Comparar aunque sea en broma la situación que frustró a El Libertador Simón Bolívar luego de su gesta emancipadora continental hace más de dos siglos, con la frustración de la revolución socialista venezolana, al no reafirmar la continuidad enérgica del socialismo siglo XXI pregonado por Hugo Chávez, parecería un desatino, pero en la historia política hay detalles que pueden ser muy exagerados y sin embargo a la postre se convierten en aparentes nimiedades de gran significación, o estruendosos silencios inicialmente no bien interpretados por parecer pequeñeces.
Al venezolano le encanta la paz, es aliado de compadrazgos, "mamaderas de gallo", y habilidades para no ser víctima de odio generalizado, enfrentar la vida cual predestinado sabedor que en esta "tierra de gracia", no le va a faltar un plato de comida ni se le va a poner la arepa lo suficientemente "cuadrada", como lo han intentado en su comodidad personal irreflexivos responsables de la política, desde la misma emancipación en 1811.
Hasta 1999 dejamos atrás revoluciones de montoneros en el siglo XIX y las primeras décadas del Siglo XX, sobrevivimos a dictaduras terribles con férreos gobernantes representados por los 27 años bajo el mando de Juan Vicente Gómez, sacado por las acciones y canciones de los llamados "estudiantes del 28", a la voz en elección de reinas en Caracas y cantar la oposición el "saca la pata la ja", encendiendo un llamado a sustituir satrapías por gobiernos producto del voto popular incluyendo sufragio de la mujer mucho antes que naciones más prósperas y educadas.
Eximios ciudadanos y destacados literatos prestados a la política, (J M Vargas y R. Gallegos) denunciaron al mundo la intromisión de las grandes potencias, después del soñador nacionalista Cipriano Castro en gestos solo vistos antes a los indígenas caciques Guaicaipuro, Terepaima y otros, o Luisa Cáceres, Juana la Avanzadora, Teresa de la Parra en el campo literario o los científicos y educadores: Simón Rodríguez, Andrés Bello, Rafael Rangel y José Gregorio Hernández. Somos contraste digno de estudio en la universalidad política, por el desperdicio a los valores y la fertilidad territorial, que perdimos en hectáreas valiosísimas en falsos acuerdos "diplomáticos" sin representante venezolano de valía, votando por nosotros cualquier delegado extranjero.
Ingresamos tarde al Siglo XX, pero la Venezuela petrolera nos puso a la altura de las grandes decisiones, echadas al cesto de la basura politiquera domeñada la sociedad civil y militar por falsos dirigentes de una dizque "democracia modelo", agachada pescando lo que nos dejaba el tío del Norte, y persiguiendo policialmente adversarios ideológicos con una saña descomunal entre 1959 y 1998, que hizo de gobernantes electos, administraciones social demócratas y social cristianas homicidas, obedientes a la neo conquista dictada por EE UU, y poblados por inmigrantes europeos aventados de las guerras europeas.
En todo ese embrollo nos convencieron que "el comunismo" nos quitaría hasta nuestros hijos, a punto que jamás el pueblo suponía democracia a su estilo socialista en la URSS, llenándonos la mente y la conducta repitiendo "lecciones" dictadas por Washington y aceptadas por gobiernos europeos vasallos del Plan Marshall, para evitar nos enterásemos de la existencia del "socialismo", con administraciones y presidentes que ponían lo social por delante de lo económico y empresarial privado, administrando para el colectivo los recursos, e impuestos.
Si alguien hablaba distinto a las políticas adulantes a La Casa Blanca o se atrevía a disentir en levantamientos populares tipo "Caracazo 1989", o ejecutar torturas y masacres porque eliminaban del campo demócrata de consultas a organizaciones políticas contrarias al desbarajuste social demócrata y socialcristiano, porque los blancos robaban y dejaban robar, los verdes eran peores porque robaban para ellos solos, sacándose los defectos únicamente en campañas electorales, y luego administraban entrambos, olvidos mediante.
El panorama pasado lo viví cuando me presentaron el 17 de Oct. 2020 un señor que por oírme en la radio me preguntó por qué me había metido a comunista después de viejo, le pregunté la edad y somos del mismo año 1941. Expliqué delante de él y otros que nunca fui partidario del bipartidismo blanquiverde, y lamentaba no haberme inscrito en el PCV, porque en mis años mozos eran los mejor preparados, por lo que a estas alturas de casi 80 cumpleaños, estaría mejor preparado en líneas generales.
No sé si entendió mi ironía, pero debe llevar el latigazo en medio de la estolidez de su "jodedera irrespetuosa", aunque cordial y nada tormentosa, por venezolanos pacíficos y amantes de las elecciones, sin haber perdido la afición de sufragante a pesar de la violencia terrorista guarimbera con la que envenenaron a la juventud adversaria a la presidencia de Hugo Chávez y Nicolás Maduro. Los que desperdiciaron la oportunidad de seguir engañando al colectivo para resultados como el del 2015 en la escogencia de Diputados a la Asamblea Nacional.
Después de ver la reacción eleccionaria de los pueblos boliviano y chileno venciendo a la barbarie estadounidense y europea de los franquiciantes de la soberanía, codiciosos inmundos, si antes mandaban a cantar "van a morir, van a morir, los chavistas van a morir, ahora deben aprenderse otra que diga o intente explicar porque en la oposición el 6 de Diciembre 2020, "van a perder, van a perder, por mala gente perderán".