Crítica ácida

Socialismo modelo en barrena deseos no empreñan

Qué fácil criticar deficiencias sin explicar la portentosa ayuda nacional e internacional al contrincante. Explayarse en defectos de este o cualquier gobierno, reconforta a quien ejecute la máxima de Joselo “critica por criticá”, y al hacer el recuento político dar por bienestar máximo al pasado, en evidente búsqueda de satisfacción a la arrecalentera con el suministro de gasolina y gasoil si el concesionario de la estación de servicio la manda a cerrar, o en la oficna pública con o sin pandemia, un funcionario le ordene que vuelva otro día, afirmando “no se para cuando será esto maestro”, a fin de que busque un gestor y ”le arregle el asunto”

Desde mi primer trabajo a los 17 años, escucho compatriotas y uno que otro extranjero afirmar “en el gobierno pasado no ocurría esto…”, “antes si valía la pena…”. Por lo general el colectivo sacia su “democracia” con verborrea antigobierno, lo que nos hace desde tiempos de caciques y caudillos civiles o generales montoneros, “un cuero seco”, según José Rafael Pocaterra, “Venezuela la pisan por un lado y se levanta por el otro”. Somos deslenguados en la murmuración pública. Clamar por falta de educación política es habitual “no me meto porque si no trabajo no como”.

Administraciones demócrata representativas con presidentes social demócratas y social cristianos, cual gallinas que las de arriba ensucian con su lila a las de abajo, nos acostumbraron a oírles “ahora te aguantas cinco años, porque gané las elecciones”. Cuando vino el cambio de modelo, expulsado con votos la hipocritocracia bipartidista representativa disimulócrata, corrupta y represora asesina, se descubrió acá lo que hoy revienta en EE UU, los gringos van contra la falsa estabilidad de su “democracia perfecta”,

Lo presenciamos en Venezuela al arribar al poder Hugo Chávez, y por algo el ex Presidente Herrera Campíns indicó “a comprar alpargatas nuevas que lo que viene es joropo”. Adeístas y copeyanos engañaban y todos lo sabíamos, “yo no me meto en esa vaina de la política…”, “no soy político, no hablo de religión ni de política, trabajo para comer”. Nos conformábamos y todavía lo hacen muchos, tragándose el cuento del peligro comunista.

Soportamos la dictadura disimulócrata de dos partidos que mataron más gente que Pérez Jiménez, y a la hora de la verdad entregaron igual que J. V. Gómez y López Contreras una parte del territorio nacional, porque derruimos nuestra soberanía bajo presidentes electos en democracia representativa disimulócrata, empeñando nuestras ganancias petroleras al FMI, Banco Mundial, y otras entidades internacionales de crédito. Dependíamos implacablemente de la deuda eterna.

Ahora ocurre que no todos somos hijos, ni sobrinos, ni un corozo de Chávez, las falencias actuales según algunos no existían en la adecopeyanización de aquel país esclavo de gringolandia, con los pantalones abajo cada vez que nos pedían rendirnos en materia petrolera, aurífera, acuífera o minera de cualquier índole, tierras cultivables, ferrosas, etceteras y más etcéteras.

La prensa era crítica hasta donde no comprometiera al gobierno que pagaba multimillonaria publicidad oficial, y este país portátil como la obra escrita por Adriano González León en 1968, marchó cual “ejemplar modelo de la democracia latinoamericana”, en el redil de gringolandia junto a las novelas más chéveres, misses fabulosamente bellas, cuñas de alienante consumismo, ocultando la miseria de los cerros, la desnutrición desde el nacimiento, 2 parturientas por cama en la maternidad más importante del país, abandono y desaparición de locales de educación pública y salud gratuitas, y cada vez menos mesas de votación para los barrios evitando el sufragio popular.

¡Carajo señores “analistas Siglo XXI”! supuestamente de izquierda, se trata del modelo en peligro, a Maduro y Chávez les he escrito humildes advertencias, y las haré sin abandonar el sueño socialista, porque enfrente tenemos el bestial capitalismo privado de conciencia patria y honestidad, en naciones con gobernantes representativos, significando la muerte por el coronavirus, ante el descuido de la salud pública.

La pandemia desnudó la impreparación sanitaria del modelo capitalista salvaje privatizador, puesto en candilejas cinematográficas y televisivas dejando ver la BARBARIE. Critique, pero explique, dese cuenta que ni a Chávez ni a ningún otro gobierno constitucional y país de elecciones, le han armado un ataque tan feroz como el que sufrimos contra Maduro, la disimulocracia se une al gamelote y las fake news.

53 años en análisis políticos en Caracas y Aragua, me permiten exponer el rechazo a la presunta sinceridad de descontentos emocionales. Colocar a Chávez como punto de referencia, aunque reconociéndole méritos que no tuvieron sus antecesores, es utilizar un rebuscado mascarón de proa para denostar del modelo revolucionario venezolano antiimperialista.

Pregúnte a abuelos sinceros de la Venezuela sin beneficio de misiones antes de 1999, carnet de la patria sin discriminación, rebélese contra sinvergüenzas que negocien cajas o bolsas CLAP, denúncielos y con la onomatopeya del aplauso, clap clap, clap, sepa que la oposición va a quitarlas, son enemigos del país y de sí mismos. El modelo es definitivamente SOCIALISTA.


 



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Luis Sánchez Ibarra


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