Crítica ácida

Desacato, ineficiencia y demencia

Con los pies firmes y los inconvenientes a flor de piel, las y los venezolanos evaluamos luego de las festividades de navidad y fin de año, el comportamiento continuado de unos y otros jefes políticos, sin que los dirigentes tengan en cuenta que la mayoría no comprometida ni con la oposición ni con el gobierno socialista, observa (a veces con desesperada desesperanza) la odiosa división creada entre compatriotas, y utilizo el término compatriotas considerando que abarca a quienes hemos nacido en el mismo país. Como es natural la observación del comportamiento pro oficialismo o a favor de la oposición, lo examinan también extranjeros que en colonias bastante numerosas conviven con nosotros en esta tierra generosa.

Se hacen poco creíbles los responsables de estrategias parlamentarias en la AN oposicionista en desacato por desconocer al Tribunal Supremo de Justicia, similar incredulidad recibe el oficialismo por incurrir en desaciertos, y como siempre numéricamente tienen menor apoyo los que día tras día no pegan una, y fracasan estrepitosamente en convencer a los votantes de oposición, presuntamente insatisfechos a ultranza con el modelo socialista de la revolución bolivariana. Ante la actitud del Presidente Maduro, reclamando y regañando a Gobernadores, Alcaldes, Concejales y funcionarios electos o designados, por no atender como debe ser las necesidades de la colectividad de manera oportuna y eficiente, se palpa igual sin cambios confiables, la estrepitosa debacle de directivos de oposición, a pesar del gigantesco apoyo internacional capitalista que les envía dólares, euros, marcos alemanes, reales brasileños, pesos colombianos, etc. etc.

Angustia la falta de conciencia de quienes integraron gobiernos demócratas. Representativos. Decepciona el oportunismo de socialistas bien amonestados verbalmente por el Jefe del Estado. Inquieta pensar qué nos pasaría si el FMI vuelve a Venezuela, si nos comprometiera un gobierno de derecha a reconocer una deuda eterna, con un gobierno similar al de Brasil o el de la Argentina. En la nación gaucha el Fondo Monetario obligó a rebajar pensiones de ancianos y jubilados, y que se aumente la edad para beneficiar a mujeres a quienes administraciones socialistas favorecieron de por vida. Mauricio Macri aprueba les aumenten la edad obligatoria a esas damas, perdiendo una ayuda oficial que no se compara a la Venezuela, y da luz verde a la demencial disposición de rebajar lo que cobran los argentinos jubilados.



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Luis Sánchez Ibarra


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