La mujer durante todas las épocas no ha sido tomada en cuenta para ser valorada, ha sido una lucha larga y difícil para romper con una serie de prejuicios de todo tipo, sobre todo si vivimos en una sociedad terriblemente machista donde es imposible derrotar la exclusión a la mujer y el atropello, por lo que se hace necesario derrotar este sistema de antivalores, violencia y degradación, para formar al hombre desde niño hacia niveles de formación más humanista, que valore y respete a la Mujer Principio de la Vida. La degradación de la mujer también pasa muchas veces por ella misma cuando se permite ser humillada por el sexo opuesto; pero también cuando se deshonra así misma denigrando de su Ser; anteponiendo sus atributos físicos por el tener, por encima del Ser; estigmatizándose como un estereotipo de mujer que trasgrede la lucha de ella contra el machismo y sus valores igualitarios por el libertinaje. Algunas han pisado fondo, capaces de perder su honor, lo más digno que puede tener un ser humano: su sentido Patriota, su origen, por entregar y vender a su país a las fuerzas imperiales, sin importar su costo, puesto que el sistema se ha encargado de alienar hasta su mente, razón por la cual ya no piensan. Esta postura de la mujer de hoy es tan peligrosa como la misoginia, ya que el hombre es machista, maltratador o violento, porque este prototipo de mujer lo formó así, en virtud de una sociedad violenta en la que se crió por carencias de valores familiares, de hermandad, solidaridad, amor y sentir patrio.
En Venezuela se vive una amenaza latente de una posible intervención militar por parte del gobierno de Donald Trump, ésta se puede dar bajo la excusa de una ayuda humanitaria; o también mediante una intervención militar para asegurar el control de nuestros recursos petroleros o por la presión internacional y nacional de la ultraderecha criminal. La mayoría de los venezolanos (tanto chavistas como opositores) están en contra de una intervención gringa. Los que aspiran este proceso como una carta más para la salida del dictador Nicolás Maduro no les importa sus consecuencias. Así, por ejemplo, lo ha expresado Sasha López, una modelo locutora de un canal de televisión venezolano, quien así como desconoce quién fue el maestro Luis Abreu, ignora las secuelas de una intervención norteamericana en nuestro territorio, por ende el significado de ser Patriota, las ocho estrellas de nuestra bandera tricolor y porqué el nombre de nuestro país. No le digo compatriota porque hija de mi Patria no es, ya que representa al enemigo que pide abierta y morbosamente una intervención contra Venezuela. Estamos ante la presencia de la degradación de la mujer venezolana por su ego, o por la ignorancia cuyo desconocimiento de las cosas la convierten en una mujer fácil de dominar, de idiotizar y de ser objeto sexual "útil" para quienes quieran manosearla. La modelo ve positivo que las mujeres venezolanas den a luz hijos engendrados con los gringos invasores, pues cree que ellos se enamorarían de la belleza venezolana, tal vez por aquello de que somos el país de las mujeres más bellas, como si esto fuera lo único que representa o simboliza a la mujer criolla. Desconoce Sasha que los gringos vendrían por nuestros recursos petroleros, minerales, acuíferos; que ellos no conquistan mujeres, sino que las violan, no precisamente con sabor a alegría; que los niños que han dejado por estas tierras donde han llevado "ayuda" son producto de esas aberraciones y que no saben siquiera su existencia. Ojalá que sus presidentes ilegítimos Guaidó o Trump le regalen algunos psicotrópicos, por tanta irracionalidad producto de su locura.
A Sasha, a nuestros enemigos de la Patria, así como a todos aquellos que quieren una acción bélica en la tierra de Bolívar, les pido que el dolor y la guerra no les sean indiferentes, porque sus rostros son terribles y pisan fuerte toda la pobre inocencia de la gente (como canta Leo Gieco). Revisen las tragedias que se viven en una guerra y sus consecuencias, pregúntenle a cualquier ciudadano de cualquier país que ha sufrido la monstruosidad de la fuerza imperial cómo han dejado a sus pueblos destruidos, cuántas mujeres han sido víctimas de abusos y violaciones sexuales. No permitan que les sigan dominando por su ignorancia, ya que bajo este control es que nos han sometido. Por ejemplo: durante los años 90, en Ruanda, fueron violadas 200.000 mujeres, una cifra muy inferior a la de la República del Congo, que se calcula pudo haber hasta más de 500.000 casos. En Guatemala, donde murieron más de 200.000 personas, el ejército abusó y violó a decenas de miles de niñas, adolescentes y mujeres adultas (mayoritariamente indígenas), lo que provocó un trauma social generalizado. En Argentina, entre 1963-1983, a muchas prisioneras se las convirtió en esclavas sexuales de sus torturadores durante años, y a las que estaban embarazadas después de parir les arrebataban el bebé y a la madre las lanzaban vivas al mar desde un avión. Fue en 1996 que la ONU reconoció la responsabilidad de los cascos azules en violaciones, trata de mujeres y abuso infantil en misiones desarrolladas en algunos países del África. Luego, en el año 2004 se volvió a producir en Haití y en otros países de este continente, pero la ONU reconoció un año después que se habían producido 105 denuncias contra los cascos azules. Los soldados de la ONU se aprovechaban de niñas y mujeres congolesas desesperadas por la hambruna para practicar sexo con ellas a cambio de comida o dinero. La resolución 1.325 de la ONU establece que el país receptor de cascos azules no puede juzgarlos en su territorio aunque cometan en éste el delito o crimen. En Colombia, donde se sufrió una guerra de más de medio siglo fueron decenas de miles las mujeres violadas, torturadas y mutiladas. Desde la instalación de las bases militares, existen evidencias de violaciones perpetradas por los marines USA en Colombia, pero la firma de inmunidad para los gringos es la impunidad del Estado colombiano. El Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de las Mujeres, publicó un informe "Mujer, violencia sexual y conflicto armado, el caso de Honduras", firmado por Alcidia Portillo, acerca de las Guerras de Centroamérica y lo centró en el doble infierno que supuso estos hechos para las mujeres. En Honduras, a causa de las violaciones colectivas de militares, algunas mujeres tuvieron que someterse a una reconstrucción quirúrgica de sus órganos genitales, dada la brutalidad de los ataques sufridos.
La violencia sexual como estrategia de guerra, es una práctica generalizada, masiva y sistemática que realizan los invasores, las consecuencias de ello para cualquier mujer son nefastas, máxime si se engendra una criatura que arrastraría los traumas de la madre y el hijo las consecuencias de lo que ofrece un sistema tan salvaje. No es poca cosa amigas opositoras lo que viene detrás de unos hombres ojos azules dispuestos a matar por regalar a su amo nuestras riquezas. No podemos ser tan indiferentes frente al dolor de una mujer, de un niño, de un anciano y de un hombre que han sufrido los efectos de la guerra, pues siendo así estaríamos ante la presencia de un monstruo que nada le es sensible. Desear esto en nuestro país, a pesar de las diferencias ideológicas, es verdaderamente aberrante. Nos tocará a muchas mujeres que están dispuestas a defender la soberanía e independencia de la patria, como otrora lo hicieron nuestras primeras combatientes Manuela Sáenz, Juana La Avanzadora, Luisa Cáceres de Arismendi, Josefa Camejo, o más recientemente Argelia Laya, María de Lovera, con las armas de la dignidad, a escribir las páginas gloriosas de la conquista de una nueva emancipación con nuestra sangre si es necesario. La lucha por la felicidad de la Patria solo se puede dar a través del socialismo que es al mismo tiempo la lucha por la liberación plena de la mujer, como actor social fundamental del mundo. Sin la incorporación de la mujer en el proceso emancipador sería imposible la transformación del nuevo mundo. Ofrecer nuestro cuerpo como una subasta pública es prostituir la memoria de esas mujeres que dieron todo por nuestra Patria; subestimar nuestra inteligencia es desmeritar el aporte decisivo de cientos de mujeres que apoyaron la construcción de un proyecto libertario; ponernos por debajo del nivel del sexo opuesto es trasponer nuestra condición como Principio dador de Vida. "Si hoy honro la memoria de Bolívar, en la lucha por mi Patria la haré renacer hasta que haya roto las cadenas del yugo del imperio".