La reunión de Chávez con Diosdado y Maduro el día que vino a imponer como su sucesor al presidente obrero. Seguramente más allá de una orden dada al hijo del Furrial, el comandante supremo planteo argumentos más convincentes para marcharse tranquilo con la seguridad que la lealtad de Diosdado sería inquebrantable. Lo allí tratado, Chávez se lo llevó a la tumba.
Quién sabe si para calmar a Diosdado, el comandante fallecido hizo que bajo juramento se impusiera un pacto de alternabilidad, cuestión que aparte de calmar al capitán, le brindaría la esperanza de posesionarse del poder desde Miraflores, al salir Maduro. De repente, de ser cierto esto de alguna manera se justifica su negativa a la reelección presidencial de Nicolás Maduro.
En sus últimos programas de televisión le ha dedicado especial tiempo a criticar la traición del "pollo" Carvajal, afirmó cuestiones tan fuertes como que esos traidores irán a parar al basurero de la historia. No creemos que el nivel de ese general sea el de alguien con suficiente rango para merecerse ser protagonista de la historia, pareciera más bien una indirecta a otros personajes.
Quien sabe los secretos que conoce el militar detenido en España, todo da entender de quien conoce más es de Diosdado Cabello, eso se deduce de la carta enviada por Carvajal al diario ABC de ese país europeo, en donde ataca fuertemente al vicepresidente del Psuv, calificándolo de traidor y culpable en buena parte de la crisis que vivimos en Venezuela.
El papel de Diosdado es difícil, ha ido perdiendo poder poco a poco. Ya no es el hombre con aquella fuerza militar interna basada en sus compañeros de graduación en cargos de mando importantes, mucho menos cuenta con el apoyo de destacados dirigentes del Psuv con suficiente peso para cambiar decisiones en la dirección nacional. Está contra la pared.
En esta ocasión no inscribió a los candidatos aspirantes, fue la propia Cilia Flores la que realizó esa tarea. En esa guerra silenciosa se queda callado, no tiene más nada que hacer, perder el gobierno sería peor, ya que la recompensa ofrecida por su captura le limitan alguna salida al exterior. Esa cara de alegría que exhibe en el Mazo Dando es definitivamente puro teatro.
No se rinde, conoce perfectamente lo que busca Maduro, pero contrariamente es de los que huyen peleando hacia delante. Esa gira de juramentación de los comandos regionales de campaña, la ha convertido en la práctica en su precampaña presidencial anticipada, en un intento desesperado por ser el sucesor de Nicolás.
Sabe que el presidente juega a su desgaste personal, teniéndolo ocupado permanentemente, logrando además que no tenga tiempo para defenderse en esa lucha interna en donde Maduro se empeña en neutralizarlo diplomáticamente. Él se amarra al pensamiento y la figura de Chávez, mientras el madurismo destruye los principios impuestos por el comandante, él los defiende.
En Barcelona, fueron impresionantes las medidas de seguridad para el acto de juramentación en el estadio Venezuela, las instalaciones y sus alrededores estuvieron custodiadas 48 horas antes del evento. A Diosdado lo protegen más que al presidente. No creemos a estas alturas que tenga tantos enemigos, más bien debió haber cosechado amigos si en realidad aspira sr presidente.
Mientras Julio Borges dice desde el exterior, que en el momento de las elecciones presidenciales o en un referendo, cualquiera de los dos es perfectamente derrotable.