Declaraciones de un choro de alta alcurnia

El vicepresidente de los Estados Unidos, uno de los más activos promotores de las infames agresiones contra nuestro país, declaró que estaban en conversaciones con algunas empresas petroleras norteamericanas para que se hicieran cargo de la explotación del petróleo de nuestro país.; es decir, para que se apropiaran de nuestra industria petrolera.

Estas declaraciones habría que agradecérselas al fulano seño vicepresidente, porque por fin estos asaltantes dan a conocer de manera cínica y desembozadamente algo que ya todo el mundo sabía, pero que ellos, por un residuo de vergüenza, trataban por todos los medios de ocultarlo, dado la asquerosa índole delictiva de sus verdaderos propósitos. De manera, que ya no son valores tan trascendentes como la democracia, ni las violaciones de los derechos humanos, que supuestamente se estarían desconociendo en Venezuela, ni el estado de derecho, ni la no menos supuesta crisis humanitaria en nuestro país, ni ninguno de los otros falaces argumentos en los que estos felones, duchos en toda clase de vagabunderías, han basado tradicionalmente sus criminales acciones, unas acciones que ya han provocado centenares de víctimas mortales en nuestro país. De manera, que es, como se ha venido diciendo, y no sin razón, lo que ha despertado la frenética codicia de estos modernos asaltantes de diligencias, los cuales, por toda clase de medios ilegales, incluyendo fraudes electorales, han asaltado a los propios gobiernos de Estados Unidos.

De las mencionadas declaraciones del vicepresidente norteamericano, nos enteramos a través del programa La Hojiilla -inexplicablemente, pese a su trascendencia, no se ha vuelto a hablar de ellas- transmitido el 29-1-19. Pues bien, en vista de que esas declaraciones además de tener todas las características de una confesión, era un filón que bien aprovechado podían dar excelentes resultado, ya que revela las causas reales de la agresiva actitud de los Estados Unidos hacia nosotros, Lo que tiene una importancia capital, pues antes de ellas el que los gringos estuvieran detrás de nuestro petróleo no pasaba de ser simples conjeturas, conjeturas con sobrados fundamentos, pero conjeturas al fin. Ahora, en cambio, la situación ha cambiado tanto, que los bandidos del norte no pueden continuar con sus amenazas contra nuestro país, sin exhibirse ante el mundo como lo que realmente son: unos vulgares ladrones dispuestos a cometer cualquier crimen por atroz y repugnante que sea, con tal de apoderarse del botín venezolano. De allí la necesidad de que lo expresado por el choro norteamericano fuera acompañado por unos comentarios que destacaran este hecho. Sin embargo, aparte de algunas naderías sin importancia, Mario Silva no dijo nada más.

Y miren que había muchas cosas importantes que decir. Puesto que aclaradas bien las cosas, establecidos bien los verdaderos móviles que alientan a los Estados Unidos y que los llevan a incurrir en la amenaza de una eventual intervención militar y en el terrorismo para lograrlos, la contraofensiva venezolana debía concentrarse en la denuncia permanente de esos móviles, pues nada mejor que ellos para descalificar a los inescrupulosos gobernantes estadounidenses. Y los descalifican por una razón muy sencilla, pues nada que se pretenda obtener mediante el robo y el asalto a mano armada, como pretenden ellos apoderarse de nuestros recursos naturales, puede tener nunca ninguna justificación. Y es de esta manera, como los forajidos de la Casa Blanca pretenden lograr lo que desean. No son por supuesto, como ya dijimos, la defensa de valores como el respeto de los derechos humanos, ni la democracia, ni el establecimiento del estado de derecho, No, puesto que esas cosas ya las tenemos y si se quiere, en demasía, sino el despojo, el robo de nuestras riquezas naturales.

Claro, lo expresado nos plantea una pregunta inevitable: y es ¿qué hacer con aquellos pseudos venezolanos que se han estado prestando desvergonzadamente para que los asaltantes del norte logren alcanzar, incluso, a través de una guerra y acciones terroristas tan antinacionales objetivos? ¿Sus perversos designios contra la patria de Bolívar, contra nuestra patria? Bueno, en casos como este, sólo hay una cosa que hacer. Y es que como aquí no existe la pena de muerte, entonces derogarles la nacionalidad venezolana, porque en realidad venezolanos no son.

Prueba de la alta traición de estos miserables apátridas fue la foto que en ese mismo programa se mostró y que, francamente, no tiene desperdicios. Pues, allí aparece un grupo de sujetos, encabezados por Julio Borges, recibiendo las órdenes de sus amos; entre ellos, precisamente, se encontraba el vicepresidente. Pero, ¿por qué es indispensable que todos los venezolanos conozcan esa foto? Porque puede haber escuálidos que no estén de acuerdo con la entrega de nuestras riquezas, las riquezas suyas y del país, y que al enterarse de una forma que no ofrezca duda de que es eso, precisamente, lo que sus líderes se proponen hacer, decidan retirarles su apoyo. Y sin embargo, a pesar de la tremenda importancia de ese documento gráfico, en el cual los principales dirigentes de la oposición fueron sorprendidos infraganti, tampoco como en el caso de las declaraciones del choro, se ha vuelto a hablar, lo que hace que el debate entre las fuerzas revolucionarias y los traidores, sea una pelea de burro contra tigre.

¿Qué haría quien esto escribe? Le agregaría a la foto un comentario en el que se explicara a la gente lo que sucedería en el caso infortunado de que los gringos llegaran a apoderarse de nuestro principal producto de exportación, o sea, del petróleo, Les diría lo que sucedía en tiempos anteriores a la OPEP, durante los gobierno de Gómez, Medina, Pérez Jiménez y parte de la guanábana, cuando todavía no se había creado la OPEP. Que nos pagaban lo que les daba la gana, el equivalente de un dólar y medio el barril, pues eran las propias compañías petroleras las que le fijaban el precio a este estratégico producto. Al respecto, es fácil imaginar el saqueo que nos han hecho el imperialismo y sus compañías petroleras, si se parte del hecho de que durante mucho tiempo Venezuela fue el mayor exportador de petróleo del mundo; llegó a producir, 4 millones y medios de barriles diarios. Esto es lo que haría, y una vez hecho, agregado ese comentario, le sacaría un millón de copias a la foto, las montaba en una avioneta y las arrojaba en las principales ciudades del país.

Pero eso no es todo lo que haría, porque también dibujaría una diligencia tirada por cuatro caballos, le pondría el nombre de Venezuela y, como carga, unos barriles que llevaran impresas la palabra OIL. Además, en la escena aparecería el atribulado conductor de la diligencia con las manos en alto, y apuntándole desde sus ostentosas cabalgaduras con sus enormes revolvotes, los cuatro cuatreros que pretenden robarnos nuestro petróleo; es decir, Trump, Bolton, el vicepresidente y Pompeo. El título del conjunto sería: El lejano oeste 2019.

Pues bien, decíamos en líneas anteriores que las empresas petroleras, la mayoría y más importantes de ellas norteamericanas, nos pagaban por el petróleo que se llevaban lo que a les diera la gana de pagarnos. ¿Cómo lo hacían? En los inicios de la explotación petrolera en nuestro país las empresas petroleras se llevaban el crudo casi regalado. Sin embargo, en la medida en que esa actividad fue cobrando importancia económica, Gómez, debido a las fuertes presiones a lo interno de su gobierno, finalmente se vio obligado a ceder a esas presiones y a aceptar que se elaborara una ley que regulara la explotación de ese producto fósil. Antes de eso, solía responder: ¿para qué una ley de ese tipo? No, la cuestión petrolera había que dejárselas a los gringos, pues son ellos los que saben de eso.

Pero, en fin, se decidió de todos modos aprobar una ley de hidrocarburos que regulara exclusivamente esta importante actividad. La tarea de elaborarla se le encomendó al ministro de fomento de entonces, Gumersindo Torres. Como resultado de eso, en 1920 se promulgó la primera ley de hidrocarburos de Venezuela. En esa ley se pechaba a las concesionarias con algunos impuestos adicionales. Pero eran tan insignificantes, que si se hubieran estado gravando con aranceles aduanales lo equipos y maquinarias que utilizaban las empresas en sus operaciones rutinarias, como se hacía y se hace en todo el mundo, los ingresos que se hubieran obtenido por ese concepto hubieran sido muy superiores a los recaudados por la venta del petróleo.

Sin embargo, las compañías petroleras no estaban de acuerdo con esos nuevos gravámenes y decidieron sabotear la legislación recién aprobada. ¿Cómo lo hicieron? Pues, se llevaban el crudo y luego se aparecían diciendo "…que lo habían tenido que vender con descuento, y es esto lo que les toca a ustedes". Sí, es verdad, lo vendían, pero a las otras filiales del mismo cartel, lo que equivalía vendérselo a ellas mismas. ¿Se les ha hablado a las nuevas generaciones acerca de esta gigantesca e incalculable expoliación y otras vagabunderías que el imperialismo había venido cometiendo contra nuestro país? Si se hubiera hecho, estoy seguro, porque lo comprobé, de que muchos de los que hoy apoyan a la oposición apátrida no lo estuvieran haciendo en estos momentos.

Lo expuesto nos lleva a formularnos la siguiente pregunta: ¿qué sucedería si el imperialismo volviera a ponerle la mano a nuestra industria petrolera? Que la situación económica se degradaría tanto, que hasta la misma Haití sentiría lástima de Venezuela., y muchos de nosotros y de los que apoyan a los secuaces del imperio, a los que en estos momentos colaboran para que esta desgracia ocurra, ni siquiera hubiéramos querido haber nacido.

NOTA: Con motivo de la derrota que sufriera Evo Morales en un referendo en el que se le consultaba a la gente si estaba de acuerdo con la reelección presidencial, escribí un artículo en esta misma página titulado "Yo no creo en los pueblos". Y lo que ha venido sucediendo electoralmente en algunos países como Argentina, Brasil y ahora en el Salvador, viene a confirmarme en mi descreimiento. Lo que sucede es que las personas –los pueblos son la suma de individuos- cuando dejan de pertenecer a una clase social inferior para incorporarse a otra superior o cuando elevan sustancialmente su nivel de vida, pasan a asumir los valores de la clase inmediatamente superior. De allí que quienes le dieron el triunfo a Bolsonaro fueron los 40 millones de personas a las que Lula sacó de la pobreza.

2) Y a propósito de Lula, no existe un crimen más espantoso que violar un niño o mantener privado de libertad a un inocente. Esto lo expresa muy bien el siguiente aforismo: "más vale un culpable en libertad que un inocente preso".

3) En estos momentos se están recogiendo firmas "en defensa de la paz y la soberanía". Y yo pregunto, ¿y es que acaso la paz y soberanía son los únicos bienes que están amenazados en Venezuela? ¿Y el petróleo? ¿Es que acaso el petróleo carece de toda importancia que no merece que se le defienda? Pues, sí, sí la tiene y mucho, porque sin ese combustible caeríamos en una situación de pauperización tal, tan espantosamente degradante, que para las personas que la padezcan valores como la libertad e independencia carecerían de sentido. De allí que la mejor manera de defender la libertad e independencia sea defender el petróleo con el mismos ímpetu y fiereza con la que defenderíamos nuestra propia vida.

4) Existe por ahí un sedicente derecho a proteger .Sin embargo, cabría preguntar: y quiénes protegerían a los presuntos protegidos de sus supuestos protectores, ah?

 

 



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Alfredo Schmilinsky Ochoa


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