Voto-locura

Los cargos de elección popular en Venezuela están secuestrados por el régimen, con procesos electorales viciados desde la A hasta la Z, de qué vale que los adversarios del gobierno ganen alguna plaza sí éste les quita competencias, recursos y hasta destituye/encarcela a quienes obtienen el triunfo, por ejemplo, en el Municipio Iribarren, ciudad de Barquisimeto, el chavismo destituyó, apresó e inhabilitó a Alfredo Ramos antes de las municipales a fin que no fuera reelecto en dicha alcaldía, era el candidato favorito… por mucho.

El contexto general es complicado, todos los cargos de elección popular, desde el Presidente aguas abajo, están cuestionados por procesos viciados, en el arduo proceso de redemocratización por el que Venezuela está obligada transitar todos estos cargos deben ser puestos a la voluntad popular vía elecciones transparentes.

Hace falta mucho realismo, mucha realpolitik, los líderes políticos del país deben diseñar estrategias acordes con lo que ocurre y no en irrealidades. Al respecto, el papel de la Asamblea Nacional, único poder legítimamente constituido en la actualidad, es determinante, la comunidad internacional solo da garantía a sus actos amén de un gobierno y una constituyente carentes de legalidad y legitimidad. El orden debe comenzar por los actos del parlamento nacional, aunque internamente en el país su gestión se encuentra anulada por la desinstitucionalización reinante, sus actos son los que permiten vislumbrar un atisbo de legalidad en este país ilegalizado.

¿Votar para qué? El voto no genera cambios, no premia ni castiga, solo permite barnizar tenuemente de democracia a unos conductores nacionales absolutamente divorciados de la venezolanidad. El interés país lo usurpa una élite a su más maleva conveniencia. Ahora, este escenario lo ha producido el régimen, él ha sido quién asesinó la vía democrática, democracia que usufructuó mientras pudo financiando el voto, tergiversando los fines constitucionales de la institucionalidad.

El chavismo cavó su propia tumba, generando las pasmosas consecuencias a todos los habitantes del país, generó una hiperinflación dantesca con miras a proyectarse ser la peor que jamás se ha conocido, ni siquiera quienes reciben remesas pueden hacer frente a una economía desnaturalizada, infectada de comunismo.

Así, las vías de solución a este oscurantismo pueden ser varias, entre ellas una mediación internacional que permita una transición en relativa paz. Otra solución sería la conflictividad social, un estallido social sin precedentes donde el caracazo quedará como una simple revuelta, ello porque los problemas de los venezolanos empeoran tras cada medida desfasada del régimen. Otra alternativa a la crisis está cargada de profunda inmoralidad, una amnistía general que imponga perdón, borrón y cuenta nueva permitiendo que la nación recobre la constitucionalidad y transite la perfectibilidad democrática.

El régimen no tiene salida, él mismo se ha inmolado absurdamente, frenó el desarrollo, el talento y el trabajo de los venezolanos imponiendo un sistema cavernario, comunistoide, privilegió empresarios y trabajadores de otras naciones buscando apoyo internacional, malbarato el boom petrolero más alto y sostenido de la historia, destruyó Pdvsa y ahora pretende extraer las riquezas del subsuelo al mejor estilo de una conquista desalmada, saqueadora. Este es el escenario, las salidas más factibles… donde el voto luce impertinente, inútil, extremadamente sospechoso.

 



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Leandro Rodríguez Linárez

Politólogo / Analista político / Articulista de opinión, con más de 1.200 artículos publicados nacional e internacionalmente.

 leandrotango@gmail.com      @leandrotango

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