deducir que estamos en presencia de una vil estratagema en función de un golpe de estado.
Otro descaro es que los medios de comunicación social nacional e internacional que están en contra de la revolución, solo ven los que se van, y no los que regresan fustigados por el maltrato socioeconómico y la xenofobia, que desató la oposición en esos países que libertó Simón Bolívar.
Hay que preguntarse, ¿por qué habiendo tantos problemas de migración en el mundo, solo se ocupan de los venezolanos quienes, por cierto, se van asediados por la guerra económica que nos impuso el señor Donald Trump, presidente de los Estados Unidos? La respuesta es muy sencilla. Les interesan los venezolanos porque los tienen enmarcados dentro de esa campaña mediática magnificando la salida de compatriotas, que en el fondo solo busca derrocar al presidente Maduro, convencidos de que solo así les pondrían las manos a los recursos naturales de Venezuela. A nuestras riquezas. A nuestro petróleo, a nuestros minerales.
Al hegemón del norte, ni a los países del Grupo de Lima, ni a la Unión Europea, ni a la OEA, les interesan, por ejemplo, los migrantes de Colombia. Los ciudadanos de ese país siguen abandonando su territorio golpeados por la precaria situación económica y una guerra interna que en estos momentos parece recrudecer y nadie dice algo al respecto; tampoco les interesa ese cordón de gente que huye de Honduras afectada por el hambre y la miseria que les produce un gobierno que el señor Trump apoya a su conveniencia , para colmo, actualmente amenaza con cortarle la ayuda si no se detiene a su gente muerta de hambre avanzando a territorio estadounidense.
¿Y por qué no les interesan los migrantes de estas naciones? No les interesan porque a ellos no les preocupa ni las precariedades ni la miseria de los seres humanos como tal, sino dominar a su antojo los países que pretenden o necesitan en función de sus interese, y esos dos ya se encuentran dentro de lo que ellos consideran sus gobiernos satélites con sus presidentes serviles. Para ellos la gente, los pueblos, de lo que denominan su patio trasero, valen menos que basura.
Esas acciones develan perfectamente la mentira que hay detrás de la campaña migratoria sobre Venezuela, una campaña tendenciosa que intenta, específicamente, mostrar una crisis humanitaria que justifique los que todos muy bien sabemos: una intervención militar por parte de los gringos en nuestro territorio.
Observamos, además, que cuando hay una verdad en la migración como el caso de México, en la que los hijos resultaron despojados de sus padres y enjaulados como animales, dan y dan hasta que la silencian; porque esos mismos medios que se dedican a mentir sobre el éxodo venezolano las 24 horas del día, ya callaron esa dramática situación, aun cuando todavía hay mamás y papás que no han podido recuperar a sus hijos, y quizás ya hasta los perdieron para siempre.
Menos hablan de la cantidad de dólares que se mueven con el pretexto de la ayuda a los migrantes, hasta el momento presunciones, debido que nadie comenta eso con la seriedad que reviste el caso; ahora, si fuera el Gobierno bolivariana quien recibe el dinero, reventaran los medios de comunicación y las redes sociales acusando de ladrón al presidente Maduro y a cualquier camarada revolucionario con funciones ejecutivas.
Pero no podrán, por más que manipulen y distorsionen las informaciones al servicio del imperio norteamericano, no podrán, imposible que puedan con un pueblo digno aferrado a la verdad y a la vida. ¡Venceremos!