¡Navidades felices!

Después de 8 años de intensa guerra, que dejó la secuela de un estimado de medio millón de muertos, tres millones de heridos y mutilados, y más de 12 millones de desplazados o migrantes, el heroico pueblo Sirio pudo celebrar sus primeras navidades sin tener de fondo el traqueteo de las metralletas, los bombardeos "humanitarios" ordenados por Trump o peor aún, los ataques químicos ordenados desde Washington por Mr. John Bolton, que no diferencian sus víctimas; ya sea, porque apoyen al Gobierno Revolucionario de Bashar al-Assad o se opongan a éste. La retirada de las tropas del ejército invasor estadounidense del territorio sirio, se convirtió en el mejor regalo de Navidad que recibió ese pueblo agredido por el imperialismo estadounidense, quien logró concentrar esfuerzos con Israel, Francia, Inglaterra, Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Qatar y en una primera etapa, hasta de Turquía, para potenciar las actividades criminales de la banda creada tanto por EEUU como Israel, y que en Occidente conocimos con el nombre del Estado Islámico. Nombre, que fue mutando en tanto, su brutal forma de actuar se fue haciendo pública para los pueblo del orbe. No obstante, esa poderosa maquinaria de guerra pudo ser derrotada por la abnegada entrega del pueblo y Ejército Sirio, que recibió el poderoso apoyo de la Fuerza Aeroespacial Rusa, los Guardianes de la Revolución Iraní, las milicias del Hezbolá y hasta de las guerrillas palestinas que se incorporaron, en una fuerza humanitaria que pudo dar al traste con la barbarie imperialista; creada, organizada y entrenada por una mujer: la jefa del Departamento de Estado, Hillary Clinton, la madre creadora de tamaña brutalidad llamada en algún momento ISIS, en otro DAESH, hasta que finalmente, quedaron sobre el terreno sirio, las fuerzas militares del ejército de EEUU. Desnudos y sin máscaras con que disfrazarse, Trump opta por ordenar su retirada de aquel hostil territorio.

Edificios devastados por las bombas, calles llenas de escombros y carrocerías de vehículos calcinados, quedaron como testigos inmutables de lo que padeció ese gran pueblo para deshacerse de las apetencias imperialistas occidentales de hacerse de ese pequeño territorio ancestral llamado Siria, y fraccionarlo para poder dominarlo al antojo de las transnacionales energéticas y mineras, ambicionadas con ponerle mano a las riquezas que pertenecen históricamente a ese gran pueblo del Medio Oriente. Si bien, el panorama sirio actual es más apocalíptico que navideño, la Navidad logró el milagro de hacer retornar las sonrisas y alegrías a los niños y niñas sirias. Árboles de Navidad, decoraciones navideñas, niñas y niños disfrazados alegraron a personas de todas las edades y religiones, de todos los partidos políticos y de todas las posiciones sociales, quienes meses antes no se atrevían a tomar las calles para manifestar su alegría y hoy sienten mayor seguridad, salen de sus escondites y manifiestan su existencia y agradecimiento a Rusia, China e Irán, potencias que no le abandonaron en la peor circunstancia de toda su historia. Alepo, la ciudad Siria con importante número de cristianos, cuyas iglesias, la mayoría de ellas, fueron destruidas casi por completo por las fuerza invasoras de EEUU y su entente de fuerzas del mal, celebra la Natividad de Jesús en las calles con misas y festividades, como símbolo de la victoria del Bien sobre el Mal.

La Navidad, es una conmemoración eminentemente cristiana que recoge los eventos que precedieron y dieron nacimiento al niño Jesús; cuyos padres, José un carpintero y María, trabajadora del hogar como se le llama en los tiempos presentes, se ven obligados a trasladarse desde Nazareth hacia Belén. Según el evangelista San Lucas, para censarse, en cumplimiento de un Edicto del emperador César Augusto, que ordenó empadronar a todo el mundo. José, como era de la Casa y Estirpe de David, subió desde Nazaret, ciudad de Galilea, a la ciudad de David, llamada Belén, en Judea, para empadronarse con su esposa María, que estaba encinta. Esa medida de Augusto, tenía el fin de mejorar la recaudación de los impuestos de las colonias a Roma. Siendo responsables de dicha recaudación, los cuestores y procuradores, recursos indispensables para financiar el sustento del enorme ejército imperial. Pues, sucedió que estando allí, a María le llegó la hora del parto y dio a luz a su hijo primogénito. Lo envolvió en pañales y lo recostó en un pesebre porque no hubo lugar para ellos en el mesón. (Lc. 2,1-7). Avisado por un ángel sobre el peligro que corría Jesús respecto del Rey Herodes; José, María y Jesús emigraron a Egipto. Tras la muerte de Herodes volvieron a Nazaret. (Lc. 2,51 y Mt. 2,23).

Jesús, nace en la más absoluta pobreza, en un establo, acompañado apenas por la mula en que se desplazaba María. Eran tiempos de sublevaciones en la Galia, Britania y Judea, con motivo de la presión que ejercían recaudadores de impuestos sobre dichos pueblos. Lucas, ha desmontado la proclamación imperial: es Jesús, y no Augusto, el único Mesías. Es Belén, y no Roma, la ciudad donde se inicia la verdadera paz. Fueron los pobres, y no los ricos y poderosos, los que apostaron por un cambio. Hay esperanzas: "No teman". El Nacimiento de Jesús, nos recuerda que la fe y la esperanza, trascienden las creencias religiosas y las adhesiones políticas. Es una "Buena nueva" universal, que une a todos y todas las que tienen la mejor voluntad. Una demostración de que solo juntos, unidos, todo cambio es posible, siempre y cuando, sea hacia un camino de un modo de ser, más humano y pacífico, sin guerras que ocultan las ambiciones de los imperialistas.

Venezuela, al igual que Siria, ha resistido por cuarto año consecutivo los embates de una guerra imperialista multifactorial de distinto signo que la aplicada a Siria. Una guerra, signada por la violencia terrorista de los años 2014 y 2017. La intentona golpista clásica militar del año 2015. El bloqueo financiero imperialista de los gobiernos de Obama y Trump, secundado por el imperialismo de la Unión Europea y las colonias gringas al sur del Río Grande, organizadas en la OEA, dirigidas por su secretario general, el uruguayo Luis Almagro, y autodenominados como el Grupo de Lima. A lo interno de la República Bolivariana de Venezuela, los factores del gran capital, organizados en Fedecámaras y Consecomercio, han instrumentado una criminal guerra económica que ha pulverizado durante estos años los ingresos de venezolanos y venezolanas, utilizando como instrumento para el logro de tal fin, la devaluación constante del signo monetario, el Bolívar, mediante la manipulación a su antojo del dólar imperial desde la vecina República de la cocaína y Miami, EEUU. Incuantificables pérdidas, materiales y humanas, ha conllevado esa política de guerra contra todo un pueblo, gobierno e instituciones democráticas y constitucionales, de elevados valores pacifistas. Ese, ha sido el costo pagado por el pueblo venezolano por atreverse a desafiar las pretensiones imperialistas de someter al país a la regencia del FMI, y las directrices políticas dictadas en Washington e imposibilitar, el curso por su territorio, del principal producto de importación desde la República de la cocaína, cuyo presidente, Iván Duque, se ha declarado –abiertamente- en enemigo de la República Bolivariana de Venezuela; secundando, en discurso y acción, las directrices de la Casa Blanca en contra de la nación Bolivariana.

Estas navidades de 2018, las celebra el pueblo venezolano en un contexto político-económico de extrema complejidad. Con amenazas abiertas de intervención militar, una guerra de precios internos promovida y ejecutada por Fedecámaras y Consecomercio, la burguesía comercial-importadora, que pretendía imposibilitar al pueblo venezolano adquirir sus productos alimenticios para preparar los platos tradicionales típicos de la fecha, el vestuario y hasta los juguetes, con los cuales ofrendar en los niños y niñas de la patria un regalo de sus padres y madres, llevándoles un presente como expresión del amor que sentimos por ellos y ellas. Expresión que responde el niño o la niña con la sonrisa más sublime, la de la máxima felicidad posible. Con sentimientos positivos, como la alegría y la esperanza.

En conocimiento de los planes de la contrarrevolución imperialista de abortar la Navidad y crear frustración y desesperanza en las niñas y niños venezolanos, el Hno. Presidente Nicolás Maduro decretó: ¡Navidades Felices! Y haciendo tripas corazón, ordenó la compra de 18 millones de juguetes en la hermana República Popular China, para distribuirlos el día 24, como expresión del gran amor de todo un país hacia sus niños y niñas.

Una sonrisa en Navidad de un niño o niña residente en Venezuela, es una muestra de felicidad que ya quisieran mostrar los niños y niñas peruanas, argentinas, brasileñas o colombianas. Expresiones recogidas en la música popular de esos países, da fe de cómo son sus navidades, como es el caso de la melodía: "Mamá: ¿Dónde están los juguetes?", en la que el compositor colombiano Oswaldo Oropeza, recoge una expresión de la Navidad que viven los niños y niñas de su tierra por estos tiempos de nacimiento del niño Dios, y que se ha constituido en canción insignia de las navidades colombianas, cuya letra dice: "Mamá, ¿Dónde están los juguetes? Mamá, el niño no los trajo. /Será que no vio tu cartita. Que pusiste en la noche sobre tus chancletitas. / Mamá, hoy me siento muy triste. Mamá, el niño no me quiere…" (https://www.youtube.com/watch?v=KSnhF4NuDqc).

No pudieron, los agentes de la contrarrevolución imperialista, abortar las navidades venezolanas, y las niñas y niños venezolanos hoy gozan de extrema felicidad con su juguete entre sus manos. Apenas pudo, esa criminal contrarrevolución, afectar la navidad en el Estado occidental del Zulia, fronterizo con la República de la cocaína, mediante un acto terrorista que afectó la funcionalidad del Sistema Eléctrico Nacional en algunas localidades de ese extenso territorio venezolano. Asimismo, en los estados Vargas, Miranda y Distrito Capital, que se vieron afectados por acciones de sabotaje, emanadas desde la empresa de propiedad pública: Hidrocapital, que dejó sin el vital servicio de agua a dichas poblaciones. ¡Navidades sin agua! En pleno día de Navidad, mayor atrevimiento contra la felicidad del pueblo venezolano, su paz y estabilidad política…

Caracas, 25-12-2018

 

 



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Henry Escalante


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