Antes de que los marines que ya estan en Colombia nos invadan y no nos dejen escribir un abrazo al equipo y mis mejores deseos por su seguridad salud y vida.
Se designa con el término de Experiencia a aquella forma de conocimiento o habilidad, la cual puede provenir de la observación, de la vivencia de un evento o bien de cualquier otra cosa que nos suceda en la vida y que es plausible de dejarnos una marca, por su importancia o por su trascendencia.
También, esa habilidad o conocimiento puede sobrevenir gracias a la práctica sistemática en o de alguna cuestión.
Este tipo o forma de conocimiento, las experiencias, tanto los seres humanos como los animales, las van adquiriendo a lo largo de sus vidas, siendo prácticamente imposible que esta situación no se produzca en algún momento. La experiencia es una parte importantísima de la vida de cualquier persona y la que en definitivas cuentas le permite a alguien decidir una cuestión fundamental en su vida. Porque siempre aquel evento que nos sucede y que nos deja una marca y un aprendizaje estará latente y presente para aparecer cuando sea necesario usarlo como antecedente para decidir seguir adelante o no con una cuestión.
Una experiencia siempre deja un aprendizaje y quien diga lo contrario miente.
En tanto y conforme al paso del tiempo, se dirá y será efectivamente así, una persona tendrá e irá adquiriendo cada vez este tipo de conocimiento conocido como experiencia, porque los años, básicamente, son los que permitirán que esta se vaya acrecentando, ampliando y ganando también, ya que estas vivencias que se van pasando también suelen ser determinantes a la hora de tener que repetir o no elecciones, porque al haberlas pasado, ese cuerpo de experiencias que se van almacenando en la memoria nos ayudarán a la hora de elegir o no tal camino y también llegado el caso de tener que aconsejar a alguien acerca de qué hacer con alguna cuestión o cómo actuar ante un imprevisto, por ejemplo, entre otras cuestiones.
La experiencia desde la óptica de la filosofía
Generalmente, el concepto de experiencia refiere un conocimiento procedimental, es decir, cómo hacer tal o cual cosa, en lugar del conocimiento de tipo factual o qué son las cosas. En la Filosofía, se suele tratar a este tipo de conocimiento basado y forjado exclusivamente a través de la experiencia, como conocimiento empírico o conocimiento a posteriori. Y también desde ella, más precisamente desde la hermenéutica filosófica, se sostiene que las experiencias son posibles si se tienen expectativas, por eso esta cree que la persona con experiencia no será la que más vivencias haya acumulado sino más bien aquella que esté capacitada para permitírselas.
Y aunque este pensamiento tiene mucho de real, también es cierto que como mencionábamos antes, la edad, sin dudas, marcará también el nivel de experiencia que presenta tal o cual persona.
La experiencia un camino hacia la sabiduría
Porque la experiencia indefectiblemente conduce a la sabiduría y aunque si bien se puede obtener sabiduría luego de recibir un castigo, un reto o de haber sufrido cualquier otra cuestión que produzca ciertos movimientos internos, acercarse a aquellas personas más grandes, que ya han recorrido un largo camino, es la mejor manera de adquirir sabiduría, siempre será más redituable la compañía de estos que la de los inexpertos.
Lamentablemente, hoy, en nuestra cultura, no se suele reivindicar a los ancianos por justamente esa experiencia vasta que le han ido dejando los años acumulados sino más bien sucede lo contrario en algunos contextos y se los deja de lado porque se considera que ya no sirven, privilegiándose en su lugar la sangre joven. Si bien es correcto pensar que para algunas actividades se necesita de gente jovial que pueda desplegar una energía que un adulto mayor no podría, también debería equilibrarse eso con la experiencia que puede aportar un anciano. Sin embargo, como ya decíamos, en la actualidad, es muy común que se los rechace y haga a un lado.
La cultura oriental, vale destacarse, ha sido tradicionalmente una excepción a esto que comentábamos ya que la misma les otorga a los ancianos un lugar de privilegio y de reconocimiento en la sociedad. Se lo incita a participar y no se lo relega justamente porque se reconoce el vasto conocimiento que los años le dejaron y que podrá aportarlo para que las generaciones nuevas aprendan de él.
Como ya sabemos, los occidentales y los orientales nos diferenciamos en muchísimas cuestiones y en este punto del reconocimiento y premio al anciano, de considerarlo sabio, no por lo que sabe de tal o cual materia sino por la experiencia acumulado a través del tiempo, sin lugar a dudas existe un abismo que atrasa por supuesto para la cultura occidental.
Por otra parte, muchas veces, el término experiencia es usado como sinónimo de experimento en los contextos científicos.