La llegada de Joe Biden a la Presidencia de EEUU podría provocar un cambio en la estrategia de EE.UU. respecto a los países de América Latina díscolos a los dictados de Washington consistente en la sustitución de los "golpes blandos" por la llamada estrategia kentiana. (el "palo y la zanahoria" ) expuesta por Sherman Kent en su libro "Inteligencia Estratégica para la Política Mundial Norteamericana" (1949). Los fines de estos tipos de guerra fueron descritos por este autor de la siguiente manera: "en estas guerras no convencionales se trata de hacer dos cosas:debilitar la voluntad y la capacidad de resistencia del enemigo y fortalecer la propia voluntad y capacidad para vencer".Más adelante añade que los instrumentos de la guerra económica "consisten en la zanahoria y el garrote": "el bloqueo, la congelación de fondos,el ‘boicot’, el embargo y la lista negra por un lado; los subsidios, los empréstitos, los tratados bilaterales, el trueque y los convenios comerciales por otro". En el caso concreto de Venezuela, tras el fracaso de la táctica del palo empleada por Trump, la Administración Biden estaría estudiando implementar la táctica de la zanahoria, en forma de relajación de las restricciones actualmente vigentes sobre el petróleo venezolano y que podrían desembocar en la constitución de empresas mixtas entre Chevron y PDVSA para revitalizar la otrora actividad motriz de la economía venezolana y facilitar un Gobierno de Transición que preparara unas Elecciones Generales en el 2022 bajo los auspicios de la delegación del reino de Noruega.
¿Elecciones en Venezuela en el 2022?
La decisión de Maduro de confiscar la planta de General Motors fue vista por la Administración Trump como un atentado contra los intereses de las multinacionales estadounidenses, escenario que será aprovechado por el Secretario de Estado estadounidense, Rex Tillerson, antiguo Presidente y Consejero Delegado de Exxon Mobil . Exxon Mobil formaría parte de la Cuarta Rama del Gobierno de EEUU, verdadero Poder en la sombra que toma las decisiones en política exterior y a instancias de Tillerson, la revolución chavista ya fue declarada "enemiga peligrosa de EE.UU". Además, el acuerdo chino-venezolano por el que la empresa petro-química estatal china Sinopec invertirá 14.000 millones de dólares para lograr una producción diaria de petróleo en 200.000 barriles diarios de crudo en la Faja Petrolífera del Orinoco, (considerado el yacimiento petrolero más abundante del mundo), sería un misil en la línea de flotación de la geopolítica global de EEUU (cuyo objetivo inequívoco sería secar las fuentes energéticas de China) y se plasmó en la implementación de sanciones contra Venezuela de los países que lo circundan para convertirla en "territorio asediado y presto para ser fagocitado".
Tras una sistemática e intensa campaña desestabilizadora basada en el desabastecimiento selectivos de artículos de primera necesidad, la obscena especulación, la amplificación en los medios de la creciente inseguridad ciudadana, la toma de las calles por la oposición y la aplicación de sanciones al crudo venezolano para provocar el default o cese de pagos y tras el fiasco de Guaidó, estaríamos asistiendo a un cambio en la estrategia norteamericana respecto a Venezuela. Así, EEUU persigue la formación de un Gobierno de Transición integrado por figuras de consenso tanto de la oposición como del chavismo que deberá preparar unas nuevas Elecciones Presidenciales para el 2022, tarea para lo que se antoja imprescindible la participación de Cuba para lograr el consenso de chavistas y opositores bajo los auspicios de la delegación del reino de Noruega que ya estaría operativa y realizando contactos oficiosos con todas las partes.