Se superaron sin mayores obstáculos las últimas semanas del primer gobierno de Nicolás Maduro, a pesar de las numerosas amenazas, tanto externas como internas, de provocar acciones violentas desestabilizadoras en contra de la nueva investidura presidencial del Presidente en funciones, hasta el 10/01/19, conforme a lo pautado por la Constitución del 99, bajo el argumento esgrimido internacionalmente, sin base alguna y sin argumentos cimentados en Venezuela, de una hipotética ilegitimidad del triunfo del candidato Maduro, por supuestas irregularidades en la convocatoria a comicios presidenciales en los primeros meses del año 2018; (definitivamente el 20/05/18) solicitud planteada decenas de veces por diferentes personeros de la Oposición que fijaron tal fecha casi que con carácter de ultimatum, especialmente de directivos de la Mesa de la Unidad Democrática, argumentando que era la única salida para el estancamiento político que enfrentaba el País, ante la contumaz negativa de adelantar un diálogo de avenimiento como el que se frustró en Santo Domingo, Capital de la República Dominicana, luego de haber debatido durante semanas el convenio que estaba aceptado por las partes y que ante su inminente firma, diríamos que ya con la pluma en ristre, para suscribir el acuerdo alcanzado; Increíblemente ante una llamada desde Bogotá y por presión del entonces Secretario de Estado Rex Tillerson, de visita en la capital de Colombia, el Convenio tan afanosamente trabajado por ambas partes, fue decapitado al negarse, el sector opositor a última hora, a convalidar el acuerdo, acatando la disposición del Sr., Tillerson transmitida por el Presidente Santos a la representación de la Oposición encabezada por Julio Borges, quien sin chistar agachó la cabeza y expresó "No firmaré" reconociendo su sumisión al Departamento de Estado, aun ante una situación tan cardinal y que posiblemente abría la puerta a la resolución de la crisis que afrontaba Venezuela y el inicio de una convivencia auspiciosa; no obstante por su acción sumisa e injustificada, estaba arrojando al cesto de la basura tal posibilidad, anteponiendo las directrices del Gobierno de los Estados Unidos a las patrióticas conveniencias nacionales.
Con todos los tropiezos que ha sido necesario superar para llegar hasta la toma de Posesión del 10 de enero pasado, el escollo final de la campaña electoral para el período presidencial 2019 – 2025, y a pesar del optimista discurso de juramentación de Nicolás Maduro, tenemos que pensar con mucha seriedad que el año 2019 será un año muy difícil, que tendrá el Gobierno que abordar con especial inteligencia y necesariamente nuevo cuerpo ministerial, ya que el presente está, salvo honrosas excepciones gastado, sin iniciativas, sin ideas nuevas que, muestren un camino expedito a la recuperación económica perentoria, que pueda realizarse mientras se plantean soluciones a más largo plazo y más definitivas para cimentar un sólido desarrollo, en la búsqueda de la Venezuela independiente desde todo punto de vista y no amenazada por carencias, como consecuencia de la falta de planificadores con inteligencia, visión de futuro y patriotismo que, puedan encauzar nuestras ventajas comparativas, en una acción de desarrollo sustentable a mediano y largo plazo, invirtiendo las divisas que se obtengan de la recuperación de la industria petrolera, la cual con una buena conducción y sin excusas de ninguna índole, deberá alcanzar los 2.500.000 barriles diarios para el final de esta año 2019, con el fin de utilizarlas en la ampliación de la frontera agrícola, el mejoramiento de la productividad en los rubros donde no hayamos alcanzado la excelencia y la creación con nuestras divisas sin dilapidarlas en programas banales, incluyendo algunos sociales, que tengan como centro la inmediatez, porque tal comportamiento populista no sería más que pan para hoy y hambre para mañana; Debemos recordar que mejor que dar un pescado es enseñar a pescar.
Cualquier observador es capaz de intuir que nuestra situación internacional es difícil, sobre todo por la actitud amenazante de vecinos con comportamientos incompatibles con nuestra idiosincrasia de hermandad y paz; vecinos compañeros de ruta y dificultades que, por una envidia enquistada desde el siglo XIX, con apetencias sobre parte de nuestro territorio, a pesar de que en los tratados internacionales donde se han dilucidado problemas de límites por diferentes razones que, me es imposible tratar en este breve artículo, salimos mal parados, no obstante sin espíritu de revancha o retaliación con laudos como el del Rey de España de 1891, donde perdimos parte de la Guajira y los llanos de Casanare, pero pareciera que el conformismo mostrado en los acuerdos de límites han envalentonado de nuevo al Gobierno Colombiano, para reincidir en su secular aspiración de incorporar a su territorio porciones importantes de nuestro país ubicados en el Oeste y que forman parte de los Estados: Zulia, Falcón y Táchira, quizá aprovechando la coyuntura internacional de la cayapa contra Venezuela, encabezada por los Estados Unidos de América, que sin lugar a dudas apoyará a Guyana en su diferendo con Venezuela a cambio de entrega a precio de gallina flaca, de las riquezas que existen en esa República de Guyana y en nuestro territorio Esequibo, y adelantar la balcanización en regiones independientes varias secciones de la superficie que ocupamos en la actualidad, para asegurar la imposibilidad de recuperación unificada de la República Bolivariana de Venezuela, la cual pudiera en un futuro reconstituirse y convertirse en una piedra en el zapato del Tío Sam
La tarea es dantesca porque tenemos que atender pronta y eficazmente nuestro desarrollo interno: agrícola, agroindustrial, industrial y minero, teniendo en la mente de manera omnipresente, la defensa de nuestra reservas y el desarrollo y mantenimiento en optimas condiciones nuestra industria de extracción refinado y comercialización petróleo y sus derivados; en este rubro de explotación de hidrocarburos deberá estar presente en lugar de excepción el gas natural, para fortalecer nuestra incipiente industria de plásticos, no solamente para consumo interno, sino también para la exportación.
De este breve esbozo se desprende que para que el Gobierno y el Presidente Maduro, muy optimista en su alocución inaugural debe interiorizar el tamaño de la tarea que enfrenta, y que como dijéramos antes necesita de lo más granado de la intelectualidad, en cada rama que conforman el enramado de nuestra economía, que deberá apartar los sectarismos divisores y perjudiciales tanto dentro del Partido y la Administración como con el resto del conglomerado nacional, al no usar adecuadamente el equipo humano que la República brinda, aunque tengan diferentes matices y se encuentren ubicados en toldas distintas de las de la Revolución, pero que son ciudadanos venezolanos a carta cabal que, pueden aportar indiscutibles servicios en las diferentes ramas de la economía venezolana y de igual manera, avenirse con empresarios pujantes y con deseo de aportar su esfuerzo al programa de Desarrollo, Crecimiento y Prosperidad y con su trabajo ayudar a conducir el navío de la nación por mares que seguramente serán procelosos por la circunstancia de cerco que económico en general y financiero en particular que vivimos, que además con motivo del nuevo gobierno, se anuncian cada vez más sanciones, algunas de las cuales pudieran tener consecuencias y agravar nuestro estatus, pero la mayoría de las que provienen de países lacayos del Imperio, no pasarán de ser simples gritos en el desierto, sin repercusión en nuestra economía, pero que en conjunto hacen que vislumbremos dificultades, que no podrán ser superadas en un período corto, el año que se inicia y nos obliguen a seguir transitando con los impedimentos económicos-financieros a los cuales nos han llevado, no obstante tenemos la firme esperanza de que terminaremos superándolos.
La aparición de falsos cuerpos gubernamentales en el exilio, como un Tribunal Supremo de Justicia, ya en desbandada y presuntamente presidido por un extranjero, o alguna otra invención que, en el mismo sentido surgiera, pudiera a la larga convertirse en otro escollo a superar por el Presidente recién investido, si un numero importante de países que se han convertido en un cartel anti venezolano inesperadamene países de nuestro entorno y siempre afines y organizaciones como la ONU y seguramente la OEA de Almagro, la reconocen como legítima y aceptan como válidas sus actuaciones, aunque éstas no estén ajustadas al derecho y menos al contenido de la Constitución de Venezuela, que por principio no acepta tales sin origen legal, además de extraterritoriales, como entes de la Administración venezolana; esta premisa hace que el servicio exterior debe mantenerse muy activo y bien informado ante esta posible eventualidad para detener a tiempo acciones como la descripta que, consigan por ejemplo, el autoproclamado por la Asamblea en desacato "Presidente de Venezuela" Juan Guaidó, realizar cobros a nombre de la Nación Venezolana de acreencias pendientes de pago o negociar bienes nacionales a nombre de la República, como pudieran ser activos de CITGO en Estados Unidos; Para muestra basta un botón, fresquecito, sin confirmar, me entero de que el Sr. Jair Bolsonaro presidente de Brasil, ha resuelto reconocer al Sr., Juan Guaidó como presidente legítimo de la República y quizá pague al usurpador y su claque, las deudas pendientes con Venezuela por concepto de Energía Eléctrica vendida al estado de Roraima, al espurio gobierno encabezado por Guaidó; y aun peor, para complacer al imperio, el usurpador pudiera entrar en acuerdos perjudiciales a Venezuela en el diferendo que mantenemos con Guyana. Guerra avisada no mata soldados y si los mata es por descuidados, no caigamos pues en descuidos irreversibles aunque a primera vista pareciéramos paranoicos.