Un 12 de febrero aprendiendo a recordar los hechos históricos

En este relato les voy a narrar parte de cómo era la represión en contra de los estudiantes, que de una u otra manera manifestaban su descontento contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez en la IV República.

El 12 de febrero de 1975, en medio de los disturbios que azotaban el país ,entró la policía a la Universidad Central de Venezuela enviada por las fuerzas represivas de Carlos Andrés Pérez .Yo estaba entrando a la UCV, cuando de repente viene una masa de estudiante corriendo y me llevan por delante, detrás de ellos venia la Disip zumbando bombas lacrimógenas. Yo corrí hasta que pude y logré meterme debajo de un camión estacionado. Desde allí pude observar el espectáculo más horrendo de mi vida. Vi como la policía le pegaba hasta sangrar a los estudiantes y le caían a patadas cuando estaban tirados en el piso. Fue espantoso escuchar sus quejidos y sentir la impotencia de no poder ayudarlos. Era la reprensión en carne viva, sin importarle las heridas profundas que ocasionaban, heridas que hacen mas fuerte a quienes defienden la verdad.

Cuando ya se habían ido, logré salir del camión y me fui caminando por los pasillos hasta llegar a la Facultad de Arquitectura. Todo el mundo estaba agitado, el ambiente estaba demasiado tenso, los esbirros estaban allá, zumbando bombas lacrimógena, era bestial el ataque contra los estudiantes, que solo reclamaban mas eficiencia en el sistema educativo imperante.

El gas de las bombas lacrimógenas penetraba por cada rincón. Me fui para el último piso donde quedaba el decanato y para poder respirar, un amigo me puso su pañuelo con vinagre en la cara para que me pasara el efecto del gas lacrimógeno, me dirigí a una ventana y vi desde arriba como la Disip golpeaba a varios estudiantes sin clemencia y se llevaron a varios presos.

Después que todo había pasado, bajo y me encuentro con William Niño y Pablo Torres (ambos fallecidos) y me comunican que en el Aula Magna iban a presentar un concierto de Mercedes Sosa, Soledad Bravo y Gloria Martín, les dije que sí y nos fuimos para allá, cuando llegamos al recinto estaba colmado de estudiantes de todas las facultades y escuelas de la UCV, no cabía un alma y nos sentamos cerca de la tarima, había mucha tensión, se oía mucho ruido de voces, todos estaban agitados.

Empieza el concierto con Gloria Martin cantando su bellas canciones y de repente y zumban una bomba lacrimógena. Todo el mundo se levantó y empezó a correr. William me agarra por una mano y Pablo por la otra y corrimos tras las cantantes que se metieron por los pasadizos del Aula Magna y salimos por la parte posterior y fuimos a parar a la parte externa de la edificación, a un lugar llamado "Tierra de Nadie", luego las cantantes decidieron dar el concierto en ese lugar, este es un sitio del recinto Universitario que queda cerca del Aula Magna y es al aire libre. Todo el mundo se quedó y nos acomodamos en la grama, comienza de nuevo el concierto, de repente abren los chorros de agua para sabotearlo de nuevo y nos empaparon a todos. Luego se oye un grito: "Todos al Aula Magna" corrimos de nuevo por los pasadizos y llegamos de nuevo a la tarima. Corrimos por la entrada de la puerta principal y el recinto quedó lleno , había mucho nerviosismo, y agarra el micrófono Gloria Martín y cantó su canción "Estudiantes" luego Soledad Bravo y empieza la canción HASTA SIEMPRE COMANDANTE:

Aprendimos a quererte
Desde la histórica altura
Donde el sol de tu bravura
Le puso un cerco a la muerte.
Aquí se queda la clara,
La entrañable transparencia,
De tu querida presencia
Comandante che Guevara.

Todos nos pusimos de pie y cantamos con ella. El Aula Magna retumbaba, había muchas emociones mezcladas, fue un drenaje emocional donde todo el mundo descargó y le inyectó energía a la canción, ya la policía no pudo sabotear más el concierto, luego cantó Mercedes Sosa, empezó con una canción bellísima llamada Balderrama y el concierto llego a su fin.

Sentí una sensación de admiración al ver a estas tres mujeres valientes que lograron dar su concierto y a todos los estudiantes que nos quedamos allí a escucharlo a pesar del acoso policial.

Estas son las marcas profundas que dejo Carlos Andrés Pérez a su paso por la silla de Miraflores.

Muchos camaradas hoy deben recordar ese dia.

Por eso y otras cosas más ¡NO VOLVERAN!



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Marlene Mercado


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