Por lo general he comentado en forma crítica la TV que referencia fiestas juveniles donde fuman marihuana, me parece que pretender dar lecciones de conducta presentando cual héroes a quienes rechazan el consumo, lo que permite es promocionar y publicitar nombres y la costumbre de usar productos para deshinibirse, en reuniones sociales que presentan a los drogados como muy alegres, efecto indirecto que envalentona a los consumidores, y a través de la pantalla chica invasora de hogares, los hace ver simpáticos.
Datos que he conocido gracias a estadísticas de información, sirven para respaldar esta alerta. Con respecto a la marihuana y cápsulas tranquilizantes, en Estados Unidos los casos atendidos en salas de emergencia por el uso no-médico de fármacos, estimulantes y sedativos, que se venden con prescripción, supera los casos relacionados con el uso de drogas ilícitas.
Al expandir mediante personajes de la TV, la posibilidad de “alegrar la fiesta” donde se observa en pantalla la liga de ingesta alcohólica y estímulos medicinales, se aprende que son más baratas las pastillas que las drogas, y se obtienen con mayor facilidad, apelando al uso legal aceptado socialmente.
En la comedia ‘Weeds’, una joven madre consigue vendiendo marihuana, la oportunidad para mantener a sus dos hijos tras la muerte repentina de su esposo. Netflix ha enfilado sus baterías en convertir la vida de narcotraficantes famosos, en objeto de culto, fenómeno presentado antes en las telenovelas, con la misma temática.
Hecho fuente corriente de esparcimiento en TV, las drogas se han convertido en vehículo relevante en la vida de capos como Pablo Escobar o el Chapo Guzmán, haciéndolos figuras de admiración peligrosa. Personajes que por el poder económico compraron a políticos de oficio, hicieron capitalistas o deshicieron figuras no amarradas al poder económico proveniente del mundo narco.
Solo donde ganan elecciones Presidentes socialistas, se proponen leyes que frenen narco promociones disfrazadas de “libertad de prensa y expresión”, como resultante ocurre que el capitalismo salvaje, el cual vive de la industria farmacológica en connivencia con narcos y Presidentes de derecha capitalista salvaje, convencen a los votantes que el peligro está supuestamente en el modelo socialista que “atenta contra la democracia”.