Cuando la democracia representativa se viste de cordero, los lobos son sus activistas preferidos, cubriéndose con hábil disimulocracia. En Colombia hasta el Martes 13 de Noviembre 2018, han asesinado este año 182 opositores, 40 en los primeros cien días de gobierno del nuevo Presidente Iván Duque. La estadística homicida llega a 386 asesinados desde que se firmaron en La Habana los acuerdos de paz para Colombia. Los homicidios no perturban al Estado, es decir, ni al gobierno, ni al congreso y menos a los tribunales, donde nada se dice y menos se hace algo para impedirlos. Como escandaloso complemento hay un silencio estruendoso de la ONU, la OEA, Unión Europea y los llamados Periodistas Sin Fronteras, donde les preocupa Venezuela…, y a Colombia ni la mencionan.
Iván Duque arribó a 100 días en la Presidencia y tiene 16 puntos por debajo de la cifra de apoyo con la cual asumió el 7 de agosto 2018, entonces el respaldo popular era del 53%. La impopularidad de Duque (37% lo aceptan aún) se atribuye a que dispuso impuestos para todos los productos de la canasta familiar, aumento del IVA (pagan IVA hasta los libros y cuadernos escolares), reducción del presupuesto a las Universidades, bajó el impuesto de los ricos, y ordena diaria represión de policías y militares a protestas de cualquier índole. La revista SEMANA editada en Bogotá, publicación de prestigio profesional mundial, ha advertido que "han matado a 310 venezolanos en Colombia y nadie quiere hablar de eso". En Venezuela debemos informarlo profusamente.
Oír comentarios de calle, culpabilizando al Presidente Nicolás por la crisis que ha logrado crearnos el imperialismo mercantilista, apena la desinformación y escasa preparación política de una colectividad engañada por el torrente de noticias falsas del capitalismo salvaje, que sin embargo en cada cita eleccionaria confía en el estilo de gobierno de Chávez, que acrecienta el beneficio popular pese a la ferocidad de dificultades con las que ha sido atacado inmisericordemente el Presidente obrero Maduro Moros.
