El comandante Fidel Castro resaltaba “la defensa de la revolución como resultado de la obra justa que se construye con ella y para ella cotidianamente en función de las mayorías; que se engrandece en la crítica desde sí misma para perfeccionarla y se defiende de la crítica intencional que promueve su reversión. En ese contexto, la unidad hacia lo interno y de las fuerzas progresistas hacia lo externo, en el apoyo consecuente al movimiento revolucionario, se nos revela como una meta afincada en los principios”. Para Fidel el revolucionario “es un hombre que tiene una conducta limpia, un espíritu de sacrificio a todo tren, que entrega su vida y sus horas de descanso. Es tener una actitud ante la vida, ante la realidad existente, y hay hombres que se resignan a esa realidad, así mismo hay hombres que no se pueden resignar ni a adaptar a esa realidad y tratan de cambiarla, por eso son revolucionarios. A un revolucionario lo que más le importa es su pueblo; es decir, esa mayoría del pueblo que ha tenido que vivir en la explotación y en el olvido más cruel”. Fidel destaca que la revolución es la gran unión de todas las personas honradas, útiles, estudiosas, dignas, de todas las personas que producen para el pueblo. La revolución es una conciencia de la gente, un sentido de la responsabilidad, del deber, un saber de lo que hace, por qué lo hace y para qué lo hace. Estas frases de Fidel en el año 1987 solo pudieron ser entendidas por quienes estaban para el momento formándose para la construcción de una verdadera revolución y pueden ser entendidas hoy por aquellos que luchan por hacer la verdadera revolución con los honrados, con los descamisados, con los que hacen crítica a la revolución para perfeccionarla, con los que han despertado la solidaridad humana en los hombres y mujeres de nuestro pueblo, porque para ellos importa el futuro y no el interés de un día.
Desde el famoso “por ahora” de Chávez el pueblo venezolano ha sufrido grandes transformaciones políticas, pero desde el 14 de Abril la revolución Bolivariana debió radicalizarse, no haberlo hecho fue un error político. Una radicalización partiendo desde el propio partido de gobierno para evitar llegar al llegadero donde está sumergido el proceso revolucionario para dar paso al nacimiento del hombre nuevo; para que surja no solo es necesario que cambiemos el sistema capitalista, sino cambiar también al Partido Socialista Unido de Venezuela, ya que vive dentro de aquel y se niega a dar paso al hombre nuevo, come y vegeta de esa barbarie a la que el propio presidente Chávez pidió que cambiáramos, finalmente porque el PSUV insiste en que cambiemos a Chávez por la corrupción, la inmoralidad y el antibolivarianismo. El gobierno legítimo del presidente obrero, de la mano con el partido de gobierno, pretende hacer cambiar conceptos, desviar atenciones, ha sido el divisor de la izquierda del país, etiquetando a los revolucionarios críticos que están en contra del desvío del proyecto como “izquierdistas trasnochados” y a los deshonestos boliburgueses como los buenos de la película. Ha pretendido modificar los conceptos de derecha, de ultraderecha, de izquierda crítica por desleal, de entreguismo por acuerdos, a voluntad y capricho por los avatares de las consecuencias generadas por los mismos que crearon el concepto. Para nadie es un secreto que la mayoría de los psuvistas que ostentan cargos como alcaldes, diputados, coordinadores o directores de CLAPS, combustibles (gasolina y gas), protectores, gobernadores, hacen negocios con sus cargos, incluso mucho de ellos fueron ratificados en sus investiduras; colocados a DiosDedo a pesar de las denuncias por parte de los militantes (de los de abajo, de los que denuncian pero no son escuchados), que nunca atendieron al pueblo; y sin embargo, aun así el gobierno y el PSUV les llaman a ellos “los verdaderos revolucionarios”, “los leales chavistas”, “los izquierdistas auténticos”. El PSUV es el nuevo estilo de un partido político que se disfraza de socialista pero en realidad es un movimiento social pervertido que se quedó en un tiempo y en un espacio desde aquel 2002 cuando no fue capaz de decirle a Chávez, por ejemplo, que cometió un error al haber perdonado a los golpistas, conducta esta que vuelve a cometer Maduro y retorna, perdonando —a través de “acuerdos” con indemnizaciones— a los golpistas, guarimberos y fascistas; cuestionando a los del PCV que son los únicos que han objetado esta conducta impropia e inmoral.
Algunos alcaldes, diputados y otros funcionarios públicos del PSUV, jóvenes de esa militancia, fueron detenidos por tenencia de drogas hace unos días. Según Diosdado Cabello (primer vicepresidente del PSUV), en el caso de los estados Zulia y Falcón se trata de una gran red de narcotráfico y corrupción. Hay que preguntarle a la alta dirigencia del PSUV ¿cuáles fueron los “méritos”, entonces, de estas personas para postularlos como tales? A los candidatos del PCV-APR no se les permitió postularse por ser “izquierdistas trasnochados”; al único diputado de esta tolda se le trata de agente de la CIA y de desleal a Chávez. Todo aquel que ose hacer una crítica o denuncia al gobierno es un contrarrevolucionario aunque éste sea de izquierda. El gobierno ha utilizado como estrategia, para hacerse en el poder, generar divisiones en las filas de la izquierda, de modo que los sectores chavistas descontentos con su gestión sean neutralizados tanto por el PSUV desleal como por la derecha fascista. Seguir apoyando en esta coyuntura política al PSUV inmoral narco corrupto es seguir avalando la bazofia política de la demagogia madurista. No perderé mi tiempo mencionando a los corruptos rojitos del combustible, a los narcos de la generación de relevo de este partido, a los que andan en camionetas blindadas y tienen ingresos exorbitantes en dólares (tanto por su salario como por sus mafias donde operan), en fin, porque la lista puede ser muy larga; apenas estamos viendo la punta del iceberg de un fenómeno que transgredió la estructura de un partido. Además, porque se supone que lo que menos que se espera es la investigación por parte del Ministerio Público que hasta ayer estaba dormido de lo que era un secreto a voces, hasta que Maduro les hizo el llamado cuando “cayó en cuenta” del desastre de quienes ellos mismos apoyaron para su candidatura y consideraban los grandes revolucionarios, la generación de oro y el ejemplo de la nueva semilla psuvista, cuando ellos eran conscientes de ese enlace activo y delictivo dentro de la cúpula de la organización política. El PSUV debe ser intervenido de emergencia, de no ser así el partido de gobierno está condenado a caer en el fondo del abismo con el todo un proyecto socialista, término éste que se lo pasaron por el forro porque ni siquiera tienen formación con consciencia revolucionaria; llegando al colmo de fortalecer religiones (como la evangélica, católica y musulmana), rendirse ante la clase burguesa empresarial, de entregar territorios chavistas a la derecha, y de seguir alimentando la esclavitud del ser humano a nivel espiritual; es decir, este gobierno, en el que el pueblo bolivariano confío su voto para continuar el legado de Chávez, entregó su proyecto socialista a la Tríada del Poder Oscuro. La patria de Bolívar la dividieron, la confundieron y la transformaron los inmorales del PSUV en lo que vemos hoy por quienes enarbolan un socialismo disfrazado, por corruptos e inmorales. El PSUV perdió su tiempo y espacio, no sabe a dónde va y sin principios es imposible que retome la batuta del socialismo. Como revolucionarios no nos podemos adaptar a esa realidad, hay que cambiarla. Esa “izquierda trasnochada” como la denominó Maduro necesita resurgir como el ave fénix, para hacer de la revolución la hija de la consciencia, para preparar a las nuevas generaciones para una vida superior que nos conduzca en lo material a la construcción de la Patria y en lo espiritual hacia el despertar de la consciencia.
(*)esmeraldagr2309@gmail.com
Licenciada en Administración
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