Crítica ácida

Desparpajo galénico

Acompañado de mi esposa fui a consulta en una institución oficial recomendado por un amigo. Necesitaba operarme de hernia inguinal y acudí adonde el Dr. XX. Fue una desagradable sorpresa, que ahora vale la pena narrar ante una circunstancia que envuelve un médico colombiano, señalado por irregular comportamiento en Valencia, y detenido como debe ser por traficar y vender en miles de dólares, medicamentos que ofrece gratuitamente el Estado venezolano en los hospitales, para atender a los pacientes que padecen la COVID-19.

El médico a quien acudí es también colombiano y por ser estupendo cirujano nos habló de él la doctora internista de nuestra confianza. El doctor trabaja en dependencias oficiales, yo buscaba atención gratuita a la salud que establece la carta magna, sin impedir ni entorpecer la medicina privada, práctica de hiperinflación acumulada que justifican desde la irascible oposición venezolana, apoyados por gobiernos inamistosos.

De manera imprudente el galeno luego de preguntarme si iba enviado por el amigo de él, hizo gala de una insólita conducta que atribuí a presumir que sabía de mi persona por los programas revolucionarios que transmitía. Altisonante y chocante, el doctor afirmó en tono jocoso que él no atendía en su consulta ni a niños ni a chavistas.

Repito que el profesional de la medicina es funcionario porque ausculta en instituciones de salud oficiales, y opera en el principal nosocomio de la ciudad capital de la entidad territorial donde residimos. Por tolerancia nada contesté, pero no he olvidado su actitud, y si en este momento lo relato es por la coincidencia de nacionalidad con el galeno delincuente estafador detenido en Carabobo.

De manera abrupta dictó los insumos necesarios en la intervención quirúrgica, para llevárselos al hospital y operarme gratis, insistía al decir gratis. Al despedirnos volvió a decir que el no atendía ni niños ni chavistas, y admitió con antipatía algo inesperado, afirmó que no sería médico en su natal Colombia, porque proviene de clase social de bajos recursos y no hubiese podido graduarse.

Ofende el galeno colombiano, que vive acá desde niño, sus padres y él no regresan a Colombia, trabaja para el estado el vociferante doctor, pavoneándose al afirmar que no apoya el gobierno. No le pasa ni le pasará nada, Dios permita que no se vaya, para que siga viendo triunfos bolivarianos socialistas.



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Luis Sánchez Ibarra


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