La cuña de Navidad del gobierno parece haber sido diseñada y producida por el Dr. Pangloss, aquel personaje de Voltaire que de tantas desgracias sufridas (de hecho era tuerto) hacía gala de un optimismo exagerado y pese a las calamidades que le rodeaban siempre terminaba diciendo: "Todo va bien en el mejor de los mundos posibles" o "los males particulares forman parte del bien general".
Claro, Voltaire (François Marie Arouet), era un inconforme y en su obra cumbre "Cándido", satirizó el optimismo metafísico de Leibniz y criticó el modo en que la sociedad europea del siglo XVIII planteaba los problemas más relevantes. Cuestionó también la corrupción clerical y política, las miserias de la aristocracia y lo que algunos llaman el "optimismo filosófico". Por eso cuando vimos esa cuña de la "primera combatiente", nos pareció una historia voltairiana donde Cilia Flores es Pangloss y Cándido, nosotros. Decía Pangloss que "de las desventuras particulares nace el bien general; de modo que cuanto más abundan las desdichas particulares más se difunde el bien" Y Cándido, asustado, le preguntó: "Si éste es el mejor de los mundos imaginables, ¿cómo serán los otros?"
Bueno, la cuña de Cilia (donde por cierto sale muy bien vestida y mejor peinada) es eso: "el mejor de los mundos imaginables", y fue hecha "por donde pasa la reina" porque sabemos (así el flamante rector de la UBV, César Trómpiz, diga que es mentira) que Venezuela está hundida en una oscuridad casi total, con los servicios públicos absolutamente colapsados, para no hablar de la hiperinflación que nos atormenta, de la anomia social que nos rodea porque aquí la gente hace lo que le viene en gana y no hay un gobierno que pueda con eso. Los precios "acordados" ya pasaron a la historia (los nuevos) y un Kg de pollo ya cuesta mil 200 soberanos; medio cartón de huevos pasa de los mil 500 soberanos; un kg de queso "arepero" bordea los dos mil soberanos y algunos servicios hay que pagarlos en dólares ante el disimulo del Banco Central de Venezuela, de la Superintendencia de Bancos, de la Superintendencia de Defensa de los Derechos Socioeconómicos (hay que cambiarle el nombre a eso).
Es una cuña engañosa porque no es verdad que Caracas está "más segura y más iluminada". Invito a la primera combatiente a salir de su zona de confort, a que deje de tomar manzanilla y abandone el "modo Érika" para que vea el sufrimiento de un pueblo que hace largas colas en las carreteras de Venezuela para echar gasolina, o que debe encaramarse en un camión ("perreras") sin ninguna protección para llegar a la casa o al trabajo porque el transporte público es insuficiente; o que tiene semanas sin cocinar porque no le llega la bombona de gas; o que lleva horas, días sin luz y sin ninguna respuesta oficial. La invito a caminar por Santa Mónica, Colinas de Bello Monte, Chaguaramos, San Bernardino, Las Acacias, donde la oscuridad, la pésima vialidad, la inseguridad y la basura campean.
Es una realidad que no sale en los medios de comunicación del Estado, ni en el Mazo Dando, por eso celebré el discurso del constituyente Julio Escalona y tomaré prestadas las palabras que me dijo su colega, Isaías Rodríguez, hace poco para describir tan brillante intervención que interpretó certeramente el sentimiento de los de a pie: "Oí y vi el discurso de Julio con ternura y nostalgia. Cuánta valentía humilde hay en Julio. Lo veía armando frases para disparar sin herir, sin querer herir, solo para decir que su soledad estaba allí y que su constancia y su compromiso y su lealtad estaban con él y con su palabra. Me alegraron algunos aplausos, algunos bastantes aplausos que salían como escondidos batiendo sus banderas y sus himnos (…)"
La cuña de Cilia está de espaldas al país. Como mujer la exhorto a que otro sea su rol, porque somos nosotras las que llevamos el peso más grande de la guerra económica y también de los errores de un gobierno que, a veces, sinceramente, no nos representa.
Hay que escribir, hay que contar. Como nos enseñó Chávez. Rechazo la hegemonía comunicacional oficial que silencia nuestra realidad y a la otra, que la manipula y la tergiversa. Rechazo a los voceros infames que desde la élite del poder arremeten contra los medios que como Aporrea, mi ventana (y la de muchos), cumplen con el deber de informar. Aporrea está de nuevo amenazada solo por permitir la opinión libre.
¿Estamos sacrificando la verdad, entonces? Me disculpan, pero yo pensé que esto era una revolución…