“¿Rumbo a peor?”


Una de las famosas obras de teatro de Samuel Beckett se titula Juego final(Fin de Partida). En ella, Hamm, uno de los personajes que intervienen en el diálogo, pregunta presa del pánico: “¿Qué ocurre? ¿Qué pasa en realidad?”. Y su interlocutor, de nombre Clov, le contesta: “Algo sigue su marcha”. Son retazos de diálogo entresacados de la tragedia de la extinción de la vida -de la silenciosa extinción de la vida, sin ningún tipo de alboroto apocalíptico. “Algo sigue su marcha”. El ser humano muere a consecuencia de este tiempo ilimitado, el ser humano tal como lo hemos conocido históricamente hasta ahora. La majestad del tiempo ilimitado proclamada por Nietzsche como muerte de Dios exige sus víctimas. El imperio del tiempo sin fin reclama el final del ser humano. Nadie era más consciente de ello que el propio Nietzsche, quien, como es sabido, habla de la “abolición del ser humano”, de la muerte del sujeto. ¡Considera al ser humano, al sujeto, una mera ficción, y al “yo”, como en general al ser humano hasta entonces existente, un verdadero antropomorfismo! ¿Y qué se puede decir de su sueño de un nuevo ser humano, del hombre elevado, del superhombre, que debe nacer de su mensaje sobre el tiempo intemporal? Al respecto sólo se me ocurre la visión del ser humano completamente insensile al tiempo;del ser humano como inteligencia computerizada que no necesita del recuerdo, porque no está expuesto a ningún olvido; del ser humanó como inteligencia digital sin historia ni pasión. Ciertamente, eso sería también un triunfo del tiempo sobre Dios -sobre Dios y sobre los seres humanos. Ningún final podría ser peor que la ausencia de final.
En el texto Rumbo a peor, del mismo Samuel Beckett, se puede leer: “Anhelando que todo desaparezca. Que desaparezca la confusión. Que desaparezca el vacío. Que desaparezca el anhelo. El vano anhelo de que desaparezca el vano anhelo”.
( https://vimeo.com/16225182)
CODA
Para el autor, Fin de partida se estructura en torno al juego que se despliega entre dos posiciones contrarias, jerárquicas y dependientes, encarnadas por Hamm y Clov y que responde a una doble lógica: la de no-poder-ganar y la de no-poder-acabar. La dependencia mutua y por tanto la insolubilidad del conflicto queda zanjada no por lo que ambos representan, las figuras de amo y esclavo, sino por la utilización que hacen ellos del discurso, elaborando estrategias demoledoras de sentido que mantienen la tensión sin resolverla:
“Los intercambios de palabras en Fin de partida no se desarrollan según la determinación clásica del diálogo dramático, esto es, un conflicto entre diferentes posturas, sino que presentan una lucha de prácticas lingüísticas”
Así, a la prosa generadora de sentido, al bello hablar de Hamm, se opone el sabotaje lingüístico de Clov, que escarcea e impugna todo sentido posible. La sujeción mutua se fija ya en las estructuras discursivas de poder y contrapoder que ambos ejercen, necesitándose para subsistir, tornando imposible la liberación de Clov. La paralización de la acción, impugnada por ambos personajes a través de las estrategias discursivas, evidencia tanto el fracaso del actuar como el de cualquier intento transformador para la praxis.


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Luis Antonio Azócar Bates

Matemático y filósofo

 medida713@gmail.com

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