Fehaciente prueba de indiscutible democracia en Venezuela, es la discusión de revolucionarios y contrarrevolucionarios, por la autorización de alchuetes al permitir funciones a una Academia de Beisbol en la Isla de Margarita, pese a la cuarentena. Se trataba de recibir scouts del beisbol de las grandes ligas, y que observaran jóvenes novatos para jugar en las Grandes Ligas.
Las denuncias contra el Gobernador neoespartano encontraron respuestas razonables de las autoridades regionales ripostando al alto funcionario nacional, que señaló al gobernador margariteño de boicotear la cuarentena. En Caracas un diputado opositor por Nueva Esparta, integrante de la Asamblea Nacional que sigue en desacato, hizo trizas por TV y con videos, al médico y vocero del gobierno nacional Jorge Rodríguez.
La actitud de ambos políticos igual que declaraciones diarias lamentables entre voceros gubernamentales por la TV, radio y prensa escrita, o las de opositores que hacen lo mismo, se asemejan a políticos españoles que conforman insustanciales enfrentamientos diarios, llenos de una “permanente indisposición verbal rectal”.
En ambos sectores de la polarización venezolana entre opositores y oficialistas, o la conducta de la ultra derecha española y la de oficialistas de centro izquierda, atosigan a la población zahiriéndose entrambos y pidiendo a la vez “no politizar el tema de la pandemia mundial”, al oírlos hasta un escolar se da cuenta que andan politiqueando, de esa manera terminan por no convencer ni a su familia.
Dos aspectos son diáfanos en las declaraciones de oficialistas y opositores en Venezuela. En primer lugar eso sería imposible en una dictadura, por lo tanto Maduro no es ningún sátrapa dictador, y por otra nos damos cuenta que la politiquería cansa, fatiga y no da lustre a ningún lado. A quien le caiga que le duela, sean más creativos y eficientes de ambos lados.
