Nuevamente en medio de la lección cívica correspondiente al 9 de Diciembre 2018, con la elección venezolana inobjetable, e igual que las anteriores citas comiciales, revisada por las organizaciones políticas, observada nacional e internacionalmente, y desde el campo opositor atacada con mayor saña y perversión que nunca, en particular en lo comunicacional. El colectivo venezolano y mundial puede analizar con meridiana claridad, el ridículo papel que han hecho organizaciones partidistas adversarias del gobierno venezolano revolucionario, personas comprometidas con todo lo que sea el más desacertado objetivo al que se pueda acudir, para timar la verdad de cada elección. Esta vez, aunque entonando sotto voce la palabra fraude, quizá convencidos quienes la pronuncian, porque en realidad no se atrevan a mirarle la cara a los revolucionarios, escondidos gritando tras el insulto amenazante, la procacidad y el mal gusto argumental.
Desgraciadamente para el ejercicio de la política con P mayúscula, la desesperación mental cubierta de torpeza actitudinal de oposición radical, sólo sabe acomodar en su mente virulenta y fallida, lo ocurrido en otras intentonas violentas, con la malhadada repetición y la confusión que tienen entre el voto o sufragio, y el botar basura mental…, arropados en la falsa victimización justificada con negativismo, vituperar y acudir a falsas denuncias, inventadas por gente de poco seso y cero sintaxis, capaces de actuar al margen de la democracia, pero cuando ganan una que otra consulta, aceptar los resultados del árbitro electoral al que descalifican. Son los que gritan las seis letras de la palabra fraude, conscientes que su único respaldo será un acróstico de imperecedero recuerdo: FRA UDE: Feroz Recaudación Alimentada de Amargura Urdida Desde el Engaño.