Venezuela sufre una tragedia histórica. Nadie puede negarlo: ni el gobierno de Nicolás Maduro, menos el PSUV y tampoco el alicaído "Gran Polo Patriótico", que ya parece un chiste malo; lo saben los militares y lo sufre de mil maneras nuestro pueblo, mientras los empresarios especulan, las mafias hacen lo que les viene en gana y el liderazgo opositor de turno no hace más que seguir las pautas del gobierno de Estados Unidos y del uribismo colombiano.
Confrontación irracional
Esta crisis es producto de una confrontación irracional, violenta e irresponsable por parte de los factores de poder en pugna -no solo los políticos- desde 1998. En los extremos, todavía hoy, dos bandos minoritarios y erráticos que se creen dueños de nuestra patria, en conjunto han estropeado al país, lo han estrujado. Ninguno de los dos lo quiere reconocer: el único culpable es el otro, de esta enorme desgracia, pero cada uno de ellos repite no tener responsabilidad de nada de lo que nos ocurre. El pueblo sabe que mienten.
Un país saqueado y descapitalizado
Tenemos un país saqueado y descapitalizado, vuelto leña por las pillerías, el autoritarismo y las incompetencias del gobierno; y también por la truculencia golpista e incendiaria de esa oposición, cuyos dirigentes dicen que no han roto un plato, que ahora sí lograrán tumbar al gobierno porque tienen el apoyo injerencista de EEUU con su plan del Comando Sur "Freedon Venezuela" ("Operación Libertad") y el criminal bloqueo extorsivo contra todo el país, aplaudido a rabiar por la ultra minoría partidaria de la guerra-invasión gringo-uribista.
Pugna mezquina, corrompida y mediocre
Esos dos minoritarios polos políticos, empresariales y comunicacionales (también quieren pasar agachados, desde ambos bandos) que nos han traído hasta esta tragedia social, económica y moral, no pueden seguir lavándose las manos y exclamando "yo no fui".
Todos sabemos -y ellos tambien- que sus líderes más prominentes son corresponsables del caos que nos asfixia. No tienen moral para dictar cátedra, y mucho menos para secuestrar el futuro que debemos construir con grandes esfuerzos, compromisos y capacidades puestas al servicio de nuestra sociedad y la patria.
Gran acuerdo de interés nacional
Sólo un gran acuerdo de interés nacional puede garantizar un rumbo que comience a superar la fantasmagórica "obra" de ambas parcelas en pugna mezquina y altamente irresponsable, corrompida y mediocre.
Sí, Venezuela está en emergencia. No comparto el término "crisis humanitaria" porque EEUU y sus cipayos lo han desnaturalizado como muletilla para la invasión militar y la imposición de un "gobierno" tutelado por Washington, y así convertir a la patria de Simón Bolívar en un protectorado gringo. Lo digo claro, enfáticamente, para que no sigan impunemente con esa política tan avasallante como inaceptable, que la mayoría del país está derrotando.
Sí, estamos en emergencia: "SOS Venezuela", podemos gritar al mundo, pero fundamentalmente debemos gritarlo entre nosotros, para nosotros, venezolanas y venezolanos, a quienes nos compete construir arduamente las soluciones democráticas y de responsabilidad ciudadana en paz.
Ruptura ética y política:
cambio, compromiso y constancia
Romper con esos dos bandos es indispensable, echarlos a un lado, dejarlos en las cunetas, para poder avanzar sin violencia fratricida no invasión militar extranjera. Y algo tan importante como esa ruptura ética y política, será la ruptura con nuestras propias cargas negativas en lo personal y en lo colectivo: no podemos pretender cambiar las cosas en nuestra patria, si no somos capaces de aportar los cambios necesarios de nuestras formas de actuar y ver la vida, al prójimo, a la humanidad y al planeta. Cambio, responsabilidad, compromiso y constancia para contribuir a la reconstrucción integral de Venezuela.
No se imaginen una "mágica"
Finalmente, dejo para una próxima reflexión colectiva, el planteamiento de ruptura con el inmediatismo, el cortoplacismo: no se imaginen una salida fácil, "mágica", de esta tragedia histórica; o cambiamos como ciudadanos y ciudadanas o Venezuela no cambia; solo a largo plazo conseguiremos -nosotros, el pueblo, la sociedad- una ruta de paz encomiable, estimulante y viable.
Manuel Isidro Molina
@manuelisidro21