Guaidó: influencer de los idiotas a insignificante payaso

Según Wikipedia, el marketing de influencia es una forma de publicidad enfocada más a los individuos que al mercado objetivo en su conjunto. Identifica a las personas que tienen influencia sobre los compradores potenciales y las actividades de mercadotencia orientadas en torno a personas influyentes. La página digital Definición.de llama influencer a una persona pública que se hizo famosa a través de internet y su ámbito digital es su principal espacio de influencia, con miles de seguidores en las redes sociales. Suelen ser figuras que contratan empresas ya que se cree que su fama garantizaría que sus anuncios lleguen a una gran cantidad de personas. La mayoría de los seres humanos desconocen su potencial y por ende para quién trabajan, si lo conocen saben que es oro bruto y no se permiten que lo usen como títere. Los gringos son expertos en crear este último tipo de personajes, para conseguir sus objetivos son capaces de posicionar a una persona en el sitial más alto a través del marketing, la publicidad y los medios de comunicación masivos como un producto, no como un ser humano. El gobierno ilegítimo de Donald Trump identificó a Juan Guaidó por considerarlo —después de tanto tirar la moneda con la mayoría de los líderes opositores— el más idóneo por "pelarse el rabo" públicamente para protestar contra el presidente legítimo Nicolás Maduro. Trump contrató a Guaidó como si su oficina presidencial en el norte fuese una de sus tantas empresas del imperio Trump: lo hizo famoso a través de la internet, de las redes sociales, de 50 países que se arrodillan, de la OEA, de la derecha más radical que quiere sacar a Maduro a toda costa, de una gran campaña mediática, de un sector empresarial burgués copartícipe de la guerra económica que implantó la derecha y el imperio.

Guaidó, como la mayoría de los dirigentes opositores y chavistas, surge gracias a Chávez: protestó en el referéndum constitucional de Venezuela en 2007; junto a Goicochea, Freddy Guevara, Leopoldo López, fundan el partido político Voluntad Popular, aunque en realidad es una secta neofacista que defiende las injerencias del imperio contra los pueblos, que ampara a los empresarios de este país y que protege las arcas de los burgueses. Se lanzó como pre candidato a gobernador por el anterior estado Vargas, pero no alcanzó ni el 20% de los votos resultando ganador el hoy prófugo José Olivares; ganando luego García Carneiro. En las elecciones de 2010, fue electo diputado como suplente de Bernardo Guerra y en el año 2015 es elegido nuevamente por el estado Vargas como diputado con el 26% de los votos. Su lanzamiento al estrellato fue la protesta de calle contra Maduro, cuando se bajó los pantalones para mostrar sus escurridas nalgas blancas. Donald Trump, por su experiencia como exdueño de la organización Miss Universo, pensó que la otra cara que mostró el opositor Guaidó le podía ser de mayor utilidad, lo lanza como "presidente interino de Venezuela", como si este cargo fuera el de una imagen de un concurso de belleza y al mejor guión de una película de Hollywood. Claro, el experto en negocios pensó que su producto se posicionaría muy fácilmente e iba a ser reconocido por todos los venezolanos; pero solo un idiota como Guaidó aceptaría tal reto. Un hecho que de plano no trascendió por la transgresión del Art. 233 de la CRBV, enlazado con el 333 y el 360 con las cuales pretendieron engañar al pueblo venezolano, porque nunca hubo falta absoluta del presidente, ni renuncia, ni fue destituido, ni murió. Solo fue seguido por una dirigencia cómplice de la anarquía que le alimentó su ego de poder y por unos países que desconocen nuestro texto constitucional, que además no votan en el país.

Guaidó pasó a ser esa palabra que hoy está en boga de los medios, un gran influencer en su ambiente político para ganar "clicks y dólares", pero no precisamente por su inteligencia o porque sea en realidad un gran influyente, sino porque lo usaron para los propósitos de Washington, dando como resultado ser un gran incompetente en cada actividad encomendada: en cada intento, en cada marcha, en cada convocatoria para sacar a Maduro "los objetivos planteados no fueron logrados". La película "Ayuda Humanitaria" fue un excelente film, donde la imaginación dio paso de la tercera a la quinta dimensión, a la violencia que nos tienen acostumbrado tipo Rambo, solo que aquí los protagonistas fueron unos artistas tarifados del imperio, una dirigencia opositora que terminó robando el dinero enviado y recaudado por las distintos medios, liderado por Guaidó; todos los fondos tuvieron como destino sus cuentas privadas, bajo la asesoría y complicidad de los medios privados internacionales. Como buen apátrida entregó nuestra estatal petrolera Citgo para satisfacer intereses capitalistas de las élites que promueven la doctrina Monroe. Guaidó cerró el año con un cúmulo de acontecimientos de escándalos de corrupción; es el único presidente interino que gobierna sin casa presidencial; el comandante en jefe sin tropas, que no cuenta con el apoyo de la FANB, lo dejaron solo a nivel internacional; sus "amigos" más cercanos, de su propio partido, lo acusan de corrupto. No conforme con su ocurrencia de niño malcriado que le creó el imperio, insiste no solo en autoproclamarse como presidente de la Asamblea Nacional, con la venia de los diputados que están en desacato (tras detectarse irregularidades en su elección del año 2015), con el apoyo de los diputados suplentes cuyos principales votaron por OTRA directiva de la AN para este período 2020-2021 y con el menor número de votos en general que no le cuadran porque la misma oposición le dio un Golpe Parlamentario; sino que también insiste en continuar con el show de la figura de "presidente interino" autoproclamándose una vez más, pues es la orden del imperio; su lengua le ganó al cerebro. Guaidó pasó de influencer de los idiotas a insignificante payaso de la oposición venezolana; es la peor cosecha cuyos frutos no pudo recoger el imperio; la peor inversión que como empresario hizo el magnate Trump; ni como payaso saltarín hace bien su papel. Solo unos seres no pensantes pueden seguir sus nimiedades. Esa es la Venezuela que quiere el imperio, la de Guaidó, la de los idiotas, la boba, la absurda, la no pensante y esa ya no existe. No queremos más la imposición de productos tarifados como si Venezuela estuviera en subasta. Sin embargo, es un error que aún no haya sido condenado por sus violaciones constantes a la constitución, por los casos de corrupción en que ha incurrido; por traición a la patria; es un acto de debilidad que todo revolucionario debe condenar. Si bien es cierto que Maduro se ha fortalecido, hay que cuidar la ruta de sostenimiento de la gobernabilidad de la revolución. El triunfo de un nuevo evento electoral debe hacerse aplicando las estrategias defensivas de Bolívar y de Chávez. El necio muere por su imprudencia y el sabio gana porque guía a la humanidad.



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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