A propósito de ser ciego

Detención y liberación inmediata de Juan Guaidó: Comienza a implosionar la cúpula madurista

Siempre hemos sostenido que la implosión de la cúpula madurista llegará en la medida en que la crisis económica se haga no solamente más inmanejable, sino que el madurismo no pueda honrar sus compromisos internacionales, no sólo con los acreedores de deuda externa, sino con sus aliados de China y Rusia, que de hecho, hacia finales de 2018 pudimos observar como el presidente de la gigante euroasiática Rosneft, vino a reclamarle personalmente a Maduro por sus incumplimientos en envíos de crudo.

Por ello, el hecho de que las medidas económicas del madurismo que fueron implementadas hacia mediados de agosto de 2018, en el cual el salario mínimo fijado a la tasa de cambio de esa fecha era de unos 30 dólares, y que para el inicio del "nuevo período" de Maduro, en esta ocasión en plena usurpación presidencial, ese mismo salario apenas supere un dólar mensual, demuestra que el país esta convulsionado en lo social, con una grave crisis política y económica que está a punto de derrumbar la cúpula en toda su estructura, en virtud de que sus bases no sólo están resquebrajadas, sino que comienzan a desplomarse porque un enorme movimiento telúrico representado por una población de trabajadores y ciudadanos, azotados por la hiperinflación y el colapso de los servicios públicos, así como la aniquilación de los servicios de educación, salud y transporte, han materializado una terrible pobreza y miseria que ya resulta inaguantable para los venezolanos.

¿Quién puede sobrevivir con un salario de un dólar al mes, o incluso en el mejor de los casos de 30 dólares, mientras el sólo hecho de adquirir los alimentos básicos esenciales para cualquier familia superan los 100 dólares? Hasta dónde piensa la cúpula madurista que puede resistir un pueblo, que si debe por máxima necesidad asistir a un hospital, se encuentra con una realidad de un centro "asistencial", sin medicinas ni insumos, pero que además al tener que enfrentar la realidad de comprar los medicamentos, si tiene la suerte de encontrarlos, debe resignarse en muchos casos en no poder comprarlos porque los precios resultan prohibitivos.

Cómo pretende Nicolás Maduro y la cúpula que controla Miraflores que un país no se levante si los precios de los alimentos están impulsados por una hiperinflación que superó el 1.000.000%, y amenaza con llegar hasta la ocho cifras anuales, mientras la única respuesta de un gobierno es "aumentar" salarios que se vuelven inútiles en la praxis porque tales medidas son irrisorias, cuando incluso el pago de bolívares "soberanos" de tales incrementos resultan por la vía del dinero electrónico, es decir, virtual e inorgánica. Que un kilo de cebolla, tomate o papa, supere el valor del salario mínimo, y que además tales salarios ni siquiera cubran los costos del transporte para ir a trabajar, es la destrucción de un país.

Y ante semejante destrucción, estamos en la obligación de reclamar que tal realidad histórica está dada por un régimen en donde los integrantes de la cúpula madurista viven cuales millonarios capitalistas. O acaso pueden negar sus banquetes, viajes, uso de ropa y calzados de marcas, residencia en sitios exclusivos, desplazamientos en camionetas último modelo, y éstas de preferencia de marca Toyota, sin obviar, que si lo requieren reciben atención médica de primer orden, en muchos casos fuera del país, tal y como lo hacen hasta para comprar alimentos, cuando de manera cínica los hemos visto adquiriendo bienes en las islas de Caribe, beneficios personales para los cuales han llegado al extremo de utilizar los aviones del Estado, sin importar si hasta las niñeras de sus hijos son parte de los pasajeros.

Tales hechos han dejado a Maduro sin discurso, cuando este 10 de enero tuvo que diferir en tales palabras la agobiante crisis que afecta a todo un país. O sea, volver a repetirnos el disco rayado que hemos escuchado durante todos estos años de la "recuperación económica", acciones que sólo han desembocado en mayor destrucción de la nación. Maduro no tiene discurso para acabar con la hiperinflación, para recuperar la producción petrolera y alimenticia, para mejorar los servicios públicos, no tiene herramientas que permitan a los venezolanos recuperar la capacidad adquisitiva, y menos tiene discurso que cuando menos genere en nuestro pueblo un mínimo de confianza en quien ha liquidado por completo a Venezuela.

En consecuencia, que la Asamblea Nacional haya declarado la presidencia interina de Juan Guaidó es un hecho de trascendencia política, que más allá de la viabilidad jurídica, resulta una acción que ha colocado al madurismo en la defensiva, lo cual y en un nefasto error de conducción política, en vez de permitir que el presidente de la Asamblea Nacional, más allá de su retórica, pueda continuar con su política de Cabildos Abiertos, lanza en globo de ensayo la detención de Guaidó cuando éste se disponía a realizar un hecho político de esa naturaleza descrita, y apenas observa que la respuesta inmediata de la gente fue la de apoyar al joven político, es decir, que la gente se iba a lanzar a la calle, no solamente lo libera, sino que Jorge Rodríguez, sale de manera inmediata para tratar de aclarar semejante decisión de violación constitucional, tratando de decir que esa fue una decisión unilateral de unos funcionarios policiales.¹

Verbigracia, si asumimos como ciertas las palabras de Jorge Rodríguez sobre la detención de Juan Guaidó, quiere decir que tan mal está la cúpula madurista en sus componentes civiles y militares, que cualquier grupo policial puede detener a quien le plazca, sin la autorización de sus jefes inmediatos ¡Caramba! Si eso es así, el régimen madurista ha confesado que ha perdido el control del país, y en especial de quienes tienen la obligación de brindarle seguridad a la cúpula política que se encuentra en Miraflores. Así de simple.

Aquí la gran verdad es que al madurismo le salió el tiro por la culata, y eso los obliga a recular inmediatamente. Quien va ganando un juego por una gran diferencia de carreras, y tiene el apoyo de las gradas, no sale a golpear al adversario, y menos con trampas y acciones inescrupulosas. Entonces, ¿Cómo es eso de que unos funcionarios de la policía política, y en plena circulación de la autopista Caracas – La Guaira detiene a Juan Guaidó, y la cúpula del ministerio de relaciones interiores ignora un hecho de esa naturaleza? Tan mal está la seguridad del Estado que se lleva a cabo esa acción política, y eso se desconoce en Miraflores, precisamente de un "presidente" que hasta asegura conoce lo que sucede con buques que navegan en aguas territoriales venezolanas ¡Vaya contradicción!

Y nos preguntamos, ¿qué hubiese ocurrido si Juan Guaidó, mientras fue secuestrado, hubiese decidido lanzarse abriendo las puertas de la camioneta en la cual lo llevaban, y hubiese tenido un desenlace similar al de Fernando Albán? Es sencillo. La confesión de Jorge Rodríguez que resulta incrédula para los venezolanos, el resultado sería peor para el madurismo si fuese "verdad", porque tales declaraciones si algo demuestran es que el régimen no puede confiar en nadie, y menos en quienes tienen bajo su responsabilidad la seguridad política y presidencial.

En síntesis, al asumir como ciertas las palabras de Jorge Rodríguez podemos establecer en analogía que el madurismo ha quedado en minusvalía defensiva, y en este instante la oposición anti-madurista está en la caja de bateo y con el apoyo de toda la fanaticada. Por su parte, el madurismo no sabe a quién colocar en las bases y menos en los jardines porque al parecer sólo le han quedado los bates-quebraos como Jorge Rodríguez, y lo que es más grave, sin manager, porque éste hasta ignora los mínimos movimientos del equipo.

La detención y liberación inmediata de Juan Guaidó es el signo inequívoco que comienza a implosionar la cúpula madurista. Esperamos por el aumento de la gasolina en combinación con esta espantosa hiperinflación para ver si esa implosión también desata una explosión, en este caso de un pueblo que está agobiado por tanta miseria y autoritarismo. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.

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¹http://elestimulo.com/blog/jorge-rodriguez-anuncia-destitucion-de-efectivos-que-detuvieron-a-guaido/?fbclid=IwAR255lEbw4fSismO1oRW9R5cjupsF9QMYs-jslFyjtqyIDx2jRItBwUNoRM



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Javier Antonio Vivas Santana

Más de 6 millones de lecturas en Aporrea. Autor de la Teoría de la Regeneración del Pensar. Dr. en Educación (UPEL). Maestría en Educación, mención Enseñanza del Castellano (UDO). Lcdo. en Educación en las menciones de Ciencias Sociales y Lengua (UNA). Profesor de pre y postgrado tiene diversas publicaciones y ponencias internacionales acreditadas y arbitradas por editoriales, universidades e instituciones de España, Rusia, Estados Unidos, Alemania, Francia, y naciones de América Latina.

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