La izquierda latinoamericana en su gran mayoría es una mezcla de complicidad, acuerdos tácitos, razones de Estado y el orden revolucionario por encima de cualquier gesto de humanidad, un militante disciplinado en su país de origen estaría en contra de la violación a los DDHH. Pero buscara excusas para que en los países gobernados por la “izquierda” se asesinen a dirigentes sociales, se detengan periodistas, se censuren periódicos, se destruya la economía nacional en fin todo lo abominable que un ser humano o una sociedad puedan vivir.
Imaginemos que Jorge Rafael Videla se hubiera declarado junto a Pinochet y los gobiernos militares del cono sur “marxistas y además leninistas” como se declaraban los jemeres rojos. En fin para nadie es un secreto los Gulag de Stalin y la censura en la URSS, pero tampoco es un secreto el largo silencio o el borrón memorístico de muchos, muchísimos camaradas. La represión que vive el pueblo venezolano, la censura, la persecución, las decenas de disidentes detenidos, los estudiantes y periodistas presos, los medios censurados, el éxodo de millones de hombres, mujeres y niños, la entrega en concesión de decenas de miles de kilómetros cuadrados a las trasnacionales de la minería, si todo absolutamente todo será exculpado, disculpado, defendido por esa izquierda que defenderá cualquier arbitrariedad desde el Gulag hasta la persecución e inclusive la muerte por razones de Estado.
Algo así sucede en Venezuela cualquier acto cometido en Venezuela será respaldado por todo ese espectro de izquierda latinoamericano y desde las abuelas de la plaza de Mayo hasta los amigos de muchos años buscaran, indagaran, justificaran desde la desaparición forzada, pasando por la censura, la muerte, la ejecución de miles por parte de organismos policiales y militares en Venezuela. Todo vale, todo es permitido en nombre de la “revolución” y en nombre de esa especie de intoxicación política, en nombre de ese mal razonado nacionalismo o antiimperialismo, en nombre de un discurso que no puede enfrentar el sentido común. Nuestra elegante y sorda, muda y poco ética o carente de decencia “izquierda” latinoamericana justificara, defenderá, aprobara al gobierno militar de Venezuela y su accionar.
Convencer a un participe de los festines maduristas, de la incalificable gestión del gobierno cuasi/militar de Venezuela parece haberse convertido en la moneda de curso legal en nuestro subcontinente latinoamericano. Al parecer torturar hasta la muerte a un opositor en las tierras de Bolívar es permisible al fin y al cabo el torturado se lo busco, la “caída” desde un decimo piso de un sujeto vigilado por los “ muy humanos” servicios de seguridad del Estado venezolano fue solo un detalle, la desaparición de luchadores sociales fue una necesidad histórica, el asesinato de la dirigencia indígena es que estos sectores indígenas no estaban contemplados en algún extraño manual o abc revolucionario.
Cualquier critica caerán en saco roto, no tendrán necesidad de justificar y solo acudirán a alguna justificación Ad Hominem, las victimas serán vistas como culpables, los censurados serán considerados injuriosos, los asesinados serán vistos como restos de “traidores”. Son como dominicos de la edad media, como inquisidores que asumen la defensa de su fe por encima de cualquier razón. Si dices no a la tortura, te señalaran como aliado imperial. Si exiges libertad de expresión e imprenta te vincularan a oscuros intereses imperiales, si defiendes la autonomía universitaria te gritaran perverso libertino. Si hablas de laicidad te atacaran desde sus espacios de opinión gritando tu nombre y exigiendo que desde tu barrio o empresa te persigan.
Para estos camaradas que alguna vez lucharon contra la tiranía en sus naciones, luchar contra la tiranía venezolana te convierte en aliado imperial, al parecer solo deseaban ser tiranos, tener su turno de practicar lo criticado, en fin creo que solo envidiaban la capucha del verdugo y no quisieron nunca acabar con el tormento, en fin el mar.
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