Unas improvisadas palabras de Lula y unas lágrimas corriendo en su mejilla, luego de su emocionado discurso y de escuchar los agradecimientos del Presidente Chávez, durante la inauguración, del segundo puente sobre el rio Orinoco, han sido suficientes para demostrarnos que la esencia humana y espiritual de Lula y del pueblo brasileño, es de la misma estirpe y reciedumbre que la de Chávez y la del pueblo venezolano.
Por eso el pueblo venezolano, si hubiera votado en las elecciones brasileñas, hubiera votado en su mayoría, por Lula; tal como la mayoría del pueblo de Brasil votaría a favor de Chávez si pudiera votar en Venezuela, como lo haremos nosotros el 3D.
Lula se parece a Chávez, como el pueblo Venezolano se parece al de Brasil. Al margen de las formas y las apariencias, Brasil y Venezuela, como Chávez y Lula, están unidos a través de la conciencia, los nobles sentimientos que emanan de cada uno de sus generosos corazones y en especial, del alma, como lo expresara emotivamente Lula y como lo ratificara Chávez, recordando a Samuel Robinson: somos amigos, a través del compartir de nuestros sentidos, de nuestros pensamientos y proyectos políticos comunes, y, sobre todo, unidos en el espacio infinito de la espiritualidad, que es la esencia y el fondo que nos une.
Vamos hoy, más que nunca, en la dirección correcta de convertirnos en una comunidad de intereses espirituales en búsqueda de la verdad, a favor de la equidad, la justicia social y la felicidad de nuestros pueblos. No sólo de los pobladores de Brasil y Venezuela, que son dos pueblos hermanados en el quehacer inteligente, demostrado hoy, en el diseño y construcción, de una de las obras de ingeniería más importantes de América Latina.
Allí, en Guayana, en el Puente Orinoquia, se conjugaron múltiples y diversos elementos a favor de la verdadera y real integración latinoamericana: Empresas, trabajadores, recursos y tecnología brasileñas y venezolanas, se dieron la mano para alzar su voz a favor de nuestra independencia.
Por eso, hoy, cuando el Presidente Lula, augura un triunfo seguro al Presidente Chávez en las próximas elecciones; hoy, cuando se reconoce que en ambos paises pululan los mismos enemigos en contra de las grandes mayorías y que existe, de parte de Lula y Chávez, la más firme voluntad de luchar a favor de los pobres y excluidos. Llamamos la atención para que se tome conciencia de que es prioritario invertir para capacitar y organizar creativamente a la población, para poder enfrentar con éxito la dependencia científica y tecnológica y estar preparados para situaciones contingentes que ameritan sólidos valores y principios.
El verdadero desarrollo, sobre todo, si queremos que sea sustentable, y si aspiramos fortalecer soberanía e independencia, no puede construirse sólo a fuerza de obras de infraestructura, por muy importantes que ellas sean. De poco valen kilómetros de carreteras y rieles, toneladas de concreto armado, hermosos y rápidos medios de transporte, si el pueblo y sus líderes no están conscientes de su papel transformador, sino son creativos o no están adecuadamente capacitados y organizados para ser dueños de su propio destino.
Es menester considerar, como lo ha hecho Chávez, la necesidad de fortalecer y reforzar, además, los planes en marcha, en educación, cultura y en desarrollo científico-técnico y tecnológico, a fin de capacitarnos para ser cada vez más soberanos e independientes. Pues, la educación, como lo dijera Simón Bolívar, nos hará definitiva y verdaderamente libres.
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