Crítica ácida

Hasta las circunstancias condenan al presidente

Si el hecho hubiese ocurrido en Venezuela, por la comprobada insolvencia de los capos de la oposición, que a cada rato evidencian su falta de arrastre, ya estarían derrocando al gobierno con sus boconadas, culpando a la inseguridad. Fue en Pensacola, Estado de Florida territorio estadounidense, y la persona que accidentalmente dio muerte a otro ciudadano, no la satanizaron ni el gobierno tampoco, el caso se trató como una tragedia familiar involuntaria.

Christopher Bergan, de 37 años, había viajado desde Noruega a EEUU para felicitar a su suegro por su cumpleaños. Según el informe policial la víctima se dirigió a la casa de su suegro Richard Dennis, al llegar tocó la puerta y se ocultó entre unos arbustos. Cuando Dennis abrió, su yerno saltó del escondite haciendo un gruñido. Esta acción inesperada asustó al suegro que sin saber de quién se trataba accionó su arma contra el esposo de su hija, quien murió instantáneamente al recibir el disparo.

En Venezuela hablamos de paz y de una u otra forma tenemos control oficial de armas, pero en los USA la Asociación de Tiro que hace de la venta de armas un tremendo negocio y poco le importan los decesos por causa de mal uso o accidentes con armas, ha apoyado Presidentes, Senadores, Diputados y altos funcionarios, derrochando fondos para no ser disuelta. Mr. Donald Trump nada quiere saber de prohibir esa letal empresa privada, a la cual le debe apoyo electoral. El destino lo condena, y según estadísticas, la inseguridad solo es vencida en el Cine y la TV gringas.

Cualquier encuesta en Venezuela luego de 20 años 8 meses y una semana de ensayo con el modelo humanista de ideas bolivarianas, rodrigueanas y zamoranas, deja constancia que el pueblo en su valentía republicana bajo gobiernos participativos, entiende el rigor histórico de diferencia entre el salvajismo representativo, y el socialismo protagónico. No lo quieren entender aquellos que les lavó el cerebro el pitiyanquismo de 40 años perdidos, entre 1959 y 1999.

A quienes repliquen solo con argumentos basados en la chismocracia inconveniente y el odio de clases, agradezco su molestia en leer estas ácidas, les aseguro que si hay capacidad de enfrentar al gobierno en el campo de la honestidad y la decencia en elecciones súper vigiladas como las nuestras, lo promocionen de nuevo. La hipocritocracia los tiene amargados y decepcionados, un camino cónsono debe acompañar sus planes, y no únicamente una vía plagada de descalificaciones vulgares.

 



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Luis Sánchez Ibarra


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