LA COLUMNácida

APEGADOS A LAS NORMAS

Para cuando aparezca esta página, no estará permitido -según las normas del Consejo Nacional Electoral- publicar resultados de encuestas. De todas formas, ya los venezolanos sabemos que, hasta en las más piratas, en las inventadas a última hora, en la del gordito “maquiavelo-de-a-locha” y golpista, Chávez está por encima de su más cercano contendor (quien terminará la carrera como a treinta cuerpos de desventaja). Por eso, no hablaremos más de resultados de encuestas. Además, la mayoría de nuestros lectores, recibirá nuestro periódico (Y Ahora) en la primera semana de Diciembre, en medio del júbilo causado por el triunfo -por paliza- de Correa, en la bolivariana República hermana del Ecuador... En lo que será el adelanto a una Navidad roja-rojita y unas fiestas con alegría sin par, de fin de año en Venezuela.

ROMPIENDO LA CUADRATURA

En la columna anterior, les decía que estábamos a punto de romper la proporción 60 a 40, que nos persigue desde 1998, a lo largo de todas las elecciones (referendo incluido), en las que ha participado el Presidente Chávez y que lo han convertido en el presidente más legitimado del planeta Tierra. De esas convocatorias, y con tal diferencia, solamente tendríamos que sacar aquella cuando se sometió a votación el Proyecto de Constitución que tenemos ahora. Que quedó, proporcionalmente, como 80 a 20. Ahora, si la lógica se impone, y si avanzamos en logros y bondades para con nuestra sociedad, debe quedar atrás aquel 60/40 de siempre y convertirse en un 70/30 con variaciones que no deben exceder el margen de error de los 3 o 4 puntos porcentuales.

ACERCÁNDONOS A LOS NÚMEROS

Mucha gente todavía no ha entendido (y si no se propuso votar, pues menos), el llamado que se hizo desde un principio para acopiar diez millones de votos a favor de Chávez y de la Revolución Bolivariana. Aquel que no se convenció de sumar su voto, sencillamente no entendió que en la medida en que obtengamos más votos a favor de Chávez y su Revolución, en la medida en que la diferencia con el contendor más cercano sea mayor, en la medida de la contundencia de la votación a favor del proceso de cambios que viene impulsándose en el país, será más fácil avanzar y consolidarlo. Y será más fácil defenderlo ante agresiones externas. Contaremos con más apoyo de la comunidad internacional, y tendremos a menos compatriotas frustrados, que creyeron en cantos de ballenas, en peras horneadas y hasta en la “unidad” de la oposición. Lo peor que pudiera hacer un revolucionario que se precie de serlo, es dejarse convencer por el triunfalismo y por ello no asistir para sumar su voto y acrecentar la mayoría que va a elegir y re-elegir a Chávez. Además estaremos más que seguros de que estamos avanzando, cuando al establecer las diferencias de los numeritos electorales, hayamos -por fin- roto la distribución 60 a 40.

CLASE MEDIA PENSANTE

Cuando observemos esa nueva diferencia que -repito- debe rondar los 70/30, sabremos que al fin muchos venezolanos clase-media se dejaron de seguir aquellos cánticos y se convencieron de que también -por fin-, se ha venido consolidando en Venezuela una verdadera clase-media más amplia, merecedora de los frutos de su trabajo y compensada con las bondades de un gobierno que no ha permitido que, precisamente, los componentes de esa capa social vapuleada en anteriores gobiernos por la banca, las aseguradoras, los comerciantes inescrupulosos y los especuladores impunes, hayan perdido sus más preciadas adquisiciones (como viviendas y automóviles) y, por el contrario, haya ganado nuevos espacios de participación y de atención, no solamente al optar a financiamientos del Estado, sino al contar con facilidades en el campo de la educación y la atención gratuita en salud, lo que les otorga enormes ahorros.

SACANDO CUENTAS

Si tomamos en cuenta los bloques de abstención que han venido presentándose en contiendas “normales” en nuestro país, calculo que el número final de votantes estará por debajo de los once millones de electores. De toda esa gente, unos siete millones cuatrocientos mil (7.400.000) colocarán sus votos en las urnas para elegir y re-elegir contundentemente a Chávez. Y esas mismas urnas recibirán (si el candidato de la imp-unidad nacional no se retira a última hora), alrededor de dos millones ochocientos mil (2.800.000) votos de electores para él, que llegaría de segundo. Me gustaría equivocarme y que de verdad nos acercáramos a los diez millones de votos a favor de nuestra Revolución y de su máximo líder, Hugo Chávez. Y me encantaría que los que comulgan con nuestro proceso revolucionario de cambios, sumaran más votos de los que aquí avizoro.

VOTAR O NO VOTAR...THAT’S THE QUESTION

La abstención acecha como un fantasma. Que no nos abandona. Que se produce más en la gente joven, menos ideologizada y más alienada. Más “irreverente” frente a lo político pero más vapuleada y más dócil frente a la publicidad comercial. En estos momentos el país cuenta (y no cuenta) con más de un millón de personas mayores de 18 años que no se han inscrito en el REP. La transculturación, sobre todo a través de la televisión, hace estragos en las mentes de muchos de estos jóvenes, quienes reciben mensajes directos y subliminales que les inoculan “modos de vida”, para que se rindan más fácilmente al comercio internacional de “marcas” y de creencias sociales, y no le “paren” a la cultura del país. Esos mensajes hacen más estragos en los componentes jóvenes de las capas medias y altas de la población, quienes al igual que muchos de sus padres, hasta asumen como parte del pertenecer a cierto status social, estar en contra de Chávez... Ojalá que la abstención no pase del 35 %

LOS DESESPEROS DE ULTIMA HORA, O

SUPERMAN VOTARÁ DOS VECES

En la red Internet circuló en los últimos días, un sinnúmero de necedades que transmitieron desespero y no otra cosa. Trataron otra vez de descalificar al CNE y al Registro Electoral con una sarta de estupideces, que no buscan más que capturar incautos. Si los llegaron a convencer, con seguridad provocaron mayores índices de abstención, precisamente en sectores de la oposición; más en sectores escuálidos que chavistas, con las supuestas irregularidades que colocan en las paginas de la telaraña informática. Alguien incluía entre las “trampas” del CNE, que cómo era eso de que existiera una persona con la cédula número 666.666... que si era que se les había quedado “pegada la tecla”...(¿?) Pero Toño! Si contamos con más de 27 millones de ciudadanos en el país, cómo es que no va a existir ese número de cédula? Debe existir también la cédula 6.666.666, y la 1.111.111 e igualmente la 9.999.999. O es que por repetirse los dígitos vamos a saltarnos la numeración para que varios cretinos dejen de dudar del Registro Electoral? En el correo que anda infelizmente en la red, señalan “irregularidades” cuya sumatoria no llega ni al uno por ciento de la población electoral. Por lo que difícilmente podremos inferir que todas ellas juntas pudieran torcer la voluntad del electorado...Aquí jamás se va a aceptar (y en estos momentos menos, ya que la diferencia ronda los 30 puntos), unos cómputos finales donde un candidato le gana a otro (como sucedió en México) con una diferencia de 0,4 % !!! Los que creen pendejos a los demás, ponen en duda que Superman sea venezolano porque aparece en el REP. Pero resultó que a falta de uno, contamos con dos Superman en Venezuela. ¿Y qué culpa pudiera tener el CNE si en una familia deciden ponerle de nombre Superman a un hijo?

BAUTISMO GALLEGO

Esto último me recordó un viejo cuento de un gallego que fue a registrar a su hijo recién nacido. Al serle requerido el nombre que quería ponerle, dijo: -Superman! El funcionario de la Prefectura lo cuestiona y le pregunta que cómo le va a poner ese nombre al crío. Que le pusiera otro, a lo que el gallego riposta: Entonces pongámosle Batman. Y el prefecto de nuevo lo increpa, diciéndole que eso es el colmo, que eso es inaceptable, etc., etc., que debería ponerle un nombre de pila conocido, normal... a lo que el hombre dijo: - Entonces, qué más queda... póngale Rayovac...!

LA DEVALUACIÓN FICTICIA

La devaluación ficticia campea en las regiones de frontera y por la vía del rumor interesado, se esparce por el país y beneficia a quienes principalmente la aúpan: A los expertos vivianes de la especulación en la compra-venta de divisas. Siempre por diciembre este tipo de especulación aparece. Y dos variables principales estimulan esa devaluación, por demás ficticia: Por una parte, al tener la gente más dinero del usual, porque se cobran utilidades o bonos de fin de año, los comerciantes se confabulan (y es lo “normal”) para hacerse de esos dineros, vendiendo principalmente bienes y servicios, sobre todo en diciembre que es el mes del año en que más se vende, por razones más que obvias. A pesar de las llamadas “ofertas navideñas” la lógica es que ante una oferta más grande de lo usual, de dinero, los precios aumenten. Y lo mismo sucede con los dólares, si es que se consiguen, sobre todo en regiones que colindan con otros países, como nos sucede con Colombia. Donde por cierto existen dólares “buenos” y dólares “chimbos”, por lo que su compra entraña bastante riesgo. A esto le sumamos la otra variable: La de la movilización de la gente por la Navidad y el fin de año. Gente que sale de viaje “de placer” y la que se mueve a visitar familiares cercanos o lejanos. Si el traslado es al exterior, pues se necesitan las fulanas divisas (dólares y euros). Y si a esto le sumamos la variable “político-electoral”, que desde uno de los bandos pretende meter miedo, desestabilizar, hacer campañas malignas en contra de la banca, sembrar estados de caos en las mentes de los venezolanos, pues nos encontraremos con otros dos sub-fenómenos: El de los que creen que de verdad viene un colapso económico (anunciado desde hace ya más de 8 años) y el de los que ante la duda, compran dólares. Es decir, presionan la demanda de dólares, y, por supuesto, suben de precio como cualquier mercancía. Muchos van a salir perdiendo en ese negocio que les “vendieron” y a la super-economía que muestra el país, no le harán ni coquito, los que piensan que con compras de dólares ilegales le van a hacer alguna mella a la solidez venezolana. En cambio, los colombianos que son más “vivos” que nosotros, obtienen más bolívares por sus dólares, porque necesitan esos bolívares para venir a comprar en nuestro paraíso, que como tortilla fronteriza, se volteó por completo. Ahora las compras se hacen aquí y el fulano “contrabando” se lleva pa’llá. Y además, ¿Pa’ qué comprar dólares negros, si Cadivi está validando alrededor de 99 millones de dólares diariamente?

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Manuel Rugeles A.


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