Crítica ácida

Venezuela y Colombia un urgente zarandeo espiritual

Comprobado que para el 25 de Marzo 2021 el contagio por coronavirus en el Departamento Norte de Santander vecino a nuestro Estado Táchira, fue más de cuatrocientas veces superior al número de casos de la enfermedad que la estadística en el territorio tachirense. Razón para mantener cerrado el paso peatonal, estrictamente vigilado de nuestro lado cumpliendo el éxito venezolano en el combate a la pandemia por Covid 19, en admirable unión cívico militar policial.

Historia conocida y cierta entre vecinos, la presencia de estrafalarios radicales sumando imprudencias al cesto de su basura mental, comportamiento de desprecio a la hermandad común y las luchas para expulsar primero a conquistadores europeos, y en la actualidad al neo colonialismo impuesto de potencias que bombardean de desinformación y amenazas a quien les venga en gana, en justificación previa al lanzamiento de ataques armados, después de inmorales e ilegales misiles verbales.

La reciente incursión terrorista preparada en tierra colombiana por bandas delincuenciales prohijadas por un gobernante que es el peor de sus jefes de estado electos en la vecina Colombia, fue respondida contundentemente en acción cívica castrense y policial con determinación, alerta venezolana a los entreguistas del gobierno colombiano vasallo a los USA.

Carece de espiritualidad el porky pig presidente regañado a cada rato por sus amos gringos, y sucesor peor que su jefe Alvarito, enemigo público 82 en lista de Estados Unidos considerado traficante narco, y luego hecho presidente con anuencia estadounidense. No desmaya el tal Duque en pretender hacer de Venezuela una Palestina, y ya ambos personajes tienen a Colombia cual Israel intervencionista de por estos lados, arrastrados en negocios sucios y triquiñuelas como las que cumplen también venezolanos sirvientes de un gobierno nacional de interinato irrito e inexistente.

La unión estrecha colombo venezolana, la unión familiar gracias al enlace histórico por habitantes de ambas naciones bolivarianas, así como la honestidad mayoritaria en los pueblos nobles, hace necesaria la zaranda espiritual, criba o cedazo que permite escoger entre la bondad democrática auténtica y el pillaje de carteles organizados. En la conveniencia de la guerra civil colombiana, ya tienen perdida la batalla los maleantes, ante el pueblo que los conoce y se opone al conflicto armado.

En el complemento de la tramoya internacional perjudicando a Venezuela, tienen papel indigno la señora Bachelet en la ONU y el gobiernucho de Duque en Bogotá, en complicidad con el innombrable secretario de la ultra desprestigiada OEA, al mencionar presuntas ejecuciones extrajudiciales en Venezuela, teniendo como base especulaciones de prensa y opiniones de políticos, al revés de lo que hacen al meterse la lengua en las carteras y en los bolsillos de pantalones de marca, gringos y europeos, haciendo invisibles cientos de ejecuciones en masacres a líderes y lideresas sociales colombianos.

El orbe interesado en la política ve el doble rasero hipócrita, conoce las implicaciones de administraciones sin soberanía e independencia en Colombia. Optemos por recordar los casos "Daktary" y "Gedeón", o el bombardeo con drones traídos de Colombia. Chávez devolvió en su momento más de cien jóvenes colombianos reclutados al intervenir en nuestra patria, ahora en Apure hay tres docenas de extranjeros detenidos por el gobierno del presidente Maduro, sin ejecutarlos como criminales de guerra invasores. Los falsos positivos bacheletianos almagranos urdidos en Bogotá y Washington, reinciden en su brutal fiasco.



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Luis Sánchez Ibarra


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