Guatire, 26 de enero de 2019.
La intervención de nuestro Canciller Jorge Arreaza ante el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas el día de hoy, ha sido sin lugar a dudas una pieza magistral en defensa de nuestra soberanía y nuestra dignidad como nación, a la altura del legado histórico de nuestros libertadores.
No obstante, debo señalar que al ser inquirido sobre la situación migrante, no supo explicar por qué. Ciertamente habló sobre las sanciones norteamericanas y el bloqueo financiero y comercial, que hacen mucho daño, pero no mencionó que Venezuela no es responsable de la crisis mundial, tampoco de la crisis de precios del petróleo.
No supo el Canciller tampoco explicar la estrategia inducida para minar la economía nacional, caracterizada por múltiples acciones clarísimas desestabilizadoras de nuestros sistemas de distribución y comercialización. No habló del ataque político y especulativo que sufre constantemente nuestra moneda nacional a través de armas de guerra como el portal Dólar Today cuyos dueños están en territorio norteamericano bajo la protección del gobierno de Washington; ni como la Resolución 8 del Banco de la República de Colombia que permite la doble cotización del bolívar respecto al peso colombiano. No habló del contrabando de extracción promovido, aupado y legalizado por Colombia en contra de nuestro país.
A lo interno manejamos el discurso de la guerra económica, pero a nivel internacional no hemos sabido explicarlo y difundirlo. Y si se ha hecho, ha sido en cotos cerrados o en pequeños escenarios aislados de poca o nula repercusión mediática, mucho menos política. Hoy era un día trascendental, una oportunidad de oro para explicarle al mundo la guerra económica conducida por el poder económico nacional e internacional, con su secuela de crímenes que pudieran considerarse de lesa humanidad al negarle al pueblo el acceso a la alimentación, a la salud y a la vida misma.
Debo reconocer, así mismo, la extraordinaria rueda de prensa que ofreció nuestro Presidente Nicolás Maduro, en mi criterio brillante, valiente y patriota, como cabe esperar de un verdadero revolucionario antiimperialista comprometido con los principios de no intervención, de autodeterminación de los pueblos y, más importante, con el legado de resistencia para poder vencer de nuestro Comandante Eterno.
Mi llamado en esta hora crucial –una vez más- de la Patria de Bolívar es a no caer en provocaciones, a entender que se trata de una jugada geopolítica orquestada desde Washington y esos países que nuestro Canciller denominó "satélites", es decir, lacayos subordinados al Imperio. Deberían más bien esos gobiernos fraticidas de América Latina mirarse en nuestro espejo, pues ellos mismos podrían ser víctimas en su momento de lo que ahora se pretende hacer con Venezuela y que marcaría un terrible precedente en el campo político internacional. "Cuando veas las barbas de tu vecino arder, pon las tuyas en remojo".
Pido la cohesión de las filas revolucionarias, más allá de las distintas corrientes de pensamiento o posturas políticas. Se impone en esta hora la unidad de los patriotas, la cohesión de pensamiento y de acción, en este momento crítico histórico donde los destinos de la patria y de nuestra revolución bolivariana se encuentran verdaderamente amenazados en su continuidad. O hay patria para todos o no hay patria para nadie. La patria es soberana y se respeta.
Quien me lee conoce que soy de pensamiento crítico, pero también cuento con la madurez política para entender los distintos procesos en el área geopolítica y a lo interno los factores que pretenden, incluso desde nuestras propias filas, jugar al fracaso de nuestro proceso de cambios que nos legó el Comandante Hugo Chávez.
No claudicaré en la crítica necesaria y amorosa enmarcada en el profundo respeto y en la preocupación genuina de que se hagan las cosas bien. Eso es lo que mueve mi crítica.
Pienso que no hay mal que por bien no venga. Todos estos acontecimientos me reafirman que el chavismo como corriente histórica tendrá que ser objeto de estudio, dado que mientras más golpes recibimos y a pesar de las profundas diferencias que a lo interno podamos tener, cerramos filas en torno al proceso y a su líder, cuando el mismo está en riesgo; deponiendo posturas individuales y sumándonos en colectivo a la defensa de la patria y sus intereses.
Adelante camaradas y que nadie se equivoque. Aquí seguiremos teniendo patria porque somos hijos de Bolívar y Chávez, con un bagaje histórico que marca la gran diferencia.
Considero que Venezuela debería pedir formalmente a Rusia y a todo el bloque euroasiático conjuntado en la Organización de Cooperación de Shangai (OCS), que monten de una vez sus bases militares en el país, principalmente las bases navales. Dejémonos de monsergas y vamos a la realidad. Esto puede hacerse vía ANC. Serían un buen contrapeso y no nos quitarían soberanía, sino todo lo contrario, nos permitirían precisamente mantener la soberanía y la integridad territorial, que es lo que en definitiva nos estamos jugando. Así lo pienso y así lo digo.
Como también pienso que Venezuela debería romper relaciones diplomáticas, comerciales, financieras, bancarias y de toda índole con Colombia y proceder al cierre definitivo e inmediato de las fronteras con ese país. Bolívar no hubiese titubeado a este respecto y el Comandante Chávez menos.
¡Hasta la victoria siempre! ¡La patria se ama, la patria se respeta y la patria se respeta con la vida misma de ser necesario! Porque sin patria no quiero vida. ¡Chávez vivirá mientras el pueblo luche! ¡Que nadie se equivoque, Maduro no está solo! Aquí hay un pueblo en franca resistencia y en lucha.