Mientras los capitalistas y terratenientes se mantienen unidos y solidarios entre ellos, los campesinos nos dividimos y nos carcome el individualismo. Si por alguna razón un rico hace algún mal negoció y se viene a pique, no tardará en recibir la mano solidaria de su hermano de clase. Ellos se ayudan mutuamente, se prestan apoyo para que reactive su negocio y salga de esa mala racha. Por el contrario entre los pobres la realidad es absolutamente distinta, si uno de nuestra clase cae en desgracia, en lugar de recibir el apoyo solidario de su semejante, recibe la abulia y la burla de su hermano de clase. Malinche entra en acción y no hay apoyo que llegue o se acerque siquiera.
Si por alguna razón un rico cae en banca rota, sigue pensando como rico. Por el contrario el pobre si por alguna razón llega a ser exitoso y acumula riquesas, deja de pensar como pobre y se cree rico.
Eso es lo que se llama conciencia de clase.
Esa es una realidad que nos persigue desde siempre. No hemos sido capaces de superar esta práctica que nos sumerge en la miseria.
Veamos: Cuatro o más familias campesinas vecinas, pueden unirse, agruparse para desarrollar algún emprendimiento de modo colectivo, unir esfuerzos y dinero para establecer algún emprendimiento que de acuerdo a su realidad circundante sea posible realizar, sembrar, establecer una pequeña manofactura, alguna fábrica artesanal para procesar lo que producimos, cualquier emprendimiento puede ser posible si unimos esfuerzos para hacer realidad alguna idea productiva.
Asociarnos para establecer un trapiche y producir panela de caña de azúcar, o establecer una planta para procesar el maíz y producir harina para arepas. Establecer un centro de acopio, venta e intercambio de nuestra producción, en fin, son mil ideas las que pueden surgir en cada comunidad campesina. Solo falta un mínimo de conciencia colectiva que nos dé el impulso para salir de abajo.
Pero esto no se da por decreto, es necesario asumir en la práctica y atreverse a desarrollar alguna experiencia colectiva. Reagrupar voluntades para hechar a andar una propuesta.
La convocatoria es a repensar nuestro papel de campesino, solidario y amigo, a ser capaces de asumir el cambio que tanta falta nos hace.
Las cooperativas las desnaturalizaron y se convirtieron en meras empresas capitalistas. Muchísimas experiencias colectivas terminaron siendo empresas de algún particular vivaracho y vividor. Eso ha alejado a nuestra gente de esas prácticas solidarias y han anclado el individualismo y el egoísmo en nuestros campos.
Pero no todo está perdido, desde Fundaconuco te convocamos ha hecharle una mano al trabajo solidario y colectivo en el campo venezolano. Ya veremos qué pasa.
No hagamos letra muerta aquello de "En la unión está la fuerza"
Nosotros no perderemos la esperanza.