Días atrás un camarada me sugirió seguirle la pista a la constituyentista María Alejandra Díaz, quien según parece también asomó alguna crítica a la política salarial de gobierno, en la misma onda de la economista Pasqualina Curcio.
La reciente publicación del escrito Soberanía económica o esclavitud, rubricado por la abogada, no sólo confirma su postura respecto a la política salarial del gobierno, sino que apoyándose en algunos de los planteamientos expuestos por la profesora Curcio, considero que fue más atrevida aún en lo que podríamos considerar una respuesta a su colega constituyente Jesús Farías. Veamos
"Los policy makers de la ortodoxia neoliberal asumen como solución frente al conflicto distributivo entre los agentes (trabajadores y capitalistas) y para frenar la inflación, medidas de contracción monetaria radicales (políticas deflacionarias entradas en el control de la oferta monetaria) limitando la capacidad de negociación de empresas públicas y privadas, que terminan pulverizando el salario ante el poder de los oligopolios y monopolios de fijar precios y defender su tasa de ganancia"
Pero incluso puede considerarse más contundente la constituyente aún al señalar que.
"No hay que sacar muchas cuenta para saber que el salario no alcanza, por ello no es raro que, los Policy makers defiendan a la burguesía afirmando que no han aumentado el grado de explotación y ganancia, en lugar de centrarlo en la defensa de la clase trabajadora y hacer propuestas para resolver el deteriorado del salario real"
Mientras Pasqualina asoma, con cierta timidez, que los economistas que deciden la política económica del país desde Carmelitas están "entrampados en el dogma monetarista", la abogada Díaz no duda en presentarlos, sin reparos, como "policy-makers ortodoxos neoliberales".
Si bien el planteamiento de Díaz se enmarca en el contexto del "sistema económico venezolano" previsto en la Constitución Nacional vigente (1.999), cierra sus reflexiones proponiendo la "autarquía económica", como vía para apalancar la soberanía económica del país, propuesta que no parece muy esperanzadora en el contexto histórico del presente.
Confieso que la defensa de un salario digno para los trabajadores y el pueblo en general, como a la mayoría de quienes se han sumado a este debate, despertó simpatías desde el primer momento, pero el asunto pendiente es cómo puede hacerlo el gobierno en el contexto de la crisis aguda que se vive.
Pasqualina en su escrito más reciente, ¿Quién paga la cuenta?, entre otras cosas lanza una sugerencia, más distante que cercana de la autarquía que propone María Alejandra Díaz.
"Recuperar la producción petrolera que ha caído casi a la mitad entre 2012 y 2018, también es estratégico porque explica en un 34% la reducción de nuestra torta. Sugerimos preguntar a los hermanos iraníes cómo han resuelto ese asunto después de 40 años bloqueados por el imperialismo, o a los rusos productores de petróleo y también bloqueados, incluso a los cubanos aunque no tengan petróleo"
Jesús Farías, por otro lado, habla de esperar que en el 2021 el imperio cambie su política de agresión, sin dejar su naturaleza y esencia imperialista, dejando de lado las sanciones tan agresivas que estrangulan nuestra economía, quisiera ser menos escéptico al respecto, pero se me vienen a la mente las palabras del Che (1964) cuando dijo "…no se puede confiar en el imperialismo ni un tantito así, nada".