Es profundamente trágico admitir que lo electoral desde 2015 se ha convertido en la carta bajo la manga de un régimen antidemocrático como el castrismo venezolano, sencillamente, tras haber perdido las pasadas parlamentarias el chavismo rediseñó el panorama electoral para evitar los procesos o adelantarlos según su conveniencia, ejerciendo control absoluto de los mismos (ilegalmente por supuesto). El chavismo, a través de las instituciones del Estado que mantiene secuestradas, impone partidos, candidatos, electores y un sinfín de ilegalidades más, entre las que destacan la utilización de fondos e instituciones públicas en la campaña y en el día de las elecciones, migración de centros de votación, amedrentamiento al elector y pare de contar.
El asunto es, con este tipo de farsas electorales, el venezolano no acude a las urnas, se cansó de perder el tiempo toda vez el voto en Venezuela perdió sus 3 atributos más importantes; no premia, no castiga, no genera cambios. En tal sentido, estas pantomimas electorales son alentadas por el régimen porque sabe los venezolanos no acudirán a las urnas, tal como ha venido ocurriendo desde la "constituyente", de ese modo, con la anémica participación de su esclavitud electoral crea el espejismo de triunfos electorales. Además, en caso de perder espacios sencillamente los inhabilita, los minimiza, como las alcaldías, gobernaciones y la Asamblea Nacional ¿Qué sentido tiene votar? Se pregunta un pueblo desesperanzado.
Para quienes alegan es necesario obligar al régimen realizar fraude para que su ilegitimidad e ilegalidad queden en evidencia, les recordamos esa etapa ya pasó, no hace falta llover sobre mojado, el régimen castrista venezolano ya es mundialmente rechazado por su abundancia de actos inconstitucionales, antidemocráticos, entre numerosos delitos más.
La ficción electoral es tan grotesca que, por ejemplo, en las pasadas presidenciales se inhabilitaron las organizaciones y candidatos favoritos, que eran de oposición desde luego. De los candidatos que hacían "competencia" a Maduro 3 eran apenas conocidos, el principal (Henri Falcón) provenía del chavismo, en una sociedad radicalizada políticamente, ello es un estigma imperdonable tanto para la disidencia chavista como para la oposición… la población venezolana, mayoritariamente opositora al castrismo, sencillamente no participó.
Ahora se pretende aplicar misma fórmula, la "oposición" de Timoteo, quien abogó por el retorno del Psuv al parlamento para evitar éste poder elija un CNE imparcial, así como para dinamitar la reelección de Guaidó (entre otras tretas), es la que impondrá candidatos para las parlamentarias, ahora de la mano de Parra y demás usurpadores de la directiva AN… le pregunto ¿Usted cree el venezolano que se opone al régimen (inmensa mayoría) va acudir a esta cita electoral de entrañas rojas? Obviamente no.
Quienes creen ¡Ahora sí! el régimen respetaría una AN opositora déjenme recordarles el castrismo venezolano, a la actual, no le importó restarle la mayoría absoluta desconociendo inconstitucionalmente a 3 diputados, cuyo caso aún duerme intencionalmente en los despachos del TSJ, además, ese mismo tribunal anuló todos los actos legislativos de la AN correspondientes a sus competencias y facultades, hasta finalmente imponerle un desacato inexistente en nuestro andamiaje jurídico… ¡Ah se nos olvidaba! Viola a placer la inmunidad parlamentaria de los diputados, los encarcela, los secuestra, los acosa, los desaparece… eso le hace al poder publico más votado de toda nuestra historia, imagínese qué le haría a otro parlamento opositor sí además ahora tiene una ANC roja rojita, tan ilegal como supraconstitucional, incuestionable, irrecusable, ama y señora de la verdad absoluta en el país, la cual estarían obligados reconocer quienes se presten a estas quiméricas elecciones.
En conclusión: hoy el voto no premia, no castiga, no genera cambios. Los procesos electorales se hacen con los partidos, candidatos y electores que el régimen autorice. Los centros de votación, los electores, los horarios son manipulados a capricho del chavismo. El Psuv utiliza los recursos del Estado e instituciones para su proselitismo, además de permitírsele los puntos rojos y demás mecanismos de persuasión y amedrentamiento. No hay constitución, está supeditada a 500 militantes del Psuv. Sí en un proceso electoral la oposición recupera un espacio éste es inhabilitado, anulado, aplastado por las instituciones secuestradas por el castrismo.
De esta manera, lo electoral en Venezuela ha muerto mientras el chavismo continúe usurpando el poder. La abstención en Venezuela no es un lineamiento político, es una reacción/protesta popular ante una desinstitucionalización corrupta, insensible, comunistoide. Guaidó o María Corina Machado pueden convocar a los ciudadanos a votar y éstos no asistirán mientras se mantengan estas precarias condiciones de desinstitucionalidad, inconstitucionalidad, antidemocráticas… así, el régimen las gana ganando ficticiamente o perdiendo, pues termina haciéndose de ellas a como dé lugar.
Bolivia y Uruguay recientemente nos enseñaron que solo se debe votar en condiciones óptimas, fue la institucionalidad de estos países lo que preservó la constitucionalidad, la decisión del pueblo en medio de semejantes coyunturas de intento de golpe de Estado y de distancia mínima electoral respectivamente. Votar en condiciones mínimas, confiando en la buena fe de tiranos, es de cómplices o tontos.