Esperaré hasta el 23 para ver si puedo hacerme una idea más clara de lo que está pasando y de lo que pudiera pasar.
Me parece distinguir que previa a la guerra posible se desarrollan escaramuzas en los frentes mediático, fronterizo y también diplomático, al menos es eso lo que deduzco de las declaraciones del canciller Jorge Arreaza quien dice tener conversaciones secretas con esa alma piadosa que es Elliott Abram, y que no puede comentar.
En el frente fronterizo está prevista una confrontación musical para el viernes 22, un día antes del día anunciado por el profeta Juancho para que ingrese si o si la ayuda humanitaria, promovida por la magnanimidad del imperio estadounidense y de naciones europeas, seguidas en esta noble acción (y meneando la colita) por varias oligarquías perrunas como las de Perú, Argentina, Colombia y Brasil. Reconocidos artistas y cantantes desinteresados de contratos cantarán y bailarán al son que les toque los dólares futuros y, eso sí, valientemente por la libertad y la democracia mede in USA, y harán de las delicias de los presentes mientras avanzan los designios fatales de intereses extranjeros. El 22 ¡palo y palo! ─ ¡¡y droga!! ─ como demandan las circunstancias apremiantes de la lucha contra la dictadura; el 23 que el Diablo se lleve a Maduro y en los cachos a todos los venezolanos. No faltará la dignísima presencia de lacayos venezolanos de pedigrí para dar realce al evento.
Del lado venezolano se tiene proyectado también un concierto con sus artistas y su público para apoyar al Gobierno que, hasta ahora, ha sostenido que no permitirá el ingreso de la versión sí o sí de ayuda humanitaria que pretende imponer el loco racista de la Casa Blanca.
Curiosa guerra esta en la que primero nos caemos a conciertos y, después, podría ser hasta que nos caigamos a bombas. Es una idea bastante retorcida la de un show musical como preludio al (posible) descuartizamiento de cualquier país, aunque ese país sea la Venezuela desgobernada por dos presidentes deslegitimados por la historia reciente. Hay otros caminos, constitucionales, de soberanía popular, para evitar lo que todavía no ocurre pero que los protagonistas del conflicto hasta hoy se han negado a respetar la voz del Pueblo.
Hay que esperar y ver qué pasa; hay conversaciones secretas y hasta propuesta pública del Presidente Maduro, de elección presidencial…
Mientras tanto, para distraer mi ansiedad me pregunto:
¿De quién habrá sido la idea de ese concierto como preludio a la (posible) barbarie? No pudo haber sido idea de Guaidó, sabemos que a él no pudo ocurrírsele tan enfermizo procedimiento que de todos modos requiere la imaginación que él no tiene, aunque, bueno… nunca se sabe, a veces la codicia estimula la creatividad. Aun así creo que él es más o menos un buen muchacho, por ahora, ya que no tiene todavía en su conciencia la sangre derramada por causa de la invasión que no se ha realizado. Además lo conocemos de atrás, sabemos que no fue él. ¿Sería Freddy?,… podría ser… esa cosa que lo lleva al quinto punto cardinal pudo haberle dado carburante suficiente como para maquinar cosas peores que las guayas y los puputop. Pero pensándolo bien, Freddy solo es especialista en trancones y sentadas, queda descartado. Tampoco pudo haber sido idea del Gran Hermano del norte, «copete loco», ese solo piensa en hacer dinero y esos musicales detalles para distraer la masacre que expandirán sus negocios en Venezuela es más bien de gente menos patán que él. Ni hablar de Leo, quien ahorita mismo junto con Lilian lucen olvidados por sus guías espirituales de la Casa Blanca y, además, es muy dudoso que Juancho y Fabi quieran compartir con ellos los laureles de esa gloria de haber sido principales figuras del apocalipsis que se cierne sobre nuestras cabezas.
