Estuve recorriendo la marcha como siempre lo he hecho: atendiendo al llamado que me acostumbré como seguidor del chavismo: así confirmo la asistencia y doy fuerza a la responsabilidad del esfuerzo; además siempre me gustó confirmar en presencia el nivel de compromiso que hay en los convocados y de paso, lo más importante saludar a mis camaradas de siempre.
Esta vez a pesar de ser el día de la juventud y no estar convocado, hice lo mismo (no con el entusiasmo de antes (lo confieso) pero si con la costumbre de siempre; con la diferencia que ya no soy joven y mi bicicleta se hizo lenta entre tarimas y me sentí acompañado, porque la mayoría de los que ví también eran longevo y como estaba cumpliendo las normas de seguridad anti COVID; tuve la suerte que no me conocían, pero yo a ellos tampoco, porque la mayoría de los viejos tenían tapa boca puesto y se le veía en la expresión corporal la actitud de cansancio o desidia, que no había cuando nosotros marchamos.
Parece que una gran parte venían de lejos y lo que se mostraba en los marchantes; es que caracas no asistió al llamado; pero vino casi todo el interior de la República; no era como en otros tiempo cuando llenos de alegría los capitalinos asistían al llamando y el entusiasmo se notaba en la confianza y tertulia que armaban los participantes.
Ahora no fue así; los pocos que ví con tapa boca era como para que no los conocieran y no por temor al virus: sino porque les daba vergüenza que los vieran en una marcha como arreados, con un guía entre cada grupo; cuando los de nosotros con un llamado del ARAÑERO llenaban siete avenidas y aún con lluvia, nos manteniamós con esperanza, erguidos y cantando; sabiendo que el esfuerzo de marchar tiene objetivos; porque hay una opción de darle identidad a la confianza que ahora no está, por qué hay algo distinto que se siente; cuando se entrevista a un joven, la opinión deja mucho que pensar: pero se puede disimular con una lista de asistencia que llena un coordinador vacío, con cara de adeco y unos convocados que tienen miedo a perder lo poco ofrecido como asistencia.
Lo que quiero decir con esta nota: es que no estaba la juventud comprometida con el proyecto chavista y tampoco los que antes lo acompañaron y por cuestiones de desconfianza decidieron no seguir el rumbo impuesto, por unos dirigentes que se perdieron y dejaron absorber por el capitalismo y en su estampida desaparecieron el rojo como emblema y en confusión creen que es la forma de sacar está PATRIA de la miseria que la dejaron sus antepasados, que hoy en sus herederos pretenden revivir en unos jóvenes que se les hace difícil entender cuando se dice PATRIA O MUERTE, VENCEREMOS Y HASTA LA VICTORIA SIEMPRE.
SIN PATRIA NO QUIERO VIDA.
HAZTE CONCIENCIA
