¿Es posible (y creíble) que el Presidente del imperio militar más guerrerista del planeta pueda ser engañado por un mozalbete de menos de 40 años, casi nula experiencia política y miembro de un pequeño partido radical de ultraderecha?
Pues parece que si. Ambas cosas. Juan Guaidó, actual representante de la oposición más activa de Venezuela logro engatuzar a los expertos John Bolton, Mike Pompeo y Eliot Abrans juntos. Estos fueron a la Oficina Oval y le vendieron el paquete cerrado a Donald Trump que los creyó bajo el solo criterio del odio anti chavista y la lealtad a su imperio.
El hecho suena insólito y poco probable en términos de normalidad institucional. Pero ocurrió. Así lo sostiene un diario insospechado de simpatías chavistas como el The Washington Post. Escribió que "Trump se siente engañado porque sus más cercanos colaboradores lo convencieron de que Guaidó lograría sacar a Maduro del poder en pocos días; además, tiene un especial reclamo contra John Bolton, asesor de Seguridad Nacional, a Mike Pompeo, Secretario de Estado y Elliott Abrams el experto encargado por la Casa Blanca para destruir al chavismo".
Los tres le aseguraron a Trump a finales de marzo que "… Todo estaba listo, que Maduro estaba montado en un avión y se iba a Cuba".
Los cuatro fulanos le aseguraron al Presidente que "Echar al chavismo del poder era una tarea sencilla porque los generales y coroneles no soportarían la primera amenaza seria".
Este extraño hecho conspirativo abre dos preguntas. Cómo hizo Guaidó para engatuzar a un aparato de inteligencia probado en más de medio siglo de Guerra Fria con un sistema de inteligencia de 14 agencias centralizadas y apoyadas con el más sofisticado sistema electrónico y telemático, además de los espías y las embajadas.
¡Carajo ¿cómo lo hizo!?
Guaidó no es un talentoso demagogo probado en la engañifa y el vilipendio ni es creíble que la inteligencia yanqui esté repleta de idiotas y cretinos incapaces de detectar a un mentiroso.
Ni lo uno ni lo otro. La historia muestra un hecho similar en 1961 cuando Allen Dulles, director de la CIA le mintió a Kennedy asegurándole que en menos de dos días echaría a los barbudos de Cuba con la invasión de Bahía Cochinos.
En ambos casos, la explicación se basa en causas similares: la derrota, esa vieja partera del desconcierto intelectual y la lumpenización. Guaidó es el final grotesco de una sucesión de derrotas iniciada el 14 de abril de 2002 tras el desastre de un golpe triunfante que solo pudo sostenerse 47 horas en Miraflores y acumula casi veinte años de fracaso opositor en veintiuna elecciones, cuatro intentos golpistas, dos maginicidios, varias conspiraciones cuartelarias y siete guarimbas.
Es inevitable, entonces, el debilitamiento político e intelectual del aparato militar yanqui, al mismo tiempo que su lumpenización relativa, un fenómeno que corroe actualmente a los dirigentes opositores dentro y fuera del país. Eso explica la cautela de la Unión Europea, tan enemiga de Maduro como el gobierno de EE.UU.
