El periodista Juancho Marcano ese día pasó frente a la escuela de la Tacarigua de Margarita que lleva el nombre del maestro nacido en Porlamar, Napoleón Narváez y muchos recuerdos se le vinieron a la mente cuando cursó ahí su primaria.
Después que había recorrido parte del poblado y visitar y saludar algunos amigos, decidió llegar hasta su vivienda, en la cual, y no era sorpresa, estaba su perro Pipo, esperándole en el portón del garaje y moviendo la cola por verlo presente.
Juancho saludó a un vecino que pasó casualmente por ahí y luego abrió la puerta y pasó hacia el garaje, donde el can lo abrazó y le preguntó por dónde andaba y cómo le había ido. El periodista le contestó que bien, y Pipo, luego comentó y preguntó:
"Juancho en estos días estaban hablando y celebrando el día del maestro y por tanto te quería preguntar: ¿qué es un maestro y por qué le celebran ese día?"
Juancho Marcano con el comentario de Pipo, se recordó que había pasado frente a la escuela y dijo: "Casualmente, Pipo, hoy pasé cerca de la escuela donde estudié y en la cual dan clases los maestros y maestras, y por lo que preguntas te digo que un maestro es luz, es sabiduría, es poesía, es esperanza y hace soñar con proyectos maravillosos a todos aquellos niños que están bajo su tutela para el sistema de enseñanza y aprendizaje. Por tanto no sólo hay que celebrarle un día, sino todos los días y cada momento en qué uno pone en práctica aquellos conocimientos que ellos nos impartieron".
- ¿Tú recuerdas a tus maestros, Juancho?
- Claro que sí, y con esta nota le rindo un sencillo homenaje; ellas fueron las maestras: Hilda Medina, Gladys de Martínez, Dilia de Marcano, Carmen Anez, Juana María Gil y Luisa Sánchez, a quienes, estén donde estén, vaya mi eterno agradecimiento.
- De acuerdo Juancho, si eso es así, hay que ser agradecido y yo sé que tú lo eres, dijo Pipo, y dejó que Juancho entrara a la casa para que se pusiera cómodo y almorzara con su esposa.