Jamás les perdonaré, jamás olvidaré

Tal vez que a nadie le interesará o le importará lo que voy a decir aquí, pero por alguna razón siento que debo compartirlo con ustedes, posiblemente sea que algún lector o lectora necesite escucharlo, no lo sé.

Aquí voy.

Aunque todavía no existen palabras exactas para definir mis creencias, soy básicamente ateo, animista, y comunalista (no comunista, ni socialista, nada de eso, nada que ver con la política).

En otras palabras:

1) no creo en ningún único Dios, y menos si es macho,

2) creo que todo vive y es pensante y consciente, las bacterias, los virus, los animales, las plantas, el aire, las piedras, el viento, la luz, los pensamientos, las ideas, los sentimientos, todo, todo vive, y,

3) no creo en absolutamente ningún tipo de propiedad, ni privada, ni individual, ni social, ni comunal, ni intelectual, ni artística, ni comercial, ni espiritual, nada, o sea, nada ni nadie es de nadie, y nada pertenece a nadie.

Okay, entonces …

Lo que quiero decirles ahora … es que … veo a ciertos autores en Aporrea que escriben cosas que básicamente le perdonan a Maduro y a sus colaboradores por sus errores y malas decisiones, mientras que otros lo justifican con cualquier cosa que puedan sacar de un sombrero de mago, y otros hacen apologías como para decir que no se le(s) puede realmente echar la culpa porque él (ellos) son simplemente humanos tratando de hacer lo posible además de ser continuamente atacados y azotados por esos terribles capitalistas imperialistas, y cosas así.

Pero yo digo, que al final de todo, sin importar las razones por los errores cometidos, o las excusas, o las justificaciones, o las apologías, o las circunstancias como tal, o quienes sean los actores, pudiera ser Maduro o cualquier otra persona(s) … al final, actualmente, y desde el 2013, el resultado sigue siendo el mismo:

El malestar comunal.

Para entender mi punto de vista, compartiré lo siguiente con ustedes, y espero que les sea útil, o por lo menos, interesante.

Siendo básicamente ateo, animista, y comunalista, rechazo todos los fundamentos sobre los cuales están basados:

1) el capitalismo,
2) el imperialismo,
3) los modelos sociales y políticos eurodescendiente,
4) los modelos religiosos teístas tipo occidental, y
5) los modelos educativos e intelectuales tradicionales occidentales.

Es difícil explicar esto, pero básicamente:

1 - No creo en el perdón al estilo occidental, pero sí creo en la disculpa, o sea, jamás justifico los errores, de nadie, ni los míos, es más, jamás los olvido, jamás los olvidaré (a menos de perder mi memoria), y jamás hago apologías, pero sí estoy perfectamente dispuesto a aceptar las disculpas, y viceversa cuando yo cometo errores, porque pedir disculpas es reconocer los errores (el perdón los desaparece) … sin embargo … disculparse (reconocer sus errores) no implica liberar a la persona de su responsabilidad y culpabilidad, no, significa llegar al punto donde el error ha sido reconocido mutuamente, y enseguida, mutuamente resolver el asunto de la manera que sea la más propicia, pero siempre para el bienestar comunal, aunque no necesariamente le convenga al culpable o a la víctima.

2- No creo en la esperanza al estilo occidental, pero sí creo plenamente en la libertad total de soñar, y en el poder de transformar los sueños en realidad, creo en el potencial humano y natural, en todas sus formas, sin distinción de genero, tendencia, raza, rango, o estatus, y sin diferenciar si las ideas fuesen generadas dentro o fuera del tiempo espacio en curso, creo en la capacidad infinita del ser humano y de la naturaleza para llegar a poder desarrollar, hacer, y cumplir con lo que sea, pero siempre que sea para el bienestar y el beneficio comunal, y comunalista, y no individual o grupal.

3- No creo en la igualdad o la justicia al estilo occidental, pero si creo en el equilibrio, porque nada es igual a nada, y nada puede ser jamás igual a otra cosa, si uno entra a un bosque de pinos, habrán posiblemente miles de pinos del mismo tipo, pero ninguno es igual al otro, todos son diferentes, son únicos, originales, auténticos, así es el universo, así es nuestro planeta, así es la vida, hay cosas que se parecen, pero no son iguales, y hay cosas que no se parecen por nada … pero … todo, con todas sus diferencias --- grandes y pequeñas --- cohabitan en un mismo universo, y en nuestro caso, juntos sobre el mismo planeta, el asunto no tiene que ver con la igualdad, tiene que ver con el equilibrio, de siempre mantener y buscar ese equilibrio, o, en otras palabras, de buscar el mayor bienestar para todos simultáneamente, un bienestar comunal, siendo parecidos o diferentes, y es ese equilibrio que permite que todos, humanos, animales, piedras, aguas, aire, vientos, ideas, sueños, todo y todos, vivamos juntos en un ambiente donde --- en los conceptos occidentales --- pudiera equivalerse a "la máxima expresión de igualdad y justicia," donde cada elemento de la existencia es considero y tomado en cuenta con la misma importancia, en la búsqueda de un equilibrio para todos, para el bienestar comunal.

Bueno, no diré más sobre estas cosas --- por ahora --- ya que si sigo así tendré que escribir un libro, y no tengo el tiempo para hacerlo actualmente, sin embargo, espero que esto les haya dado una idea de quien soy y porqué escribo como escribo.

CONCLUSIÓN

Bueno, ahora, la razón que les hablé de estas cosas (arriba) es para que sepan porque yo no le perdono un carrizo a Maduro, nada, ni a sus colaboradores, no señor, no les perdono nada, ni tampoco jamás justificaré ni haré apologías por sus malas decisiones, malas conductas, y malas acciones, o por sus mentiras y manipulaciones, no señor, porque al final de todo, la única cosa que me importa es el bienestar comunal, y nada más.

Eso es lo que me importa.

No importa un carrizo si los actores son chavistas, maduristas, socialistas, comunistas, opositores, adecos, copeyanos, demócratas, republicanos, patriotas, traidores, izquierdistas, derechistas, creyentes, católicos, Musulmanes, ateos, animistas, heterosexuales, bisexuales, homosexuales, o multisexuales, o si hablan inglés o español, o si son drogadictos, o mafiosos, criminales, corruptos, banqueros, ladrones, judíos, cristianos, criollos, blancos, negros, mulatos, pequeños o grandes, ricos o pobres, inteligentes o estúpidos, no, nada de eso importa a la base, lo que importa fundamentalmente es que al final de todo, exista el bienestar comunal.

Después de asegurar ese bienestar comunal (el equilibrio), ah, es entonces cuando uno puede dedicar tiempo y esfuerzo en resolver (o no) las diferencias, pero siempre cuando al intentar resolver esas diferencias, no se incite o no se crea el malestar comunal, o sea, que no de crea un desequilibrio.

Ahora …

Si las personas que han creado el malestar comunal --- un desequilibrio monumental en el caso de Venezuela --- no se disculpan, eso significa que ellos no han reconocido sus errores, y en ese caso (el caso actual), jamás se podrá resolver nada adecuadamente, ni jamás a favor del bienestar comunal, y, repito, el hecho de que ellos no se hayan disculpado (no han reconocido sus errores), eso no significa que ahora haya lugar para el perdón, no señor, a menos que estemos dispuestos a seguir viviendo en el malestar comunal.

Ciertamente existen razones reales por el hecho de haber cometido tantos errores, muchísimos, pero eso no invisibiliza o hace mágicamente desaparecer el malestar comunal generado por esos errores, no señor, ese malestar existe, pero de verdad, no es una fantasía, es un hecho real, tangible, y por eso no se puede simplemente barrer esos errores bajo la alfombra con la palabra "perdón."

No señor.

El malestar comunal es el mal estar comunal, no es otra cosa, y a ese malestar comunal no le importa desde donde ese malestar fue generado, es simplemente una realidad.

Finalmente, así como jamás les perdonaré a los líderes de la violenta oposición venezolana por haber generado tanto malestar comunal durante tanto tiempo, tampoco les perdonaré jamás a Maduro y a sus colaboradores por haber hecho (o permitido) lo mismo, jamás les perdonaré, jamás olvidaré.

Espero que ustedes tampoco.



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Oscar Heck

De padre canadiense francés y madre indígena, llegó por primera vez a Venezuela en los años 1970, donde trabajó como misionero en algunos barrios de Caracas y Barlovento. Fue colaborador y corresponsal en inglés de Vheadline.com del 2002 al 2011, y ha sido colaborador regular de Aporrea desde el 2011. Se dedica principalmente a investigar y exponer verdades, o lo que sea lo más cercano posible a la verdad, cumpliendo así su deber Revolucionario ya que está convencido que toda Revolución humanista debe siempre basarse en verdades, y no en mentiras.

 oscar@oscarheck.com

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