El último programa de Diosdado

Ya la falta de público venia enfriando el ambiente de Con el Mazo Dando, pero este miércoles notamos un Diosdado carente de aquella fuerza histriónica característica en sus presentaciones, a los extremos que inicia con un gran error anunciando el programa 498 por más de una vez, de no ser por Carvajalino que le gritaba 298 hubiese quedado como otro Guaidó más. Un pelón de 200 programas, su excusa fue que se había dado un golpe con una cama en el dedo chiquito y eso le estaba haciendo perder la memoria. Interesante pero la cuestión no se queda allí al criticar al gobernador de Anzoátegui, menciona a los alcaldes de Cantaura y Barcelona en ese esfuerzo mancomunado, están desinfectando la entidad ante la apatía de Barreto Sira, aplaude el trabajo de Daniel y “José Luis”, invirtiéndole el nombre a este último ya que se llama Luis José Marcano, a pesar de ser este el alfil que tiene en la región luego de acabar con la hegemonía de Aristóbulo al nombrar protectora del estado Anzoátegui a Yelitsa Santaella.

En el mundo teatral hemos tenido la experiencia de ver como antes de la actuación algunos personajes de la obra se aíslan por pocos minutos en una especie de ritual en búsqueda de la concentración total. Eso dijo una vez que hacia Diosdado antes de iniciar El Mazo, uno no sabe si por lo agitado de su agenda en los últimos días esa noche no tuvo tiempo de realizar ese paso previo. Porque inclusive vimos en el transcurso del programa como anunciaba la suspensión de una video conferencia pues se le había complicado el tiempo con una reunión. Hecho raro en una persona tan organizada y que por primera vez, al menos en público, cambia la fecha de un acto. Llevar un monologo tan largo no es fácil, hacerlo ameno es lo más difícil, se corre el riesgo de llevar al televidente a un aburrimiento. Esa noche no se hizo el show, por más que se riera o gritara el pequeño grupo acompañante no era igual al oír las notas musicales y coros de la gente, espectáculo que proyectaba una imagen alegre de Diosdado, alegría capaz de ponerlo a bailar a él que no baila nada. Imagínense la falta que le harán esos altos militares amigos haciéndole la venia al capitán solidario. La falta de material en el programa parece incidir mucho más en el ánimo de Diosdado, donde el descuido se nota hasta en el hecho de dejarse la barba, será que no le provoca afeitarse, porque debe tener para comprar la prestobarba. Debe tomar el ejemplo de Mario Silva cuando cae en esa etapa, El invita a María Alejandra o cualquier caballero de su agrado para hacer ameno el programa. La hija de Diosdado lo hacía bien en la radio pero no se qué pasó.

Diosdado habló del cumpleaños de su abuela, hablando de sus 109 años, en presente como si estuviera viva, al final del programa reaccionó cambiando el verbo diciendo “estaría” cumpliendo 109 años. Recordando además el sabroso café de la mamá vieja que frio parecía un refresco. Tiempos difíciles para Diosdado que le hacen añorar su infancia. Nosotros extrañamos el Show de Renny o Amador Bendayan. Por ahora y para no aburrirnos este es el último Con el Mazo Dando que veremos.


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Claudio Schiveci

Exdirigente juvenil en el Liceo Cajigal de Barcelona, Cofundador de la revista Horizonte, redactor de la revista cultural Candilejas. Columnista en los diarios El Metropolitano, La Nueva Prensa de Oriente y Diario Impacto en Anzoátegui.

 claudioschiveci@gmail.com

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